Trump: “23 de los 28 Estados de la OTAN no gastan lo que deben. Es injusto para el contribuyente de EE UU”
La Alianza se integrará en la coalición anti-ISIS para contentar al presidente de EE UU
Lucía Abellán
Bruselas, El País
Donald Trump puede haber aceptado que la OTAN no está obsoleta, pero mantiene intacta su convicción de que los aliados adeudan grandes cantidades a la defensa colectiva. El presidente estadounidense ha recriminado a la mayoría de los Estados de la Alianza Atlántica que no dediquen un 2% del PIB al gasto militar. "Los miembros de la OTAN deben aportar su parte. 23 de los 28 Estados no lo hacen. Y esto no es justo para los contribuyentes estadounidenses", ha espetado Trump al resto de jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza en el arranque de la reunión que se celebra este jueves en Bruselas.
El escenario no invitaba a la confrontación. Trump acababa de inaugurar un pequeño monumento conmemorativo del 11-S en la nueva sede de la OTAN en Bruselas. Después de dedicar un momento de silencio a las víctimas del atentado de Mánchester, los mandatarios de los países aliados escuchaban solemnemente al líder estadounidense y afrontaron con rostro serio las invectivas. "Muchas de estas naciones deben cantidades enormes de dinero de años anteriores", ha insistido Trump, que parece entender el gasto militar como una deuda entre aliados. "Incluso ese 2% es insuficiente para cerrar la brecha; debería ser el mínimo para afrontar la amenaza tan feroz y real que tenemos", ha abundado el presidente, cuya estrategia defensiva consiste en aumentar el gasto militar mientras recorta bruscamente la ayuda al desarrollo.
Preferencia por Macron
Frente a toda la pesada maquinaria de Bruselas, Trump ha dejado una muestra clara de dónde radican sus preferencias. El líder estadounidense apenas dedicará una hora a debatir con los dos presidentes de la UE, pero sí se ha procurado un marco más distendido -un almuerzo de trabajo- para conocer al nuevo presidente francés, Emmanuel Macron. Aunque su discurso liberal está en las antípodas del proteccionismo que defiende Trump, el multimillonario estadounidense ve ciertos paralelismos en sus trayectorias porque ambos han desafiado el sistema político tradicional en sus países. Está por ver si el almuerzo revela alguna otra coincidencia.
El reproche de Trump interpelaba a los mandatarios de todos los países presentes, salvo los de Reino Unido, Grecia, Polonia y Estonia. Solo estos Estados cumplen —junto con Estados Unidos— el objetivo de destinar el 2% de su PIB al gasto militar. Aunque todos los líderes aliados se comprometieron en 2014 a alcanzar esta meta, el plazo acordado era 2024. Y pese a que también la Administración de Barack Obama enfatizaba este objetivo, nunca se había señalado públicamente a ningún país —mucho menos en presencia de sus gobernantes— por sus presupuestos de defensa.
Los aliados pretendían aplacar a Trump recordándole, a través de ese monumento, las ganancias que reporta a Estados Unidos la organización político-militar. Los atentados de 2001en Nueva York y Washington fueron la primera y única ocasión en que la OTAN ha invocado el deber de asistencia mutua entre aliados. Y la cúpula aliada pretende que la Casa Blanca no lo olvide. "Defendemos nuestros valores. Es bueno para Europa y para Norteamérica", ha destacado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Tras la cena de trabajo con la que concluyó la jornada, el jefe de la OTAN admitió que el mensaje de Trump había sido “franco y directo”. Durante la cena, Trump mantuvo el tono seco y el énfasis en el gasto, según una fuente aliada. El resto de líderes respondieron de forma mucho más sosegada.
Más allá de hablar de dinero en una ceremonia destinada a conmemorar el 11-S y la caída del Muro de Berlín, Trump ha recurrido a su habitual retórica que mezcla los desafíos del terrorismo con los de la migración. "Tenemos que ser duros y vigilantes. Sobre el terrorismo y la migración. También sobre Rusia y sobre las fronteras del sur", ha resumido. El mandatario estadounidense ha vuelto a hablar de los "perdedores" que realizan "ataques bárbaros a nuestra civilización". Pese a que la mayoría de los terroristas que actúan en Europa tienen pasaporte europeo, Trump ha instado a "expulsarlos y no dejarlos entrar nunca más".
Decisiones
A la demanda de que Europa gaste más en su propia defensa, la OTAN responderá adoptando planes nacionales de defensa que cada país tendrá que elaborar para detallar cómo piensa cumplir el objetivo común de destinar a este capítulo un 2% del producto interior bruto. Los aliados tendrán que rendir cuentas anuales.
La Alianza también intenta dar respuesta a la petición estadounidense de que se implique más en la lucha contra el terrorismo. Pese a las reticencias de países como Alemania, los aliados han decidido lanzar una fuerte señal política: integrar formalmente a la OTAN en la lista de miembros de la coalición internacional contra el ISIS que lidera Estados Unidos. “Esto enviará un fuerte mensaje político del compromiso de la Alianza en la lucha antiterrorista. Y mejorará la coordinación dentro de la coalición. Pero eso no significa que la OTAN se vaya a participar en operaciones de combate”, ha anunciado Stoltenberg.
Con la vista puesta en lo ocurrido en Mánchester, el dirigente de la Alianza quiere trasladar esa idea de mayor implicación en la lucha contra el terror yihadista, que golpea en buena parte del mundo, pero dejando claro que no habrá bombardeos con el sello de la organización. Todos los países aliados participan ya en la coalición anti-Daesh ideada por Washington en 2014. La diferencia, en adelante, será más simbólica que práctica.
Trump participa en su primer encuentro con el resto de jefes de Estado y de Gobierno de los países que conforman la OTAN, una cita que se concibió hace casi un año para dar la bienvenida al nuevo mandatario estadounidense —entonces todos los pronósticos apuntaban a que la invitada sería Hillary Clinton— y para inaugurar la nueva sede de la Alianza (aún inoperativa). Con esos reveses respecto a la expectativa inicial, la Alianza ideó una reunión de poco contenido, destinada casi en exclusiva a mostrarle a Trump por qué merece la pena seguir implicado en la Alianza.
Lucía Abellán
Bruselas, El País
Donald Trump puede haber aceptado que la OTAN no está obsoleta, pero mantiene intacta su convicción de que los aliados adeudan grandes cantidades a la defensa colectiva. El presidente estadounidense ha recriminado a la mayoría de los Estados de la Alianza Atlántica que no dediquen un 2% del PIB al gasto militar. "Los miembros de la OTAN deben aportar su parte. 23 de los 28 Estados no lo hacen. Y esto no es justo para los contribuyentes estadounidenses", ha espetado Trump al resto de jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza en el arranque de la reunión que se celebra este jueves en Bruselas.
El escenario no invitaba a la confrontación. Trump acababa de inaugurar un pequeño monumento conmemorativo del 11-S en la nueva sede de la OTAN en Bruselas. Después de dedicar un momento de silencio a las víctimas del atentado de Mánchester, los mandatarios de los países aliados escuchaban solemnemente al líder estadounidense y afrontaron con rostro serio las invectivas. "Muchas de estas naciones deben cantidades enormes de dinero de años anteriores", ha insistido Trump, que parece entender el gasto militar como una deuda entre aliados. "Incluso ese 2% es insuficiente para cerrar la brecha; debería ser el mínimo para afrontar la amenaza tan feroz y real que tenemos", ha abundado el presidente, cuya estrategia defensiva consiste en aumentar el gasto militar mientras recorta bruscamente la ayuda al desarrollo.
Preferencia por Macron
Frente a toda la pesada maquinaria de Bruselas, Trump ha dejado una muestra clara de dónde radican sus preferencias. El líder estadounidense apenas dedicará una hora a debatir con los dos presidentes de la UE, pero sí se ha procurado un marco más distendido -un almuerzo de trabajo- para conocer al nuevo presidente francés, Emmanuel Macron. Aunque su discurso liberal está en las antípodas del proteccionismo que defiende Trump, el multimillonario estadounidense ve ciertos paralelismos en sus trayectorias porque ambos han desafiado el sistema político tradicional en sus países. Está por ver si el almuerzo revela alguna otra coincidencia.
El reproche de Trump interpelaba a los mandatarios de todos los países presentes, salvo los de Reino Unido, Grecia, Polonia y Estonia. Solo estos Estados cumplen —junto con Estados Unidos— el objetivo de destinar el 2% de su PIB al gasto militar. Aunque todos los líderes aliados se comprometieron en 2014 a alcanzar esta meta, el plazo acordado era 2024. Y pese a que también la Administración de Barack Obama enfatizaba este objetivo, nunca se había señalado públicamente a ningún país —mucho menos en presencia de sus gobernantes— por sus presupuestos de defensa.
Los aliados pretendían aplacar a Trump recordándole, a través de ese monumento, las ganancias que reporta a Estados Unidos la organización político-militar. Los atentados de 2001en Nueva York y Washington fueron la primera y única ocasión en que la OTAN ha invocado el deber de asistencia mutua entre aliados. Y la cúpula aliada pretende que la Casa Blanca no lo olvide. "Defendemos nuestros valores. Es bueno para Europa y para Norteamérica", ha destacado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Tras la cena de trabajo con la que concluyó la jornada, el jefe de la OTAN admitió que el mensaje de Trump había sido “franco y directo”. Durante la cena, Trump mantuvo el tono seco y el énfasis en el gasto, según una fuente aliada. El resto de líderes respondieron de forma mucho más sosegada.
Más allá de hablar de dinero en una ceremonia destinada a conmemorar el 11-S y la caída del Muro de Berlín, Trump ha recurrido a su habitual retórica que mezcla los desafíos del terrorismo con los de la migración. "Tenemos que ser duros y vigilantes. Sobre el terrorismo y la migración. También sobre Rusia y sobre las fronteras del sur", ha resumido. El mandatario estadounidense ha vuelto a hablar de los "perdedores" que realizan "ataques bárbaros a nuestra civilización". Pese a que la mayoría de los terroristas que actúan en Europa tienen pasaporte europeo, Trump ha instado a "expulsarlos y no dejarlos entrar nunca más".
Decisiones
A la demanda de que Europa gaste más en su propia defensa, la OTAN responderá adoptando planes nacionales de defensa que cada país tendrá que elaborar para detallar cómo piensa cumplir el objetivo común de destinar a este capítulo un 2% del producto interior bruto. Los aliados tendrán que rendir cuentas anuales.
La Alianza también intenta dar respuesta a la petición estadounidense de que se implique más en la lucha contra el terrorismo. Pese a las reticencias de países como Alemania, los aliados han decidido lanzar una fuerte señal política: integrar formalmente a la OTAN en la lista de miembros de la coalición internacional contra el ISIS que lidera Estados Unidos. “Esto enviará un fuerte mensaje político del compromiso de la Alianza en la lucha antiterrorista. Y mejorará la coordinación dentro de la coalición. Pero eso no significa que la OTAN se vaya a participar en operaciones de combate”, ha anunciado Stoltenberg.
Con la vista puesta en lo ocurrido en Mánchester, el dirigente de la Alianza quiere trasladar esa idea de mayor implicación en la lucha contra el terror yihadista, que golpea en buena parte del mundo, pero dejando claro que no habrá bombardeos con el sello de la organización. Todos los países aliados participan ya en la coalición anti-Daesh ideada por Washington en 2014. La diferencia, en adelante, será más simbólica que práctica.
Trump participa en su primer encuentro con el resto de jefes de Estado y de Gobierno de los países que conforman la OTAN, una cita que se concibió hace casi un año para dar la bienvenida al nuevo mandatario estadounidense —entonces todos los pronósticos apuntaban a que la invitada sería Hillary Clinton— y para inaugurar la nueva sede de la Alianza (aún inoperativa). Con esos reveses respecto a la expectativa inicial, la Alianza ideó una reunión de poco contenido, destinada casi en exclusiva a mostrarle a Trump por qué merece la pena seguir implicado en la Alianza.