Trump añade presión a la escalada nuclear con Corea del Norte
El presidente de EEUU no descarta el uso de la fuerza militar ante nuevas pruebas norcoreanas
J.M.AHRENS
Washington, El País
Más presión. El presidente de Estados Unidos dio un nuevo paso en la escalada con Corea del Norte al afirmar que “no estaría feliz” si Corea del Norte lleva a cabo una prueba nuclear. En una entrevista a la cadena CBS, Donald Trump se negó descartar una respuesta militar a una acción de este tipo. “No sé, ya veremos”, dijo.
Las palabras de Trump llegan después de que Corea del Norte probase sin éxito un misil de alcance medio en respuesta por el despliegue de la flota nuclear estadounidense en aguas de la península coreana. Ante este ensayo, el presidente señaló: “Yo no he dicho ‘no pruebe usted misiles’. Él [el líder norcoreano, Kim Jong-un] hará la que tenga que hacer. Pero debe entender que no vamos a estar muy felices. Y es más, un hombre que respeto y quiero, el presidente chino Xi, también le ha presionado en ese sentido. Este era un misil pequeño, no uno grande. No se trató de la prueba nuclear que se esperaba que hiciera tres días antes. Veremos qué pasa”.
Preguntado si su expresión “no vamos a estar muy felices” era el preludio de una respuesta militar, Trump se mostró evasivo: “No sé, ya veremos”. Luego explicó que el conflicto con Pyongyang se ha convertido en un juego de ajedrez, en el que China tiene un papel protagonista –“puede ayudar”– y del que no quiere avanzar los movimientos. “Pero no podemos continuar permitiendo lo que ha venido ocurriendo desde hace 20 años, con Obama, Bush y Clinton”, dijo.
En su análisis, el presidente estadounidense antepuso el caso norcoreano a los problemas comerciales con China –“estamos hablado de una amenaza nuclear y de la vida de millones de personas”– y, al igual que ha hecho en otras ocasiones, se refirió directamente al Líder Supremo, Kim Jong-un, como alguien que asumió el poder muy joven "con 27 años, inteligente" y que debe ser consciente de lo que está ocurriendo.
Las palabras de Trump dejan abierta la amenaza y añaden tensión en un momento especialmente delicado. Estados Unidos está aumentando la presión en todos los frentes e incluso ha mostrado su disposición a emprender un ataque preventivo. Como prueba de su determinación ha enviado a la zona al portaviones nuclear Carl Vinson y ha desplegado su escudo antimisiles en Corea del Sur. Paralelamente, ha expandido su ofensiva diplomática.
La respuesta del régimen norcoreano, en este pulso suicida, ha sido probar sin éxito otro misil de alcance medio y redoblar su retórica antiamericana. Desde hace 20 años esta tiranía hereditaria no ha dejado de afinar su armamento hasta desarrollar una bomba atómica de 30 kilotones (dos veces la de Hiroshima) y una potencia balística suficiente para amenazar a Corea del Sur y Japón. Su sueño es lograr un misil intercotinental que alcance Estados Unidos.
J.M.AHRENS
Washington, El País
Más presión. El presidente de Estados Unidos dio un nuevo paso en la escalada con Corea del Norte al afirmar que “no estaría feliz” si Corea del Norte lleva a cabo una prueba nuclear. En una entrevista a la cadena CBS, Donald Trump se negó descartar una respuesta militar a una acción de este tipo. “No sé, ya veremos”, dijo.
Las palabras de Trump llegan después de que Corea del Norte probase sin éxito un misil de alcance medio en respuesta por el despliegue de la flota nuclear estadounidense en aguas de la península coreana. Ante este ensayo, el presidente señaló: “Yo no he dicho ‘no pruebe usted misiles’. Él [el líder norcoreano, Kim Jong-un] hará la que tenga que hacer. Pero debe entender que no vamos a estar muy felices. Y es más, un hombre que respeto y quiero, el presidente chino Xi, también le ha presionado en ese sentido. Este era un misil pequeño, no uno grande. No se trató de la prueba nuclear que se esperaba que hiciera tres días antes. Veremos qué pasa”.
Preguntado si su expresión “no vamos a estar muy felices” era el preludio de una respuesta militar, Trump se mostró evasivo: “No sé, ya veremos”. Luego explicó que el conflicto con Pyongyang se ha convertido en un juego de ajedrez, en el que China tiene un papel protagonista –“puede ayudar”– y del que no quiere avanzar los movimientos. “Pero no podemos continuar permitiendo lo que ha venido ocurriendo desde hace 20 años, con Obama, Bush y Clinton”, dijo.
En su análisis, el presidente estadounidense antepuso el caso norcoreano a los problemas comerciales con China –“estamos hablado de una amenaza nuclear y de la vida de millones de personas”– y, al igual que ha hecho en otras ocasiones, se refirió directamente al Líder Supremo, Kim Jong-un, como alguien que asumió el poder muy joven "con 27 años, inteligente" y que debe ser consciente de lo que está ocurriendo.
Las palabras de Trump dejan abierta la amenaza y añaden tensión en un momento especialmente delicado. Estados Unidos está aumentando la presión en todos los frentes e incluso ha mostrado su disposición a emprender un ataque preventivo. Como prueba de su determinación ha enviado a la zona al portaviones nuclear Carl Vinson y ha desplegado su escudo antimisiles en Corea del Sur. Paralelamente, ha expandido su ofensiva diplomática.
La respuesta del régimen norcoreano, en este pulso suicida, ha sido probar sin éxito otro misil de alcance medio y redoblar su retórica antiamericana. Desde hace 20 años esta tiranía hereditaria no ha dejado de afinar su armamento hasta desarrollar una bomba atómica de 30 kilotones (dos veces la de Hiroshima) y una potencia balística suficiente para amenazar a Corea del Sur y Japón. Su sueño es lograr un misil intercotinental que alcance Estados Unidos.