El Eurogrupo desbloquea el pago de 8.500 millones del rescate a Grecia

El acuerdo permite al país heleno cumplir con sus compromisos de julio

Álvaro Sánchez
Luxemburgo, El País
Los ministros de Finanzas del euro han cerrado esta noche un acuerdo para desbloquear un nuevo tramo del rescate griego. Tras meses bordeando el pacto, los líderes europeos pactaron el desembolso tras dar su visto bueno a la última ronda de recortes aprobada por Atenas. Grecia necesitaba del nuevo tramo de ayuda para cumplir con unos compromisos de pago de 7.400 millones de euros en julio.


Grecia sigue paseando por el abismo sin despeñarse. Los ministros de Finanzas del euro acordaron esta noche en Luxemburgo liberar fondos del rescate a Grecia, que afronta importantes vencimientos de deuda en julio. El desbloqueo del dinero —que podría superar los 8.000 millones de euros según fuentes comunitarias— era esperado desde hace meses después de que Atenas aprobara una nueva ronda de medidas de austeridad en aspectos tan sensibles como las pensiones. Nadie quería aplazar el problema a la cumbre de jefes de Estado de la próxima semana en Bruselas, con el consiguiente ruido de sables en torno a la suspensión de pagos.

A su llegada a la reunión, los responsables de Finanzas se mostraban confiados en desencallar la situación tras el enésimo tropiezo del encuentro celebrado el mes pasado en Bruselas. El mensaje optimista adquirió la categoría de mantra. "Un acuerdo hoy no solo está al alcance de la mano, sino que es necesario e indispensable", ha subrayado el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. "Parece que el Gobierno griego ha tomado todas las medidas que se habían acordado en términos de pensiones, impuestos y liberalización", declaró el ministro español, Luis de Guindos. "Confío en que alcancemos hoy un acuerdo sobre el pago del siguiente tramo", afirmó el alemán Wolfgang Schauble. El más gráfico fue el eslovaco Peter Kazimir: "Felicidades a Tsakalotos por todo el trabajo hecho. Va a volver a casa con una maleta llena de dinero", señaló en su cuenta de Twitter en referencia al responsable de Finanzas heleno.

Dados los precedentes, el optimismo que destilaban los líderes europeos necesitó de la confirmación por la vía de los hechos. El desembolso permitirá liberar nuevos préstamos del tercer programa de rescate, dotado con 86.000 millones de euros, de los que ya se han pagado 31.700 millones. Pero sobre todo, alejar el fantasma de un verano movido coqueteando con el impago.

En el aire se mantiene la posibilidad de que el FMI mantenga su respaldo al rescate. La propia directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, ha acudido a Luxemburgo para tratar de reducir la brecha que separa sus posiciones de las de Berlín. Para seguir a bordo, exige reestructurar una deuda que considera impagable y más detalles sobre cómo se va a llevar a cabo el alivio de la deuda a largo plazo. Sin el FMI, podría ser necesario un cuarto programa de rescate difícil de acordar en Alemania a poco más de tres meses de las elecciones. Pero todo apunta a que la decisión sobre la reestructuración de deuda se retrasará hasta que acabe el rescate en agosto de 2018. Sobre la mesa está la propuesta de Francia, que pide poner en marcha un mecanismo que vincule automáticamente el crecimiento del PIB griego con la cuantía del alivio de deuda.

Los indicadores económicos de Atenas han mejorado en los últimos tiempos. El superávit primario, sin contar intereses del pago de la deuda, ha sorprendido favorablemente. Bruselas espera que este sea el año de la vuelta a un robusto crecimiento tras una larga travesía por el desierto de la recesión. Pero el paro lleva un lustro por encima del 20%, el país ha perdido un 25% de su riqueza desde 2010 y la montaña de deuda griega, cercana al 180% del PIB, suma 314.000 millones de euros, el equivalente a cuatro veces el gasto que realizaron los turistas que visitaron España el año pasado.

En los momentos más angustiosos de su crisis de deuda, Grecia tuvo que decidir entre una desgracia u otra: seguir en el euro y asumir la inacabable oleada de recortes impuestos por sus acreedores, o desgajarse de la Unión Europea y emprender un incierto camino en soledad. Eligió la compañía. El acuerdo de esta noche no determinará si fue la mejor decisión, pero da esquinazo a un nuevo acto de la manida tragedia griega. Y ha llegado tras invocaciones poco terrenales. “Necesitamos suerte y ayuda de los dioses griegos”, dijo días antes de la reunión el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire. “Para eso es necesario que actuemos”, le respondió Tsipras menos divino, más pragmático.

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