Hamás acepta un Estado palestino en las fronteras de 1967 sin reconocer a Israel
Los islamistas que controlan la franja de Gaza rompen con los Hermanos Musulmanes
Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
En vísperas de la visita del presidente palestino, Mahmud Abbas, a la Casa Blanca el movimiento islamista Hamás anunció este lunes que acepta la creación de un Estado de Palestina en las fronteras anteriores a la guerra de 1967. El giro dado por la organización islamista, que controla la franja de Gaza desde hace una década, no implica el reconocimiento del Estado de Israel. Hamás consuma también su ruptura con los Hermanos Musulmanes, la fuerza política hegemónica en Egipto entre la revolución de 2011 y el golpe de Estado de 2013.
Las enmiendas a la llamada Carta Fundacional de Hamás, que no había sido revisada desde su constitución en 1988, fueron anunciadas por Jaled Meshal, líder político del grupo, en Qatar, sede del movimiento en el exilio. Meshal se dispone a concluir su mandato este mes y será previsiblemente relevado por Ismail Haniya, jefe de la organización en Gaza hasta el pasado febrero, cuando fue sustituido en el cargo por Yahya Sinwar, excomandante del brazo militar. La revisión estatutaria destaca que el conflicto con Israel tienen un carácter “político” y carece de “base religiosa” frente al pueblo judío.
Israel se apresuró a señalar que el nuevo documento es “una cortina de humo” que no representa ningún cambio real. Un comunicado emitido por el gabinete del primer ministro, Benjamín Netanyahu, insistió en que Hamás “se sigue preparando para la guerra con Israel”. “Han excavado túneles para el terrorismo y han lanzado miles de misiles contra civiles israelíes”, aseveró un portavoz del jefe del Gobierno.
El Ejército israelí y las milicias de Hamás se han enfrentado en tres guerras desde diciembre de 2008. En la última confrontación armada, que se prolongó durante 50 días en el verano de 2014, murieron 2.200 palestinos, dos tercios de ellos civiles, y 74 israelíes, casi todos militares.
Hamás es considerado un grupo terrorista por Israel y EE UU, así como por la UE, donde su inclusión en la lista de organizaciones que ejercen el terror se encuentra impugnada ante la justicia comunitaria.
La ruptura con los Hermanos Musulmanes, movimiento del que hasta ahora se declaraba filial, tiene como objetivo la aproximación a Egipto, que ha proscrito el histórico partido islamista, y a los países del Golfo, que también vetan a la Hermandad y son el principal sostén para la deteriorada economía de la Franja.
El reconocimiento de las fronteras de 1967 para la creación de un Estado palestino puede empezar a surtir efecto el miércoles en Washington, si Abbas logra convencer al presidente Donald Trump de que está en condiciones de encabezar un Gobierno de unidad palestino.
Tras casi diez años de fractura entre Hamás y Fatah, el partido nacionalista de Abbas. La Autoridad Palestina ha comenzado a presionar a Hamás en las últimas semanas con el recorte de los pagos a los funcionarios en Gaza y la supresión de las partidas para el combustible de la única central eléctrica del enclave, así como de las facturas adeudadas a Israel por suministro de energía. La ONU ha debido desembolsar fondos de emergencia para poder mantener en funcionamiento los generadores eléctricos de los hospitales de la Franja.
Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
En vísperas de la visita del presidente palestino, Mahmud Abbas, a la Casa Blanca el movimiento islamista Hamás anunció este lunes que acepta la creación de un Estado de Palestina en las fronteras anteriores a la guerra de 1967. El giro dado por la organización islamista, que controla la franja de Gaza desde hace una década, no implica el reconocimiento del Estado de Israel. Hamás consuma también su ruptura con los Hermanos Musulmanes, la fuerza política hegemónica en Egipto entre la revolución de 2011 y el golpe de Estado de 2013.
Las enmiendas a la llamada Carta Fundacional de Hamás, que no había sido revisada desde su constitución en 1988, fueron anunciadas por Jaled Meshal, líder político del grupo, en Qatar, sede del movimiento en el exilio. Meshal se dispone a concluir su mandato este mes y será previsiblemente relevado por Ismail Haniya, jefe de la organización en Gaza hasta el pasado febrero, cuando fue sustituido en el cargo por Yahya Sinwar, excomandante del brazo militar. La revisión estatutaria destaca que el conflicto con Israel tienen un carácter “político” y carece de “base religiosa” frente al pueblo judío.
Israel se apresuró a señalar que el nuevo documento es “una cortina de humo” que no representa ningún cambio real. Un comunicado emitido por el gabinete del primer ministro, Benjamín Netanyahu, insistió en que Hamás “se sigue preparando para la guerra con Israel”. “Han excavado túneles para el terrorismo y han lanzado miles de misiles contra civiles israelíes”, aseveró un portavoz del jefe del Gobierno.
El Ejército israelí y las milicias de Hamás se han enfrentado en tres guerras desde diciembre de 2008. En la última confrontación armada, que se prolongó durante 50 días en el verano de 2014, murieron 2.200 palestinos, dos tercios de ellos civiles, y 74 israelíes, casi todos militares.
Hamás es considerado un grupo terrorista por Israel y EE UU, así como por la UE, donde su inclusión en la lista de organizaciones que ejercen el terror se encuentra impugnada ante la justicia comunitaria.
La ruptura con los Hermanos Musulmanes, movimiento del que hasta ahora se declaraba filial, tiene como objetivo la aproximación a Egipto, que ha proscrito el histórico partido islamista, y a los países del Golfo, que también vetan a la Hermandad y son el principal sostén para la deteriorada economía de la Franja.
El reconocimiento de las fronteras de 1967 para la creación de un Estado palestino puede empezar a surtir efecto el miércoles en Washington, si Abbas logra convencer al presidente Donald Trump de que está en condiciones de encabezar un Gobierno de unidad palestino.
Tras casi diez años de fractura entre Hamás y Fatah, el partido nacionalista de Abbas. La Autoridad Palestina ha comenzado a presionar a Hamás en las últimas semanas con el recorte de los pagos a los funcionarios en Gaza y la supresión de las partidas para el combustible de la única central eléctrica del enclave, así como de las facturas adeudadas a Israel por suministro de energía. La ONU ha debido desembolsar fondos de emergencia para poder mantener en funcionamiento los generadores eléctricos de los hospitales de la Franja.