La Constituyente de Maduro quiebra la cohesión chavista
Exministros y militares retirados del Ejecutivo de Chávez rechazan que el resultado de la Asamblea Nacional Constituyente no sea votado por los venezolanos
Alfredo Meza
Caracas, El País
Ya hay una razón de peso para que el chavismo descontento con la deriva del Gobierno de Nicolás Maduro se exprese sin el temor de que su crítica sea interpretada como una traición a sus orígenes. Que el resultado de la Asamblea Nacional Constituyente no sea votado por los venezolanos, como ha asegurado Elías Jaua, presidente de la comisión que impulsa la propuesta del régimen, ha concitado el rechazo de exministros y militares retirados del Ejecutivo de Hugo Chávez. El presidente también se niega a celebrar elecciones antes de la Constituyente.
A grandes rasgos, el chavismo disidente reconoce que la Constituyente es una manera de superar las diferencias que mantienen a Venezuela al borde de una guerra civil, pero el desconocimiento de las formas no ha sido bien recibido. Chávez, el faro de todos ellos, sometió a consulta popular su propuesta de escribir una nueva Constitución en 1999 y las siguientes reformas a la Carta Magna de 2007 y 2009.
Gabriela Ramírez, ex defensora del Pueblo, es la última voz discordante de un coro que crece cada vez más. "Es impensable elegir constituyentistas si todo el pueblo no aprobó antes cuáles serían los términos y condiciones de esa elección. Y luego esos señores deberán volver a someter a la aprobación popular el producto de su labor", escribió en Facebook el fin de semana.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) avanza a toda carrera con el proceso para satisfacer los deseos de Maduro, que desconoce cualquier precedente en consultas similares. En el decreto de la convocatoria se establece que los candidatos a diputados constituyentes no podrán ser propuestos por partidos políticos, sino que se representarán a sí mismos o a grupos de electores. De las 540 personas elegidas, 168 provendrán de listas gremiales que el régimen elaborará a su conveniencia. El Gobierno espera elegir a los delegados a finales de julio próximo.
Antes de Ramírez habían marcado distancia seis exministros de Chávez —Gustavo Márquez (Comercio), Oly Millán (Economía Popular), Héctor Navarro (Energía Eléctrica y Educación), Ana Elisa Osorio (Ambiente), Jorge Giordani (Planificación) y Maripili Hernández (Juventud)— e, incluso, un exministro de Maduro —Miguel Rodríguez Torres (Interior y Justicia)—. También Clíver Alcalá Cordones, excomandante de la Red de Defensa Integral de Guayana, muy cercano al exmandatario.
Ha sido un distanciamiento progresivo que se ha terminado de revelar en toda su expresión con la reiterada negativa de Maduro de organizar elecciones antes de la Constituyente. "Cuando las cosas se ponían difíciles, Chávez siempre era partidario de consultar al pueblo", aseguró Rodríguez Torres en una entrevista reciente con este diario. Jorge Giordani, el mentor económico de Chávez, calificó la propuesta de cambio de la Constitución "como un pote de humo".
Las encuestas pronostican que Maduro o sus candidatos perderían por un amplio margen cualquier consulta. En ese escenario podría resultar tentadora la participación en elecciones, incluso controladas por el régimen. El oficialismo ha intentado utilizar ese argumento para invitar a sus adversarios a que se inscriban como delegados y ha recordado que en el pasado el partido del preso político Leopoldo López, Voluntad Popular, era partidario de convocar a una Constituyente.
Pero la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la coalición de partidos de la oposición, se ha negado a formar parte del proceso porque desconoce el padrón electoral y ha denunciado que el sistema está diseñado para sobrerrepresentar los territorios rurales y las ciudades de provincia donde el chavismo, a pesar de su caída en barrena, aún tiene fortaleza.
"Impedir el fraude"
Para ratificar su decisión, todas las formaciones de la plataforma de oposición suscribieron ayer un documento que llama a los venezolanos "a rechazar e impedir el fraude a la Constitución" que representa para ellos la iniciativa del régimen. "Solo el pueblo puede decidir, mediante referendo, si quiere convocar o no a la Constituyente. Ningún poder del Estado puede usurpar las funciones que le corresponden al pueblo", agregó la oposición, que ha mandado un mensaje muy claro: quien forme parte de los 544 delegados es parte "de un acto de complicidad con el fraude a la Constitución".
La oposición y el chavismo crítico comparten la misma opinión. Es un hito. Maduro ha desconocido la Constitución y hay que hacer el esfuerzo por demostrarlo. Los principales líderes de la Marea Socialista, una escisión del chavismo, distribuían ayer —a través de la mensajería instantánea— una curiosa nota publicada en el portal disidente Aporrea. El libro de quinto grado de Primaria de la colección Bicentenario, que avala el Ministerio de Educación, plantea que la Asamblea Nacional Constituyente debe ser convocada mediante referéndum.
Alfredo Meza
Caracas, El País
Ya hay una razón de peso para que el chavismo descontento con la deriva del Gobierno de Nicolás Maduro se exprese sin el temor de que su crítica sea interpretada como una traición a sus orígenes. Que el resultado de la Asamblea Nacional Constituyente no sea votado por los venezolanos, como ha asegurado Elías Jaua, presidente de la comisión que impulsa la propuesta del régimen, ha concitado el rechazo de exministros y militares retirados del Ejecutivo de Hugo Chávez. El presidente también se niega a celebrar elecciones antes de la Constituyente.
A grandes rasgos, el chavismo disidente reconoce que la Constituyente es una manera de superar las diferencias que mantienen a Venezuela al borde de una guerra civil, pero el desconocimiento de las formas no ha sido bien recibido. Chávez, el faro de todos ellos, sometió a consulta popular su propuesta de escribir una nueva Constitución en 1999 y las siguientes reformas a la Carta Magna de 2007 y 2009.
Gabriela Ramírez, ex defensora del Pueblo, es la última voz discordante de un coro que crece cada vez más. "Es impensable elegir constituyentistas si todo el pueblo no aprobó antes cuáles serían los términos y condiciones de esa elección. Y luego esos señores deberán volver a someter a la aprobación popular el producto de su labor", escribió en Facebook el fin de semana.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) avanza a toda carrera con el proceso para satisfacer los deseos de Maduro, que desconoce cualquier precedente en consultas similares. En el decreto de la convocatoria se establece que los candidatos a diputados constituyentes no podrán ser propuestos por partidos políticos, sino que se representarán a sí mismos o a grupos de electores. De las 540 personas elegidas, 168 provendrán de listas gremiales que el régimen elaborará a su conveniencia. El Gobierno espera elegir a los delegados a finales de julio próximo.
Antes de Ramírez habían marcado distancia seis exministros de Chávez —Gustavo Márquez (Comercio), Oly Millán (Economía Popular), Héctor Navarro (Energía Eléctrica y Educación), Ana Elisa Osorio (Ambiente), Jorge Giordani (Planificación) y Maripili Hernández (Juventud)— e, incluso, un exministro de Maduro —Miguel Rodríguez Torres (Interior y Justicia)—. También Clíver Alcalá Cordones, excomandante de la Red de Defensa Integral de Guayana, muy cercano al exmandatario.
Ha sido un distanciamiento progresivo que se ha terminado de revelar en toda su expresión con la reiterada negativa de Maduro de organizar elecciones antes de la Constituyente. "Cuando las cosas se ponían difíciles, Chávez siempre era partidario de consultar al pueblo", aseguró Rodríguez Torres en una entrevista reciente con este diario. Jorge Giordani, el mentor económico de Chávez, calificó la propuesta de cambio de la Constitución "como un pote de humo".
Las encuestas pronostican que Maduro o sus candidatos perderían por un amplio margen cualquier consulta. En ese escenario podría resultar tentadora la participación en elecciones, incluso controladas por el régimen. El oficialismo ha intentado utilizar ese argumento para invitar a sus adversarios a que se inscriban como delegados y ha recordado que en el pasado el partido del preso político Leopoldo López, Voluntad Popular, era partidario de convocar a una Constituyente.
Pero la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la coalición de partidos de la oposición, se ha negado a formar parte del proceso porque desconoce el padrón electoral y ha denunciado que el sistema está diseñado para sobrerrepresentar los territorios rurales y las ciudades de provincia donde el chavismo, a pesar de su caída en barrena, aún tiene fortaleza.
"Impedir el fraude"
Para ratificar su decisión, todas las formaciones de la plataforma de oposición suscribieron ayer un documento que llama a los venezolanos "a rechazar e impedir el fraude a la Constitución" que representa para ellos la iniciativa del régimen. "Solo el pueblo puede decidir, mediante referendo, si quiere convocar o no a la Constituyente. Ningún poder del Estado puede usurpar las funciones que le corresponden al pueblo", agregó la oposición, que ha mandado un mensaje muy claro: quien forme parte de los 544 delegados es parte "de un acto de complicidad con el fraude a la Constitución".
La oposición y el chavismo crítico comparten la misma opinión. Es un hito. Maduro ha desconocido la Constitución y hay que hacer el esfuerzo por demostrarlo. Los principales líderes de la Marea Socialista, una escisión del chavismo, distribuían ayer —a través de la mensajería instantánea— una curiosa nota publicada en el portal disidente Aporrea. El libro de quinto grado de Primaria de la colección Bicentenario, que avala el Ministerio de Educación, plantea que la Asamblea Nacional Constituyente debe ser convocada mediante referéndum.