La oposición de Venezuela rechaza la maniobra constitucional de Maduro
La MUD pretende reunir este martes al Poder legislativo, donde tiene mayoría desde las últimas elecciones
Alfredo Meza
Caracas, El País
La oposición venezolana ha mostrado este martes su frontal rechazo a la propuesta del presidente Nicolás Maduro de redactar una nueva Constitución a través de una asamblea sin representación de los partidos. Es la vía elegida por Maduro para frenar al actual Parlamento, controlado por la oposición, después del fracasado intento del Tribunal Supremo de retirarle sus funciones, a finales de marzo. La Asamblea Nacional ha convocado este martes una sesión plenaria en un gesto con el valor simbólico de desafiar el intento chavista de refundar la República.
La confusión rodeaba este martes la nueva estrategia del chavismo para atajar la crisis política en que está inmerso el país. La respuesta en las calles no se hizo esperar. En Caracas los manifestantes bloquearon desde la madrugada las salidas de la principal autopista de la capital con vehículos y barricadas. En respuesta, la policía disparó gases lacrimógenos, cerró los accesos a los bastiones tradicionales de la oposición, al este y noreste de la capital, así como a algunas barriadas populares.
En el oeste de la ciudad, bajo control chavista, la mayoría de los venezolanos fueron a trabajar sin encontrar mayores obstáculos. El Gobierno y sus grupos paramilitares, conocidos como colectivos, mantienen un fuerte control social en estas zonas, en un intento de demostrar que la decisión anunciada por Maduro no ha generado rechazo entre sus electores y ministros. De hecho, el titular de Defensa, Vladimir Padrino López, aseguró ayer que "no hay nada más democrático que convocar al poder constituyente".
En una muestra de la tensión creciente que atraviesa el país y apenas 24 horas después del anuncio de Maduro, el Gobierno hizo pública la prohibición de portar armas en todo el país durante los próximos tres meses con el fin de garantizar la paz y la seguridad, sin dar más explicaciones sobre la medida.
El plan anunciado anteayer por el mandatario pasa, en principio, por celebrar un gran congreso al estilo de los antiguos sóviets y sin participación de los partidos. Serían unos 500 delegados elegidos por voto directo y secreto. La mitad de esos aspirantes serían seleccionados entre los grupos de base del chavismo. Pero no está claro si de esas deliberaciones saldría una nueva Constitución o si propondrían una reforma que incluya a esos sectores en la actual Carta Magna. El propósito del chavismo parece más bien recuperar la iniciativa que perdió a finales de marzo cuando el Tribunal Supremo de Justicia usurpó las funciones del Parlamento y se vio luego forzado a dar marcha atrás.
Las explicaciones que dieron ayer los integrantes de la comisión presidencial encargada de poner en marcha el plan tampoco aclaran el panorama. En una entrevista televisiva, el coordinador del grupo, Elías Jaua, aseguró que la Constituyente es una forma de ofrecer garantías electorales y conjurar la crisis, que ha dejado 29 muertos el último mes y una gran crispación en el país. "En 2018, tiene que haber elecciones presidenciales", afirmó.
Proceso confuso
Otro de los integrantes del grupo asesor, el gobernador del Estado de Carabobo, Francisco Ameliach, dejó entrever la posibilidad de que la oposición participe en el proceso. En dos tuits, Ameliach aseguró: "Todos los sectores del país tendrán representación en ese foro porque sus miembros serán electos mediante el sufragio universal, directo y secreto".
Ambas declaraciones parecen una invitación para que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la coalición opositora, participe en la Constituyente. Pero ninguno de sus portavoces da la impresión de estar dispuesto a pagar el coste político de oxigenar al régimen aceptando su propuesta. El excandidato presidencial Henrique Capriles llamó a los venezolanos a "desconocer esa locura" que plantea el presidente. Julio Borges, presidente del Parlamento, terció que el Gobierno "busca consolidar el golpe" y llamó a los venezolanos "a rebelarse contra la Constituyente comunal".
Las críticas en el chavismo son apenas un murmullo. De momento, la más destacada es la del diputado Eustoquio Contreras porque podría representar una fisura de la bancada chavista del Parlamento. "¿Vamos a tener dos Constituciones chavistas? ¿Vamos a sustituir una por otra?", se preguntó en una entrevista con la cadena local Unión Radio. La declaración representa, quizás como pocas, la incertidumbre sobre el futuro de Venezuela.
Alfredo Meza
Caracas, El País
La oposición venezolana ha mostrado este martes su frontal rechazo a la propuesta del presidente Nicolás Maduro de redactar una nueva Constitución a través de una asamblea sin representación de los partidos. Es la vía elegida por Maduro para frenar al actual Parlamento, controlado por la oposición, después del fracasado intento del Tribunal Supremo de retirarle sus funciones, a finales de marzo. La Asamblea Nacional ha convocado este martes una sesión plenaria en un gesto con el valor simbólico de desafiar el intento chavista de refundar la República.
La confusión rodeaba este martes la nueva estrategia del chavismo para atajar la crisis política en que está inmerso el país. La respuesta en las calles no se hizo esperar. En Caracas los manifestantes bloquearon desde la madrugada las salidas de la principal autopista de la capital con vehículos y barricadas. En respuesta, la policía disparó gases lacrimógenos, cerró los accesos a los bastiones tradicionales de la oposición, al este y noreste de la capital, así como a algunas barriadas populares.
En el oeste de la ciudad, bajo control chavista, la mayoría de los venezolanos fueron a trabajar sin encontrar mayores obstáculos. El Gobierno y sus grupos paramilitares, conocidos como colectivos, mantienen un fuerte control social en estas zonas, en un intento de demostrar que la decisión anunciada por Maduro no ha generado rechazo entre sus electores y ministros. De hecho, el titular de Defensa, Vladimir Padrino López, aseguró ayer que "no hay nada más democrático que convocar al poder constituyente".
En una muestra de la tensión creciente que atraviesa el país y apenas 24 horas después del anuncio de Maduro, el Gobierno hizo pública la prohibición de portar armas en todo el país durante los próximos tres meses con el fin de garantizar la paz y la seguridad, sin dar más explicaciones sobre la medida.
El plan anunciado anteayer por el mandatario pasa, en principio, por celebrar un gran congreso al estilo de los antiguos sóviets y sin participación de los partidos. Serían unos 500 delegados elegidos por voto directo y secreto. La mitad de esos aspirantes serían seleccionados entre los grupos de base del chavismo. Pero no está claro si de esas deliberaciones saldría una nueva Constitución o si propondrían una reforma que incluya a esos sectores en la actual Carta Magna. El propósito del chavismo parece más bien recuperar la iniciativa que perdió a finales de marzo cuando el Tribunal Supremo de Justicia usurpó las funciones del Parlamento y se vio luego forzado a dar marcha atrás.
Las explicaciones que dieron ayer los integrantes de la comisión presidencial encargada de poner en marcha el plan tampoco aclaran el panorama. En una entrevista televisiva, el coordinador del grupo, Elías Jaua, aseguró que la Constituyente es una forma de ofrecer garantías electorales y conjurar la crisis, que ha dejado 29 muertos el último mes y una gran crispación en el país. "En 2018, tiene que haber elecciones presidenciales", afirmó.
Proceso confuso
Otro de los integrantes del grupo asesor, el gobernador del Estado de Carabobo, Francisco Ameliach, dejó entrever la posibilidad de que la oposición participe en el proceso. En dos tuits, Ameliach aseguró: "Todos los sectores del país tendrán representación en ese foro porque sus miembros serán electos mediante el sufragio universal, directo y secreto".
Ambas declaraciones parecen una invitación para que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la coalición opositora, participe en la Constituyente. Pero ninguno de sus portavoces da la impresión de estar dispuesto a pagar el coste político de oxigenar al régimen aceptando su propuesta. El excandidato presidencial Henrique Capriles llamó a los venezolanos a "desconocer esa locura" que plantea el presidente. Julio Borges, presidente del Parlamento, terció que el Gobierno "busca consolidar el golpe" y llamó a los venezolanos "a rebelarse contra la Constituyente comunal".
Las críticas en el chavismo son apenas un murmullo. De momento, la más destacada es la del diputado Eustoquio Contreras porque podría representar una fisura de la bancada chavista del Parlamento. "¿Vamos a tener dos Constituciones chavistas? ¿Vamos a sustituir una por otra?", se preguntó en una entrevista con la cadena local Unión Radio. La declaración representa, quizás como pocas, la incertidumbre sobre el futuro de Venezuela.