NBA / A pesar de un Manu descomunal, San Antonio no pudo con los Warriors
Golden State ganó sin atenuantes 120-108 y buscará definir la serie el lunes, desde las 22, en lo que podría ser el último partido en la carrera de Ginóbili.
Clarín
La derrota duele porque deja al equipo al borde de la eliminación pero, también, porque existe la posibilidad de que haya acercado incluso más la carrera de Emanuel Ginóbili en la NBA a su fin. Con un Manu descomunal, que jugó uno de sus mejores partidos en años en la postemporada e incluso igualó cifras dignas de los más grandes basquetbolistas de la historia, a San Antonio no le alcanzó: cayó en su casa con Golden State 120 a 108 en el Juego 3 de las Finales de la Conferencia Oeste y el lunes, a las 22, también como local, el mundo del deporte y los argentinos en particular estarán atentos a lo que puede ser la despedida del mejor jugador albiceleste de todos los tiempos.
San Antonio comenzó el tercer partido de la serie con la certeza de que debía ganarlo para no quedar a una derrota del adiós. Intentó hacerse fuerte en el AT&T Center, su casa, ante el gran candidato, Golden State. Durante un buen rato peleó mano a mano conducido, vaya novedad, por un Ginóbili que siguió poniéndose el equipo al hombro en días adversos.
La jornada ya había empezado mal para los Spurs cuando el entrenador, Gregg Popovich, anunció que Kawhi Leonard volvería a faltar por la lesión que sufre en el tobillo izquierdo. Ante su ausencia, el coach decidió ir bien small, quitando del quinteto inicial a Pau Gasol y poniendo a Kyle Anderson.
La movida sirvió para ajustar la defensa en el perímetro, donde los tiradores de los Warriors no pudieron hacer de las suyas en el primer cuarto (sólo 2-6 en triples) pero ofrecieron una ventaja en la pintura, donde JaVale McGee (quien reemplazó al también lesionado Zaza Pachulia) metió 11 puntos. Para colmo, David Lee, que había reemplazado a un errático LaMarcus Aldridge, se lesionó y no volverá en lo que resta del partido.
Lo mejor para los Spurs llegó, no por casualidad, con el ingreso de la segunda unidad, liderada por Emanuel Ginóbili. Con un triple, un par de asistencias y hasta un tiro forzado en el último segundo, condujo a San Antonio a sacar una ventaja de 14-4 con los suplentes y ganar el primer parcial 33 a 29.
En el segundo cuarto, Mike Brown, coach de los Warriors, no quiso sorpresas. Por eso, aunque es el tramo que suelen jugar los hombres de recambio, dejó un buen rato a los titulares, que encontraron la igualdad y, a partir del 49 iguales, metieron un parcial de 12-0 para escaparse.
Kevin Durant apareció en todo su esplendor y lideró la remontada de Golden State, que no sacó mayores ventajas porque ahí estuvo Manu para manejar los hilos cada vez que pudo. Con experiencia, generó faltas (aunque estuvo errático desde la línea, con 3-6) y terminó la primera mitad con 13 puntos, máxima del equipo, que cerró los dos primeros cuartos abajo por nueve (55-64).
El regreso de Aldridge tras el descanso largo pareció el de otro jugador. El ala-pivote metió 7 puntos en dos minutos (tenía 6 en todo el partido) y San Antonio llegó a recortar la diferencia a tres (71-74). Sin embargo, los Warriors volvieron a estirar la ventaja con un Durant que continuó en llamas (19 puntos en el cuarto, máxima de su carrera) y un David West que en la pintura siguió haciendo diferencias, como lo había hecho McGee, pero desde las asistencias.
Ginóbili, pese al cada vez más adverso contexto, no se rindió. Tiró incluso un caño que hasta hizo reaccionar al mítico Steve Nash, fanático del fútbol, quien lo comparó con Maradona. Con 21 puntos (7-9 en cancha, 2-3 en triples y 5-8 en libres), Manu igualó al único tipo que había anotado al menos esa cantidad en una final de conferencia con más de 39 años: un tal Kareem Abdul-Jabbar, máximo anotador en la historia de la NBA.
Si San Antonio tenía alguna esperanza de arrimarse en el último cuarto, el inicio con apenas tres canastas en diez intentos fue la prueba que hacía falta para comprender que ya no había partido. Los Warriors sacaron incluso una máxima de 18 y los números de sus titulares demostraron el abanico de posibilidades ofensivas que tienen, lo que los convierte en un conjunto casi indefendible: todos arriba de la decena de puntos.
Los Spurs no hicieron un mal partido. Anotaron más de 100 puntos con más de 45% de acierto en tiros de cancha, pero fallaron muchos triples (5-21) y no defendieron como debían ante la mejor ofensiva de la NBA. Ahí estuvo siempre la clave de la serie y, desde la salida de Leonard, el sistema de contención de los dirigidos por Popovich se resintió fuertemente: ya jamás se pudo reponer. El 120 a 108 fue inapelable.
El lunes, a partir de las 22, el mismo escenario recibirá a estos equipos. Con la certeza de que una nueva victoria de los Warriors dejará afuera a San Antonio. Con la incertidumbre, casi dolorosa a partir del pensamiento, de que tal vez sea la despedida de Manu Ginóbili.
Clarín
La derrota duele porque deja al equipo al borde de la eliminación pero, también, porque existe la posibilidad de que haya acercado incluso más la carrera de Emanuel Ginóbili en la NBA a su fin. Con un Manu descomunal, que jugó uno de sus mejores partidos en años en la postemporada e incluso igualó cifras dignas de los más grandes basquetbolistas de la historia, a San Antonio no le alcanzó: cayó en su casa con Golden State 120 a 108 en el Juego 3 de las Finales de la Conferencia Oeste y el lunes, a las 22, también como local, el mundo del deporte y los argentinos en particular estarán atentos a lo que puede ser la despedida del mejor jugador albiceleste de todos los tiempos.
San Antonio comenzó el tercer partido de la serie con la certeza de que debía ganarlo para no quedar a una derrota del adiós. Intentó hacerse fuerte en el AT&T Center, su casa, ante el gran candidato, Golden State. Durante un buen rato peleó mano a mano conducido, vaya novedad, por un Ginóbili que siguió poniéndose el equipo al hombro en días adversos.
La jornada ya había empezado mal para los Spurs cuando el entrenador, Gregg Popovich, anunció que Kawhi Leonard volvería a faltar por la lesión que sufre en el tobillo izquierdo. Ante su ausencia, el coach decidió ir bien small, quitando del quinteto inicial a Pau Gasol y poniendo a Kyle Anderson.
La movida sirvió para ajustar la defensa en el perímetro, donde los tiradores de los Warriors no pudieron hacer de las suyas en el primer cuarto (sólo 2-6 en triples) pero ofrecieron una ventaja en la pintura, donde JaVale McGee (quien reemplazó al también lesionado Zaza Pachulia) metió 11 puntos. Para colmo, David Lee, que había reemplazado a un errático LaMarcus Aldridge, se lesionó y no volverá en lo que resta del partido.
Lo mejor para los Spurs llegó, no por casualidad, con el ingreso de la segunda unidad, liderada por Emanuel Ginóbili. Con un triple, un par de asistencias y hasta un tiro forzado en el último segundo, condujo a San Antonio a sacar una ventaja de 14-4 con los suplentes y ganar el primer parcial 33 a 29.
En el segundo cuarto, Mike Brown, coach de los Warriors, no quiso sorpresas. Por eso, aunque es el tramo que suelen jugar los hombres de recambio, dejó un buen rato a los titulares, que encontraron la igualdad y, a partir del 49 iguales, metieron un parcial de 12-0 para escaparse.
Kevin Durant apareció en todo su esplendor y lideró la remontada de Golden State, que no sacó mayores ventajas porque ahí estuvo Manu para manejar los hilos cada vez que pudo. Con experiencia, generó faltas (aunque estuvo errático desde la línea, con 3-6) y terminó la primera mitad con 13 puntos, máxima del equipo, que cerró los dos primeros cuartos abajo por nueve (55-64).
El regreso de Aldridge tras el descanso largo pareció el de otro jugador. El ala-pivote metió 7 puntos en dos minutos (tenía 6 en todo el partido) y San Antonio llegó a recortar la diferencia a tres (71-74). Sin embargo, los Warriors volvieron a estirar la ventaja con un Durant que continuó en llamas (19 puntos en el cuarto, máxima de su carrera) y un David West que en la pintura siguió haciendo diferencias, como lo había hecho McGee, pero desde las asistencias.
Ginóbili, pese al cada vez más adverso contexto, no se rindió. Tiró incluso un caño que hasta hizo reaccionar al mítico Steve Nash, fanático del fútbol, quien lo comparó con Maradona. Con 21 puntos (7-9 en cancha, 2-3 en triples y 5-8 en libres), Manu igualó al único tipo que había anotado al menos esa cantidad en una final de conferencia con más de 39 años: un tal Kareem Abdul-Jabbar, máximo anotador en la historia de la NBA.
Si San Antonio tenía alguna esperanza de arrimarse en el último cuarto, el inicio con apenas tres canastas en diez intentos fue la prueba que hacía falta para comprender que ya no había partido. Los Warriors sacaron incluso una máxima de 18 y los números de sus titulares demostraron el abanico de posibilidades ofensivas que tienen, lo que los convierte en un conjunto casi indefendible: todos arriba de la decena de puntos.
Los Spurs no hicieron un mal partido. Anotaron más de 100 puntos con más de 45% de acierto en tiros de cancha, pero fallaron muchos triples (5-21) y no defendieron como debían ante la mejor ofensiva de la NBA. Ahí estuvo siempre la clave de la serie y, desde la salida de Leonard, el sistema de contención de los dirigidos por Popovich se resintió fuertemente: ya jamás se pudo reponer. El 120 a 108 fue inapelable.
El lunes, a partir de las 22, el mismo escenario recibirá a estos equipos. Con la certeza de que una nueva victoria de los Warriors dejará afuera a San Antonio. Con la incertidumbre, casi dolorosa a partir del pensamiento, de que tal vez sea la despedida de Manu Ginóbili.