ONG de derechos humanos denuncian la detención y tortura de gais en Chechenia
La UE y EE UU piden que se investiguen los "creíbles informes" que hablan del caso de homosexuales arrestados que destapó el diario ruso 'Nóvaya Gazeta'
María R. Sahuquillo
Moscú / Madrid, El País
Varias organizaciones de derechos humanos han dado la voz de alarma ante el brutal tratamiento que sufren los gais en Chechenia. Entidades como Human Rights Watch o la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA) han denunciado gravísimas violaciones de los derechos humanos en ese lugar después de que un periódico ruso informase de que cientos de varones que la policía chechena ha identificado como homosexuales hayan sido arrestados, torturados y, muchos, enviados a centros de detención irregular. La historia, publicada por el diario crítico Nóvaya Gazeta, ha confirmado las sospechas de los activistas, que llevan años denunciando la situación y que han corroborado con varios casos la gravedad de la situación.
La Unión Europea y el Departamento de Estado de Estados Unidos —que habla de “informes creíbles” que dan cuenta de la detención y tortura de un centenar de hombres por su orientación sexual— han reclamado a las autoridades rusas que investiguen lo que está ocurriendo en la república caucásica de Chechenia. "Es indispensable realizar investigaciones eficaces y exhaustivas sobre las informaciones de los secuestros y asesinatos de hombres homosexuales en Chechenia", ha exigido la alta representante de política exterior de la UE, Federica Mogherini, en un comunicado.
Mientras, las autoridades chechenas se han limitado a decir que todo es falso. El portavoz del líder checheno Ramzán Kadírov aseguró que las informaciones sobre las agresiones a homosexuales son “una absoluta mentira y desinformación”. “No puedes detener y perseguir a personas que simplemente no existen en la república”, ha dicho. “Si hubiese este tipo de personas en Chechenia, las autoridades no necesitarían hacer nada con ellos porque sus familiares les enviarían a un lugar del que no existe retorno”, ha insistido el portavoz a la agencia rusa Interfax.
Se refiere a los denominados “crímenes de honor” contra estas minorías sexuales por deshonrar a sus familiares. Algo que los activistas llevan un largo tiempo denunciando. “Nuestras fuentes llevan años informando también de chantajes y palizas, pero nada comparado con los esfuerzos enfocados en cazar hombres gais, como está ocurriendo durante el último mes. En este tiempo, hombres percibidos como homosexuales han sido arrestados y enviados a centros de detención irregulares, torturados y humillados”, dice Björn van Roozendaal, director de programas de ILGA Europa.
El diario Nóvaya Gazeta asegura que dispone de datos de al menos un centenar de hombres de entre 16 y 50 años detenidos por tener una “orientación sexual no tradicional”, entre ellos gente conocida en el Cáucaso, como un par de reporteros o representantes del muftí. El rotativo habla también de tres asesinatos. Información que ha obtenido a través de diversas fuentes de las autoridades y mediante el testimonio de hombres que lograron salvarse o que han salido de estos centros de detención después de que sus familias pagasen grandes cantidades de dinero.
Varios testimonios de hombres que fueron detenidos cuentan que eran torturados con electricidad, sometidos a palizas y humillaciones y encerrados en celdas junto a otras 20 o 30 personas, en su mayoría drogadictos o sospechosos de ser miembros de organizaciones yihadistas como el autodenominado Estado Islámico (ISIS). Allí, relatan, no les dan de comer, duermen en el suelo y son obligados a delatar a otros homosexuales.
Las brutales informaciones publicadas por Nóvaya Gazeta no han sido verificadas por un organismo independiente. Sin embargo, Tanya Lokshina, directora para Rusia de Human Rights Watch, apunta que coinciden con los testimonios y la información que ellos mismos han recibido. Un argumento que repiten otros activistas LGTBI y más grupos de derechos humanos que trabajan en la región. No obstante, apunta Lokshina, el tabú sobre la homosexualidad, la represión y el miedo dificultan obtener testimonios de primera mano o con nombres y apellidos en Chechenia. Ekaterina Sokirianskaia, experta para el Norte del Cáucaso del International Crisis Group insiste también en que el alto número de indicios y testimonios que llegan hacen “casi imposible no creer que las detenciones y la violencia estén ocurriendo” en Chechenia.
La primera oleada de persecución sistemática empezó a finales de febrero, cuando la policía detuvo a un hombre en estado de embriaguez y drogado. La policía revisó su teléfono y descubrió en él “fotos y vídeos de contenido explícito” homosexual y decenas de contactos de hombres. La segunda oleada se produjo a principios de marzo, cuando el grupo de activistas Gay Russia presentaron varias peticiones para celebrar desfiles del Orgullo Gay en cuatro ciudades del Cáucaso —Nalchik, Cherkéssk, Maykóp y Stávropol—. Las peticiones fueron rechazadas, como ya esperaban los activistas, sin embargo, sostiene Nóvaya Gazeta, despertaron otra campaña de represión masiva que al parecer no ha acabado.
María R. Sahuquillo
Moscú / Madrid, El País
Varias organizaciones de derechos humanos han dado la voz de alarma ante el brutal tratamiento que sufren los gais en Chechenia. Entidades como Human Rights Watch o la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA) han denunciado gravísimas violaciones de los derechos humanos en ese lugar después de que un periódico ruso informase de que cientos de varones que la policía chechena ha identificado como homosexuales hayan sido arrestados, torturados y, muchos, enviados a centros de detención irregular. La historia, publicada por el diario crítico Nóvaya Gazeta, ha confirmado las sospechas de los activistas, que llevan años denunciando la situación y que han corroborado con varios casos la gravedad de la situación.
La Unión Europea y el Departamento de Estado de Estados Unidos —que habla de “informes creíbles” que dan cuenta de la detención y tortura de un centenar de hombres por su orientación sexual— han reclamado a las autoridades rusas que investiguen lo que está ocurriendo en la república caucásica de Chechenia. "Es indispensable realizar investigaciones eficaces y exhaustivas sobre las informaciones de los secuestros y asesinatos de hombres homosexuales en Chechenia", ha exigido la alta representante de política exterior de la UE, Federica Mogherini, en un comunicado.
Mientras, las autoridades chechenas se han limitado a decir que todo es falso. El portavoz del líder checheno Ramzán Kadírov aseguró que las informaciones sobre las agresiones a homosexuales son “una absoluta mentira y desinformación”. “No puedes detener y perseguir a personas que simplemente no existen en la república”, ha dicho. “Si hubiese este tipo de personas en Chechenia, las autoridades no necesitarían hacer nada con ellos porque sus familiares les enviarían a un lugar del que no existe retorno”, ha insistido el portavoz a la agencia rusa Interfax.
Se refiere a los denominados “crímenes de honor” contra estas minorías sexuales por deshonrar a sus familiares. Algo que los activistas llevan un largo tiempo denunciando. “Nuestras fuentes llevan años informando también de chantajes y palizas, pero nada comparado con los esfuerzos enfocados en cazar hombres gais, como está ocurriendo durante el último mes. En este tiempo, hombres percibidos como homosexuales han sido arrestados y enviados a centros de detención irregulares, torturados y humillados”, dice Björn van Roozendaal, director de programas de ILGA Europa.
El diario Nóvaya Gazeta asegura que dispone de datos de al menos un centenar de hombres de entre 16 y 50 años detenidos por tener una “orientación sexual no tradicional”, entre ellos gente conocida en el Cáucaso, como un par de reporteros o representantes del muftí. El rotativo habla también de tres asesinatos. Información que ha obtenido a través de diversas fuentes de las autoridades y mediante el testimonio de hombres que lograron salvarse o que han salido de estos centros de detención después de que sus familias pagasen grandes cantidades de dinero.
Varios testimonios de hombres que fueron detenidos cuentan que eran torturados con electricidad, sometidos a palizas y humillaciones y encerrados en celdas junto a otras 20 o 30 personas, en su mayoría drogadictos o sospechosos de ser miembros de organizaciones yihadistas como el autodenominado Estado Islámico (ISIS). Allí, relatan, no les dan de comer, duermen en el suelo y son obligados a delatar a otros homosexuales.
Las brutales informaciones publicadas por Nóvaya Gazeta no han sido verificadas por un organismo independiente. Sin embargo, Tanya Lokshina, directora para Rusia de Human Rights Watch, apunta que coinciden con los testimonios y la información que ellos mismos han recibido. Un argumento que repiten otros activistas LGTBI y más grupos de derechos humanos que trabajan en la región. No obstante, apunta Lokshina, el tabú sobre la homosexualidad, la represión y el miedo dificultan obtener testimonios de primera mano o con nombres y apellidos en Chechenia. Ekaterina Sokirianskaia, experta para el Norte del Cáucaso del International Crisis Group insiste también en que el alto número de indicios y testimonios que llegan hacen “casi imposible no creer que las detenciones y la violencia estén ocurriendo” en Chechenia.
La primera oleada de persecución sistemática empezó a finales de febrero, cuando la policía detuvo a un hombre en estado de embriaguez y drogado. La policía revisó su teléfono y descubrió en él “fotos y vídeos de contenido explícito” homosexual y decenas de contactos de hombres. La segunda oleada se produjo a principios de marzo, cuando el grupo de activistas Gay Russia presentaron varias peticiones para celebrar desfiles del Orgullo Gay en cuatro ciudades del Cáucaso —Nalchik, Cherkéssk, Maykóp y Stávropol—. Las peticiones fueron rechazadas, como ya esperaban los activistas, sin embargo, sostiene Nóvaya Gazeta, despertaron otra campaña de represión masiva que al parecer no ha acabado.