Trump dice que Irán “no respeta el espíritu” del acuerdo nuclear
El presidente estadounidense ha ordenado una revisión del pacto, que podría suponer el restablecimiento de sanciones
Joan Faus
Washington, El País
El Gobierno de Donald Trump ha puesto fin a sus tres meses de silencio sobre el futuro del acuerdo nuclear con Irán y lo ha hecho lanzando una sonora advertencia. El presidente ha ordenado una revisión del pacto, sellado en 2015 con otras cinco potencias, para decidir si restablece las sanciones estadounidenses que se levantaron a cambio de que Teherán limitara su programa atómico, lo que rompería la esencia del acuerdo. Tras hacerlo con Siria y Corea del Norte, Trump eleva el tono ante otro enemigo de Washington.
“Irán no respeta el espíritu del acuerdo y debe hacerlo”, dijo Trump este jueves, sin entrar en detalles, en una rueda de prensa en la Casa Blanca con el primer ministro de Italia, Paolo Gentiloni. “Estamos analizando esto muy, muy cuidadosamente y diremos algo sobre ello en un futuro no muy lejano”, agregó.
Como candidato electoral y como presidente, el republicano Trump ha criticado el pacto nuclear impulsado por su predecesor, el demócrata Barack Obama, y considerado un anatema para los conservadores. “El peor acuerdo jamás negociado”, le gusta decir a Trump. Ya había exhibido una doctrina menos cauta que Obama al imponer en sus primeras semanas en la Casa Blanca nuevas sanciones a Irán por su programa de misiles balísticos. Pero no había revelado hasta ahora qué pensaba hacer con el texto nuclear, que entró en vigor en enero de 2016 y en el que también participan Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China.
La Administración estadounidense ha esperado a su obligación de comunicar cada 90 días al Congreso sobre la evolución del pacto nuclear para revelar sus intenciones. En una carta, el martes, al líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, el secretario de Estado, Rex Tillerson, anunció que Irán está cumpliendo el acuerdo pero que será sometido a un análisis interno.
Trump ha ordenado al Consejo de Seguridad Nacional que lidere una revisión entre varias agencias gubernamentales del acuerdo que “evaluará si la suspensión de las sanciones relacionadas con Irán conforme al JCPOA es vital a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos”, según anunció Tillerson utilizando el acrónimo en inglés del pacto.
El jefe de la diplomacia estadounidense considera que el acuerdo “ha fracasado a la hora de cumplir su objetivo” de evitar el desarrollo atómico de Teherán y esgrimió que “solo pospone el objetivo”. Ese es el argumento principal de los críticos con el pacto, como Israel y el Partido Republicano, en referencia a los límites de 10 y 25 años de desarrollo nuclear que fija. Los defensores esgrimen que hace más seguro al mundo y aleja a Irán de tener un arma atómica.
Crecientes advertencias
La decisión del Gobierno estadounidense de revisar el acuerdo nuclear llega tras una escalada de advertencias a Irán. A principios de febrero, cuando llevaba poco más de 10 días en la Casa Blanca, la Administración de Donald Trump impuso nuevas sanciones a Irán en respuesta a su última prueba con un misil balístico y que estaban desvinculadas del pacto nuclear. Unos días antes, el presidente republicano había advertido a Teherán de que estaba “jugando con fuego” y que él no iba a ser tan “amable” como su predecesor, el demócrata Barack Obama, que hizo de la firma del pacto nuclear una parte central de su legado en política exterior.
A principios de abril, dos días antes de ordenar un ataque contra el Ejército sirio, Trump amenazó con actuar contra las milicias iraníes presentes en Irak y Siria, donde apoyan al régimen de Damasco.
Y el pasado jueves, el Departamento del Tesoro anunció que había sancionado al hermano del responsable de las poderosas fuerzas especiales iraníes, Sohrab Soleimani, por su papel en abusos en las cárceles del país. En febrero, el Tesoro ya había tomado medidas contra ocho organizaciones relacionadas con la Guardia Revolucionaria iraní.
Tillerson alega que el pacto no ha frenado las acciones desestabilizadoras de Irán en la región. Los impulsores del acuerdo confiaban en que apaciguaría las injerencias iraníes y supondría el inicio de su rehabilitación en la arena internacional. Para EE UU, que no mantiene relaciones diplomáticas con Irán desde 1980, la negociación nuclear supuso un incipiente deshielo, que se ha frenado en seco con el cambio de color político en el Despacho Oval.
“Es el principal patrocinador del terrorismo del mundo, responsable de intensificar múltiples conflictos y de socavar los intereses de EE UU”, advirtió el miércoles Tillerson en referencia al apoyo de Irán a Hezbollah en Líbano, a los rebeldes houthis en Yemen o al régimen de Bachar el Asad en Siria.
El ministro de Exteriores iraní, Mohammed Javad Zarif, replicó este jueves a las palabras de Tillerson diciendo que el acuerdo “obliga a EE UU a apoyar su implementación exitosa”, también verbalmente, y que el texto está “prudentemente confinado” al asunto atómico, dejando de lado por ejemplo las intervenciones militares estadounidenses en el extranjero que han creado “un terreno fértil para el crecimiento del terrorismo”.
Ahmad Majidyar, experto en Irán en el Middle East Institute, un laboratorio de ideas en Washington, no cree que Trump vaya a retirar a EE UU del acuerdo nuclear porque el resto de países firmantes defienden su preservación. “Washington se centrará más en una implementación estricta”, dice Majidyar en una entrevista telefónica. En paralelo, cree que Trump aumentará la presión a Irán por su programa balístico y sus acciones desestabilizadoras en la región.
Los equilibrios, sin embargo, son delicados. Trump busca proyectar contundencia pero si impulsa nuevas sanciones a Irán, dentro o fuera del acuerdo nuclear, corre el riesgo de enfrentarse a sus socios europeos. También de fortalecer a los radicales iraníes frente al presidente Hassan Rouhani, considerado un moderado y que para lograr su reelección en las elecciones de mayo trata de vender los beneficios del fin de las penalizaciones estadounidenses y europeas —financieras y energéticas— que estrangularon la economía iraní.
El experto Majidyar sostiene que el texto del acuerdo nuclear es muy vago, lo que permite a EE UU e Irán hacer sus propias interpretaciones sobre su rigurosidad. “Esto también significa que habrá más tensión. Si hay más sanciones e Irán no ve ningún beneficio en el acuerdo, podría decidir salirse”, advierte.
Joan Faus
Washington, El País
El Gobierno de Donald Trump ha puesto fin a sus tres meses de silencio sobre el futuro del acuerdo nuclear con Irán y lo ha hecho lanzando una sonora advertencia. El presidente ha ordenado una revisión del pacto, sellado en 2015 con otras cinco potencias, para decidir si restablece las sanciones estadounidenses que se levantaron a cambio de que Teherán limitara su programa atómico, lo que rompería la esencia del acuerdo. Tras hacerlo con Siria y Corea del Norte, Trump eleva el tono ante otro enemigo de Washington.
“Irán no respeta el espíritu del acuerdo y debe hacerlo”, dijo Trump este jueves, sin entrar en detalles, en una rueda de prensa en la Casa Blanca con el primer ministro de Italia, Paolo Gentiloni. “Estamos analizando esto muy, muy cuidadosamente y diremos algo sobre ello en un futuro no muy lejano”, agregó.
Como candidato electoral y como presidente, el republicano Trump ha criticado el pacto nuclear impulsado por su predecesor, el demócrata Barack Obama, y considerado un anatema para los conservadores. “El peor acuerdo jamás negociado”, le gusta decir a Trump. Ya había exhibido una doctrina menos cauta que Obama al imponer en sus primeras semanas en la Casa Blanca nuevas sanciones a Irán por su programa de misiles balísticos. Pero no había revelado hasta ahora qué pensaba hacer con el texto nuclear, que entró en vigor en enero de 2016 y en el que también participan Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China.
La Administración estadounidense ha esperado a su obligación de comunicar cada 90 días al Congreso sobre la evolución del pacto nuclear para revelar sus intenciones. En una carta, el martes, al líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, el secretario de Estado, Rex Tillerson, anunció que Irán está cumpliendo el acuerdo pero que será sometido a un análisis interno.
Trump ha ordenado al Consejo de Seguridad Nacional que lidere una revisión entre varias agencias gubernamentales del acuerdo que “evaluará si la suspensión de las sanciones relacionadas con Irán conforme al JCPOA es vital a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos”, según anunció Tillerson utilizando el acrónimo en inglés del pacto.
El jefe de la diplomacia estadounidense considera que el acuerdo “ha fracasado a la hora de cumplir su objetivo” de evitar el desarrollo atómico de Teherán y esgrimió que “solo pospone el objetivo”. Ese es el argumento principal de los críticos con el pacto, como Israel y el Partido Republicano, en referencia a los límites de 10 y 25 años de desarrollo nuclear que fija. Los defensores esgrimen que hace más seguro al mundo y aleja a Irán de tener un arma atómica.
Crecientes advertencias
La decisión del Gobierno estadounidense de revisar el acuerdo nuclear llega tras una escalada de advertencias a Irán. A principios de febrero, cuando llevaba poco más de 10 días en la Casa Blanca, la Administración de Donald Trump impuso nuevas sanciones a Irán en respuesta a su última prueba con un misil balístico y que estaban desvinculadas del pacto nuclear. Unos días antes, el presidente republicano había advertido a Teherán de que estaba “jugando con fuego” y que él no iba a ser tan “amable” como su predecesor, el demócrata Barack Obama, que hizo de la firma del pacto nuclear una parte central de su legado en política exterior.
A principios de abril, dos días antes de ordenar un ataque contra el Ejército sirio, Trump amenazó con actuar contra las milicias iraníes presentes en Irak y Siria, donde apoyan al régimen de Damasco.
Y el pasado jueves, el Departamento del Tesoro anunció que había sancionado al hermano del responsable de las poderosas fuerzas especiales iraníes, Sohrab Soleimani, por su papel en abusos en las cárceles del país. En febrero, el Tesoro ya había tomado medidas contra ocho organizaciones relacionadas con la Guardia Revolucionaria iraní.
Tillerson alega que el pacto no ha frenado las acciones desestabilizadoras de Irán en la región. Los impulsores del acuerdo confiaban en que apaciguaría las injerencias iraníes y supondría el inicio de su rehabilitación en la arena internacional. Para EE UU, que no mantiene relaciones diplomáticas con Irán desde 1980, la negociación nuclear supuso un incipiente deshielo, que se ha frenado en seco con el cambio de color político en el Despacho Oval.
“Es el principal patrocinador del terrorismo del mundo, responsable de intensificar múltiples conflictos y de socavar los intereses de EE UU”, advirtió el miércoles Tillerson en referencia al apoyo de Irán a Hezbollah en Líbano, a los rebeldes houthis en Yemen o al régimen de Bachar el Asad en Siria.
El ministro de Exteriores iraní, Mohammed Javad Zarif, replicó este jueves a las palabras de Tillerson diciendo que el acuerdo “obliga a EE UU a apoyar su implementación exitosa”, también verbalmente, y que el texto está “prudentemente confinado” al asunto atómico, dejando de lado por ejemplo las intervenciones militares estadounidenses en el extranjero que han creado “un terreno fértil para el crecimiento del terrorismo”.
Ahmad Majidyar, experto en Irán en el Middle East Institute, un laboratorio de ideas en Washington, no cree que Trump vaya a retirar a EE UU del acuerdo nuclear porque el resto de países firmantes defienden su preservación. “Washington se centrará más en una implementación estricta”, dice Majidyar en una entrevista telefónica. En paralelo, cree que Trump aumentará la presión a Irán por su programa balístico y sus acciones desestabilizadoras en la región.
Los equilibrios, sin embargo, son delicados. Trump busca proyectar contundencia pero si impulsa nuevas sanciones a Irán, dentro o fuera del acuerdo nuclear, corre el riesgo de enfrentarse a sus socios europeos. También de fortalecer a los radicales iraníes frente al presidente Hassan Rouhani, considerado un moderado y que para lograr su reelección en las elecciones de mayo trata de vender los beneficios del fin de las penalizaciones estadounidenses y europeas —financieras y energéticas— que estrangularon la economía iraní.
El experto Majidyar sostiene que el texto del acuerdo nuclear es muy vago, lo que permite a EE UU e Irán hacer sus propias interpretaciones sobre su rigurosidad. “Esto también significa que habrá más tensión. Si hay más sanciones e Irán no ve ningún beneficio en el acuerdo, podría decidir salirse”, advierte.