Neymar motiva al Tridente
Exhibición del brasileño. La MSN supera el centenar de goles. El Barça sigue en la lucha, mantiene el liderato y no se rinde.
Santi Giménez
As
La magia de Neymar encendió el motor del Tridente ofensivo del Barcelona y la MSN decretó que el Barça seguirá una semana más en la lucha por la Liga tras golear al Villarreal por 4-1. Con sus cuatro goles (dos de Messi, uno de Suárez y otro de Neymar) la línea de ataque barcelonista supera el centenar de goles esta temporada y recargar el combustible de la moral de la afición en busca de la lucha por el tercer título consecutivo.
En ocasiones, Neymar es acusado de ser un jugador frívolo que con su estilo de regatear humilla a los rivales. A base de repetir este argumento se corre el peligro de privar al público del mundo del fútbol de la magia que representó el brasileño del Barcelona sobre el césped del Camp Nou donde realizó un partido tan efectivo como espectacular.
El brasileño fue el primero a la hora de presionar la salida del balón del rival, se hartó de recuperar balones, forzó cinco faltas, y marcó un gol (el que abría el marcador). Hasta aquí lo que hizo que pueda contarse con la frialdad de los números. Lo complicado es explicarles la cantidad de regates increíbles que realizó a lo largo del partido. Hubo de todo: sombreros de frente, sombreros de espaldas al defensa, túneles en carrera, túneles en parado, esláloms, regates prolongando el control, desafíos en carrera a su marcador y también driblings sobre un espacio que no superaría un plato de ducha común. Un verdadero goce. Piénsenlo cuando le vuelvan a acusar de ser un provocador. Se perderán todo eso.
Antes de que la magia de Neymar se adueñara del partido, tuvo que trabajar mucho el Barcelona a lo largo de la primera parte para encontrar una grieta en un Villarreal muy bien situado sobre el terreno de juego y que dejó muy claro porque es uno de los conjuntos con mejor defensa de la Liga.
El ejercicio de disciplina de los jugadores de Escribà únicamente podía contrarrestarse con un ejercicio de paciencia por parte del Barcelona. Ambos equipos se sintieron mucho más cómodos en la presión al rival que en la creación de su juego. El Barcelona le dificultaba la salida del balón a los de La Plana, mientras que éstos, siempre perfectamente ordenados cerraban cualquier línea de pase.
Era tal la tensión defensiva de ambos que el primer disparo a puerta tardó 18 minutos en llegar. Y fue una falta lanzada por Messi que atajó Andrés Fernández.
En el primer despiste del Villarreal, que se desordenó en una transición, Sergi Roberto habilitó una contra para que Neymar inaugurara el marcador. El gol cambió el partido que entró en un intercambio de golpes. Bakambú empató, Piqué y Soldado tuvieron sendas ocasiones para desequilibrarlo, pero fue el de siempre, Messi, el que al límite del descanso marcara el gol que daba ventaja a un Barça que salió en la segunda parte a mantener el balón.
El Villarreal aceptó el control del partido por parte del Barça hasta que el tiempo se le tiró encima y adelantó línea buscando el empate y ahí fue donde, con espacios, el Barça les sentenció en un festival de Neymar. Primero fue Suárez en un contragolpe y luego Messi de penalti a lo Panenka los que decretaban que el Barça seguía en la lucha.
Santi Giménez
As
La magia de Neymar encendió el motor del Tridente ofensivo del Barcelona y la MSN decretó que el Barça seguirá una semana más en la lucha por la Liga tras golear al Villarreal por 4-1. Con sus cuatro goles (dos de Messi, uno de Suárez y otro de Neymar) la línea de ataque barcelonista supera el centenar de goles esta temporada y recargar el combustible de la moral de la afición en busca de la lucha por el tercer título consecutivo.
En ocasiones, Neymar es acusado de ser un jugador frívolo que con su estilo de regatear humilla a los rivales. A base de repetir este argumento se corre el peligro de privar al público del mundo del fútbol de la magia que representó el brasileño del Barcelona sobre el césped del Camp Nou donde realizó un partido tan efectivo como espectacular.
El brasileño fue el primero a la hora de presionar la salida del balón del rival, se hartó de recuperar balones, forzó cinco faltas, y marcó un gol (el que abría el marcador). Hasta aquí lo que hizo que pueda contarse con la frialdad de los números. Lo complicado es explicarles la cantidad de regates increíbles que realizó a lo largo del partido. Hubo de todo: sombreros de frente, sombreros de espaldas al defensa, túneles en carrera, túneles en parado, esláloms, regates prolongando el control, desafíos en carrera a su marcador y también driblings sobre un espacio que no superaría un plato de ducha común. Un verdadero goce. Piénsenlo cuando le vuelvan a acusar de ser un provocador. Se perderán todo eso.
Antes de que la magia de Neymar se adueñara del partido, tuvo que trabajar mucho el Barcelona a lo largo de la primera parte para encontrar una grieta en un Villarreal muy bien situado sobre el terreno de juego y que dejó muy claro porque es uno de los conjuntos con mejor defensa de la Liga.
El ejercicio de disciplina de los jugadores de Escribà únicamente podía contrarrestarse con un ejercicio de paciencia por parte del Barcelona. Ambos equipos se sintieron mucho más cómodos en la presión al rival que en la creación de su juego. El Barcelona le dificultaba la salida del balón a los de La Plana, mientras que éstos, siempre perfectamente ordenados cerraban cualquier línea de pase.
Era tal la tensión defensiva de ambos que el primer disparo a puerta tardó 18 minutos en llegar. Y fue una falta lanzada por Messi que atajó Andrés Fernández.
En el primer despiste del Villarreal, que se desordenó en una transición, Sergi Roberto habilitó una contra para que Neymar inaugurara el marcador. El gol cambió el partido que entró en un intercambio de golpes. Bakambú empató, Piqué y Soldado tuvieron sendas ocasiones para desequilibrarlo, pero fue el de siempre, Messi, el que al límite del descanso marcara el gol que daba ventaja a un Barça que salió en la segunda parte a mantener el balón.
El Villarreal aceptó el control del partido por parte del Barça hasta que el tiempo se le tiró encima y adelantó línea buscando el empate y ahí fue donde, con espacios, el Barça les sentenció en un festival de Neymar. Primero fue Suárez en un contragolpe y luego Messi de penalti a lo Panenka los que decretaban que el Barça seguía en la lucha.