Seguridad ciudadana, el reto de Haití tras la salida de los cascos azules
Las fuerzas militares de la ONU dejan la isla luego de más de 20 años de mantener la paz y garantizar la gobernabilidad. Un experto boliviano cree que el país necesita cambiar de mentalidad
Diego Jaramillo/Agencias
Haití, la nación más pobre de América, afronta el desafío de garantizar la seguridad ciudadana tras la decisión de Naciones Unidas de poner fin en octubre a la Misión de la ONU para la Estabilización de Haití (Minustah).
La Policía haitiana cuenta con menos de 15.000 miembros para todo el país y pocos recursos para realizar su tarea, por lo que la seguridad será uno de los grandes retos del presidente Jovenel Moise, en el poder desde el 7 de febrero, tras meses de inestabilidad electoral, agravada por la creciente inseguridad.
“En la actualidad, Haití ha superado la etapa en la que estaba bajo la opresión de los grupos rebeldes, sin embargo, aún se encuentra con una inestabilidad política y tratando de restablecerse después de los azotes catastróficos (terremoto del 2010 y huracán Matthew) que sufrió”, explicó, en contacto telefónico con EL DEBER, un observador militar boliviano desplegado en una misión en el Congo y que en 2008 estuvo en Haití, quien por seguridad no reveló su identidad.
En su criterio, los haitianos aún necesitan mucha ayuda, pero no de fuerzas de intervención, sino de instituciones de ayuda humanitaria, para continuar con el restablecimiento del orden.
El capitán del Ejército boliviano observó que el país requiere actualizar su legislación, una mayor inyección económica para la producción de sus recursos, pero sobre todo, un cambio de mentalidad a una cultura de trabajo en lugar de la limosna a la que está acostumbrada. Recordó que Bolivia llegó al país con sus FFAA en 2006, cuando se encontraba en una inestabilidad a raíz de grupos rebeldes, la hambruna y la ausencia del Estado a lo largo del país.
La Compañía de Infantería Mecanizada Bolivia estuvo desplegada en Haití por nueve años y en ese tiempo fueron enviados 15 contingentes militares a formar parte de la Minustah, en total 3.108 militares, incluidas 170 mujeres.
Los quince miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, entre ellos Bolivia, aprobaron el 13 de abril una resolución que extiende por un periodo final de seis meses la operación de la Minustah, que actualmente cuenta con unos 2.370 "cascos azules" y unos 2.600 policías.
La operación tendrá una sucesora, bautizada como Minujusth, que no tendrá personal militar y será mucho más reducida, compuesta por un máximo de siete unidades de policía constituidas y 295 agentes.
Abusos y cólera
La presencia de la Minustah, que se puso en marcha en 2004 con el fin de apoyar el país después de que un movimiento armado derrocara al entonces presidente, Jean-Bertrand Aristide, no ha estado exenta de cuestionamientos por su papel en la propagación del brote de cólera y los abusos sexuales cometidos por "cascos azules".
Para el presidente del Senado de Haití, Youri Latortue, la empobrecida nación debería restaurar las Fuerzas Armadas disueltas en 1995 tras denuncias de abusos y violaciones a los derechos humanos.
En declaraciones a la prensa, el senador consideró esta semana necesario que el país cuente con el organismo castrense y advirtió de que la Policía no podrá por si sola gestionar la seguridad del país.
"Estamos empezando las discusiones para ver cómo podemos asegurar que no vamos a necesitar fuerzas extranjeras en el futuro", dijo.
No obstante, el canciller haitiano, Antonio Rodrigue, aseguró que la Policía Nacional haitiana está en condiciones de garantizar la seguridad ciudadana en el país.
En una rueda de prensa conjunta con el canciller dominicano, Miguel Vargas, en el marco de una visita oficial al país, Rodrigue aseguró que durante los últimos 13 años “la Minustah ha ayudado a fortalecer la Policía Nacional, de manera que puede asegurar la seguridad en Haití”. “Hoy la Policía Nacional de Haití está en una condición de hacer su trabajo y dar a la población la protección que necesita”, afirmó.
Tras conocerse la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, organizaciones sociales haitianas rechazaron la instalación de una nueva misión de Naciones Unidas, a la que acusa de violar los derechos humanos en el país y de causar la muerte de miles de personas a causa de la epidemia del cólera.
La epidemia del cólera se inició por un vertido de residuos fecales a un río por parte de fuerzas nepalíes y se calcula que ha afectado a cerca de 800.000 personas y que se ha cobrado más de 9.000 vidas.
Mario Joseph, abogado de las víctimas del cólera que demandaron a la ONU, dijo a Efe que si la ONU "quiere apoyar a los derechos humanos puede empezar a respetar la ley y dar una indemnización al país y a las víctimas" de la enfermedad.
"La ONU puede cambiar de nombre pero la impunidad sigue", argumentó Joseph, quien consideró que "los haitianos tienen que levantarse y pedir la salida total la ONU, que es una fuerza de ocupación que empeora la situación del país".
Haití va por buen camino
En defensa de la nueva misión salió la representante de la ONU en Haití, Sandra Honoré, quien señaló que estos cambios se dan "en un momento en el que el país puede alegrarse de un progreso notable en su estabilización y la consolidación democrática".
El traspaso "pacíficamente" de la Presidencia a Jovenel Moise tras un año de un Gobierno provisional, “es una señal que muestra que Haití está en buen camino”, afirmó, aunque reconoció que aún que-da mucho por hacer, especialmente en el campo del imperio de la ley, incluida la Policía, justicia y los derechos humanos.
El anuncio de la salida de la Minustah se produce en un momento de relativa calma y el Gobierno asegura que el país está listo para la salida de la Misión de la ONU.
Además del problema de la inseguridad, el país enfrenta otros desafíos como los elevados niveles de inflación, el alto costo de la vida, la epidemia del cólera y los altos índices de desempleo, a los que se suma la situación causada por el feroz huracán Matthew.
Diego Jaramillo/Agencias
Haití, la nación más pobre de América, afronta el desafío de garantizar la seguridad ciudadana tras la decisión de Naciones Unidas de poner fin en octubre a la Misión de la ONU para la Estabilización de Haití (Minustah).
La Policía haitiana cuenta con menos de 15.000 miembros para todo el país y pocos recursos para realizar su tarea, por lo que la seguridad será uno de los grandes retos del presidente Jovenel Moise, en el poder desde el 7 de febrero, tras meses de inestabilidad electoral, agravada por la creciente inseguridad.
“En la actualidad, Haití ha superado la etapa en la que estaba bajo la opresión de los grupos rebeldes, sin embargo, aún se encuentra con una inestabilidad política y tratando de restablecerse después de los azotes catastróficos (terremoto del 2010 y huracán Matthew) que sufrió”, explicó, en contacto telefónico con EL DEBER, un observador militar boliviano desplegado en una misión en el Congo y que en 2008 estuvo en Haití, quien por seguridad no reveló su identidad.
En su criterio, los haitianos aún necesitan mucha ayuda, pero no de fuerzas de intervención, sino de instituciones de ayuda humanitaria, para continuar con el restablecimiento del orden.
El capitán del Ejército boliviano observó que el país requiere actualizar su legislación, una mayor inyección económica para la producción de sus recursos, pero sobre todo, un cambio de mentalidad a una cultura de trabajo en lugar de la limosna a la que está acostumbrada. Recordó que Bolivia llegó al país con sus FFAA en 2006, cuando se encontraba en una inestabilidad a raíz de grupos rebeldes, la hambruna y la ausencia del Estado a lo largo del país.
La Compañía de Infantería Mecanizada Bolivia estuvo desplegada en Haití por nueve años y en ese tiempo fueron enviados 15 contingentes militares a formar parte de la Minustah, en total 3.108 militares, incluidas 170 mujeres.
Los quince miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, entre ellos Bolivia, aprobaron el 13 de abril una resolución que extiende por un periodo final de seis meses la operación de la Minustah, que actualmente cuenta con unos 2.370 "cascos azules" y unos 2.600 policías.
La operación tendrá una sucesora, bautizada como Minujusth, que no tendrá personal militar y será mucho más reducida, compuesta por un máximo de siete unidades de policía constituidas y 295 agentes.
Abusos y cólera
La presencia de la Minustah, que se puso en marcha en 2004 con el fin de apoyar el país después de que un movimiento armado derrocara al entonces presidente, Jean-Bertrand Aristide, no ha estado exenta de cuestionamientos por su papel en la propagación del brote de cólera y los abusos sexuales cometidos por "cascos azules".
Para el presidente del Senado de Haití, Youri Latortue, la empobrecida nación debería restaurar las Fuerzas Armadas disueltas en 1995 tras denuncias de abusos y violaciones a los derechos humanos.
En declaraciones a la prensa, el senador consideró esta semana necesario que el país cuente con el organismo castrense y advirtió de que la Policía no podrá por si sola gestionar la seguridad del país.
"Estamos empezando las discusiones para ver cómo podemos asegurar que no vamos a necesitar fuerzas extranjeras en el futuro", dijo.
No obstante, el canciller haitiano, Antonio Rodrigue, aseguró que la Policía Nacional haitiana está en condiciones de garantizar la seguridad ciudadana en el país.
En una rueda de prensa conjunta con el canciller dominicano, Miguel Vargas, en el marco de una visita oficial al país, Rodrigue aseguró que durante los últimos 13 años “la Minustah ha ayudado a fortalecer la Policía Nacional, de manera que puede asegurar la seguridad en Haití”. “Hoy la Policía Nacional de Haití está en una condición de hacer su trabajo y dar a la población la protección que necesita”, afirmó.
Tras conocerse la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, organizaciones sociales haitianas rechazaron la instalación de una nueva misión de Naciones Unidas, a la que acusa de violar los derechos humanos en el país y de causar la muerte de miles de personas a causa de la epidemia del cólera.
La epidemia del cólera se inició por un vertido de residuos fecales a un río por parte de fuerzas nepalíes y se calcula que ha afectado a cerca de 800.000 personas y que se ha cobrado más de 9.000 vidas.
Mario Joseph, abogado de las víctimas del cólera que demandaron a la ONU, dijo a Efe que si la ONU "quiere apoyar a los derechos humanos puede empezar a respetar la ley y dar una indemnización al país y a las víctimas" de la enfermedad.
"La ONU puede cambiar de nombre pero la impunidad sigue", argumentó Joseph, quien consideró que "los haitianos tienen que levantarse y pedir la salida total la ONU, que es una fuerza de ocupación que empeora la situación del país".
Haití va por buen camino
En defensa de la nueva misión salió la representante de la ONU en Haití, Sandra Honoré, quien señaló que estos cambios se dan "en un momento en el que el país puede alegrarse de un progreso notable en su estabilización y la consolidación democrática".
El traspaso "pacíficamente" de la Presidencia a Jovenel Moise tras un año de un Gobierno provisional, “es una señal que muestra que Haití está en buen camino”, afirmó, aunque reconoció que aún que-da mucho por hacer, especialmente en el campo del imperio de la ley, incluida la Policía, justicia y los derechos humanos.
El anuncio de la salida de la Minustah se produce en un momento de relativa calma y el Gobierno asegura que el país está listo para la salida de la Misión de la ONU.
Además del problema de la inseguridad, el país enfrenta otros desafíos como los elevados niveles de inflación, el alto costo de la vida, la epidemia del cólera y los altos índices de desempleo, a los que se suma la situación causada por el feroz huracán Matthew.