Racing y Tigre armaban un partidazo pero el diluvio lo suspendió
Clarín
A los 23 minutos del primer tiempo, el árbitro Pedro Argañaraz decidió no continuar debido al mal estado del campo de juego. Empataban 1-1 con goles de Diego González para la Academia y Rincón, tras una mala salida de Orion, para el Matador. El juego se reanudaría el lunes, con horario a confirmar.
La ráfaga de fútbol fue tan fuerte como el diluvio que se desató en Avellaneda y que dejó a todos con ganas de más. Fueron apenas 23 minutos. Pero con dos goles, errores defensivos, polémicas en las áreas y un trámite condimentado por el campo de juego rápido. Fue 1-1 hasta que Pedro Argañaraz decidió parar la pelota y suspender el partido. Por ese entonces la pelota ya no circulaba normalmente y el pronóstico no era para nada alentador.
Mientras hubo fútbol fue un partidazo. Emotivo y con emociones desde el primer minuto. En la previa, la visita de Facundo Sava al Cilindro generaba expectativa y no pasó inadvertida: el Colorado, aclamado como jugador pero con una salida agridulce como entrenador, fue saludado por todos los jugadores que tuvo en Racing, aunque en las tribunas solo se percibió indiferencia.
Al minuto de juego ya festejaba el local. Un tiro de esquina desde la derecha, despejado por los defensores de Tigre, desembocó en el centro de Luciano Aued para la segunda jugada que encontró desorientada a la defensa visitante. La peinó Barbieri, Marcos Acuña apareció solito por derecha, tocó rápido al medio y el Pulpito González la empujó al gol.
Pero el equipo de Diego Cocca ni llegó a celebrar la ventaja que ya estaba sacando del medio. Para eso fue necesaria la colaboración de Agustín Orion. El arquero salió muy mal con el pie y le regaló la pelota a Sebastián Rincón. El colombiano sacó jugo de esa chance inesperada con una definición exacta contra el palo: 1-1 a los dos minutos de juego.
Desde ese momento la lluvia empezó a tomar protagonismo mientras ninguna de las dos defensas hacían pie. Hubo tiempo para dos jugadas polémicas en las áreas, pero en ambas pareció acertada la decisión de Argañaraz de no cobrar. Y a los 23 minutos el juez dijo basta. Ya había interrumpido el juego un instante antes pero intentó seguir con el aval de los jugadores. La lluvia en lugar de mermar fue aumentando y el árbitro, con lógica, no arriesgó más de la cuenta.
"No hay que ser meteorólogo para darse cuenta de que esto no va a parar", argumentó el juez al ser consultado por los periodistas.
El partido continuaría el lunes, aún con horario a confirmar.
A los 23 minutos del primer tiempo, el árbitro Pedro Argañaraz decidió no continuar debido al mal estado del campo de juego. Empataban 1-1 con goles de Diego González para la Academia y Rincón, tras una mala salida de Orion, para el Matador. El juego se reanudaría el lunes, con horario a confirmar.
La ráfaga de fútbol fue tan fuerte como el diluvio que se desató en Avellaneda y que dejó a todos con ganas de más. Fueron apenas 23 minutos. Pero con dos goles, errores defensivos, polémicas en las áreas y un trámite condimentado por el campo de juego rápido. Fue 1-1 hasta que Pedro Argañaraz decidió parar la pelota y suspender el partido. Por ese entonces la pelota ya no circulaba normalmente y el pronóstico no era para nada alentador.
Mientras hubo fútbol fue un partidazo. Emotivo y con emociones desde el primer minuto. En la previa, la visita de Facundo Sava al Cilindro generaba expectativa y no pasó inadvertida: el Colorado, aclamado como jugador pero con una salida agridulce como entrenador, fue saludado por todos los jugadores que tuvo en Racing, aunque en las tribunas solo se percibió indiferencia.
Al minuto de juego ya festejaba el local. Un tiro de esquina desde la derecha, despejado por los defensores de Tigre, desembocó en el centro de Luciano Aued para la segunda jugada que encontró desorientada a la defensa visitante. La peinó Barbieri, Marcos Acuña apareció solito por derecha, tocó rápido al medio y el Pulpito González la empujó al gol.
Pero el equipo de Diego Cocca ni llegó a celebrar la ventaja que ya estaba sacando del medio. Para eso fue necesaria la colaboración de Agustín Orion. El arquero salió muy mal con el pie y le regaló la pelota a Sebastián Rincón. El colombiano sacó jugo de esa chance inesperada con una definición exacta contra el palo: 1-1 a los dos minutos de juego.
Desde ese momento la lluvia empezó a tomar protagonismo mientras ninguna de las dos defensas hacían pie. Hubo tiempo para dos jugadas polémicas en las áreas, pero en ambas pareció acertada la decisión de Argañaraz de no cobrar. Y a los 23 minutos el juez dijo basta. Ya había interrumpido el juego un instante antes pero intentó seguir con el aval de los jugadores. La lluvia en lugar de mermar fue aumentando y el árbitro, con lógica, no arriesgó más de la cuenta.
"No hay que ser meteorólogo para darse cuenta de que esto no va a parar", argumentó el juez al ser consultado por los periodistas.
El partido continuaría el lunes, aún con horario a confirmar.