Mascherano medita irse este verano por su rol de suplente
Barcelona, AS
Acaba en 2019 pero duda por su pérdida de protagonismo. El club quiere que siga por su ascendencia en el vestuario azulgrana.
Javier Mascherano, el Jefecito, ha sido suplente en los tres partidos decisivos del Barça en el tramo final de temporada: Juventus, Real Madrid y Espanyol. Samuel Umtiti ya está por delante de él como central izquierdo y Busquets es indiscutible en el mediocentro, posición con la que además tuvo un desencuentro en la fatídica noche del Juventus Stadium, cuando salió en la foto del 2-0 de Dybala. Llegados a este punto, Mascherano, que cumplirá 33 años el próximo mes de junio, medita sobre lo mejor para el tramo final de su carrera: si ser un suplente de garantías y un peso pesado en la caseta de uno de los mejores equipos del mundo o, como ha visto en ex compañeros como Xavi, tomar otra dirección y disfrutar de minutos y protagonismo en otra Liga.
El internacional argentino muestra aún un tono físico sobresaliente y ha aguantado bien los viajes transoceánicos de esta temporada. Pero empieza a bajar sus cifras. El curso pasado jugó 51 partidos, su récord como azulgrana (también había llegado a ese número en la 2011-12). Esta campaña apenas llega a los 38. La lógica indica que Mascherano, por las rotaciones que se extreman hoy día, seguiría jugando una buena cantidad de partidos en el Barça. Otra cosa sería la calidad de los mismos. El club pretende que siga porque conoce su ascendencia en el vestuario y la importancia que tuvo en la gestión de la fricción Luis Enrique-Messi en la primera temporada del asturiano. Su opinión pesa mucho, controla egos y, para un vestuario en transición, su figura es clave. Pero Mascherano no ve clara su pérdida de protagonismo.
Con contrato hasta 2019 y una cláusula de 100 millones de euros que el club le firmó el verano pasado para simbolizar su importancia en el grupo, al mediocentro no le van a faltar ofertas: la tuvo de la Juventus el año pasado (Robert tuvo que salir volando a Boston, donde estaba concentrado con Argentina en la Copa América Centenario, para disuadirle de su idea) y las tiene, de ligas europeas y exóticas, para este curso.
Siete años después y con un comportamiento ejemplar en este tiempo, el Barça no pondría pegas en la salida del jugador, se ahorraría una ficha alta en momentos en los que el límite salarial asfixia a los azulgrana y hasta podría ingresar alguna cantidad de dinero. El tema Mascherano dará que hablar este verano.
Acaba en 2019 pero duda por su pérdida de protagonismo. El club quiere que siga por su ascendencia en el vestuario azulgrana.
Javier Mascherano, el Jefecito, ha sido suplente en los tres partidos decisivos del Barça en el tramo final de temporada: Juventus, Real Madrid y Espanyol. Samuel Umtiti ya está por delante de él como central izquierdo y Busquets es indiscutible en el mediocentro, posición con la que además tuvo un desencuentro en la fatídica noche del Juventus Stadium, cuando salió en la foto del 2-0 de Dybala. Llegados a este punto, Mascherano, que cumplirá 33 años el próximo mes de junio, medita sobre lo mejor para el tramo final de su carrera: si ser un suplente de garantías y un peso pesado en la caseta de uno de los mejores equipos del mundo o, como ha visto en ex compañeros como Xavi, tomar otra dirección y disfrutar de minutos y protagonismo en otra Liga.
El internacional argentino muestra aún un tono físico sobresaliente y ha aguantado bien los viajes transoceánicos de esta temporada. Pero empieza a bajar sus cifras. El curso pasado jugó 51 partidos, su récord como azulgrana (también había llegado a ese número en la 2011-12). Esta campaña apenas llega a los 38. La lógica indica que Mascherano, por las rotaciones que se extreman hoy día, seguiría jugando una buena cantidad de partidos en el Barça. Otra cosa sería la calidad de los mismos. El club pretende que siga porque conoce su ascendencia en el vestuario y la importancia que tuvo en la gestión de la fricción Luis Enrique-Messi en la primera temporada del asturiano. Su opinión pesa mucho, controla egos y, para un vestuario en transición, su figura es clave. Pero Mascherano no ve clara su pérdida de protagonismo.
Con contrato hasta 2019 y una cláusula de 100 millones de euros que el club le firmó el verano pasado para simbolizar su importancia en el grupo, al mediocentro no le van a faltar ofertas: la tuvo de la Juventus el año pasado (Robert tuvo que salir volando a Boston, donde estaba concentrado con Argentina en la Copa América Centenario, para disuadirle de su idea) y las tiene, de ligas europeas y exóticas, para este curso.
Siete años después y con un comportamiento ejemplar en este tiempo, el Barça no pondría pegas en la salida del jugador, se ahorraría una ficha alta en momentos en los que el límite salarial asfixia a los azulgrana y hasta podría ingresar alguna cantidad de dinero. El tema Mascherano dará que hablar este verano.