Los republicanos amenazan con usar la “opción nuclear” para ratificar al nominado de Trump al Supremo
La confirmación del juez Gorsuch abre una batalla política en el Senado de Estados Unidos
Cristina F. Pereda
Washington, El País
Neil Gorsuch aspira a convertirse en juez del Tribunal Supremo a finales de esta semana, pero antes deberá superar una batalla política que amenaza con dividir el Senado de Estados Unidos durante los próximos años. Gorsuch, nominado por el presidente Donald Trump para ocupar el puesto del juez Antonin Scalia, ha superado este lunes el primer escollo al obtener el respaldo del Comité de Justicia del Senado. El hecho de que no haya logrado ni un solo voto de los demócratas en esta comisión, sin embargo, augura una pugna aún más intensa cuando el pleno del Senado estudie su nominación este viernes.
Tras conocer el resultado, el portavoz de la Casa Blanca Sean Spicer declaró que la Administración está “decepcionada” y acusó a los demócratas de “jugar a la política con la corte superior del país” y de crear un "peligroso antecedente" con su rechazo en bloque al nominado. Spicer añadió que la Administración se siente “cómoda” con el cambio de reglas que plantean los republicanos para garantizar que Gorsuch se convierte en el noveno juez de la Corte.
Gorsuch necesita al menos 60 votos para sacar adelante su nombramiento. El Partido Republicano cuenta con 52 senadores y los demócratas con 48, pero hasta la fecha solo tres de éstos han anunciado que apoyarán al nominado. Una derrota en la primera votación, prevista para el viernes, obligaría a los republicanos a cambiar las normas del Senado y que Gorsuch pueda ser elegido por mayoría simple (51 votos). Es la conocida como "opción nuclear". El magistrado conservador sería también el primero en requerir esta medida de los últimos 16 jueces que han formado parte del Supremo.
“Cuando un nominado no consigue los 60 votos, no deberías cambiar las reglas, deberías cambiar al nominado”, declaró este domingo Chuck Schumer, el líder de los demócratas en el Senado. En sus declaraciones a la NBC, Schumer adelantó que es “muy, muy difícil” que Gorsuch logre los votos necesarios para confirmación. “Deberían presentar un candidato más moderado. Está en manos de los republicanos”.
Este lunes, durante el debate del Comité antes de su votación, el senador demócrata Patrick Leahy acusó a Gorsuch de evitar responder a sus preguntas durante la audiencia de hace dos semanas “salvo cuando hablábamos de pesca o baloncesto”. Leahey añadió que el nominado había “faltado al respeto” del Comité y que “aparentemente cree que como los republicanos tienen mayoría, ya se ha ganado la confirmación”. Otros demócratas, como Dick Durbin, han vinculado su decisión con Donald Trump —“Ya sabemos quién le envía”, dijo el senador— aunque Gorsuch ya defendió su independencia del presidente.
El líder de la mayoría en el Senado, el republicano Mitch McConnell, declaró a FOX News que “todo depende de los demócratas” —si al menos ocho de ellos respaldan a Gorsuch, no sería necesario cambiar las reglas. McConnell garantizó este lunes que el juez federal de Colorado será confirmado esta semana, mientras que su compañero de filas Lindsey Graham acusó a los demócratas de no dejarles “otra opción” que no sea convocar la votación por mayoría simple.
Gorsuch se ha visto atrapado en una pelea partidista que enfrenta a republicanos y demócratas desde hace varios años. La batalla empezó durante la Administración de Barack Obama, cuando los senadores republicanos obstruyeron gran parte de sus nombramientos de jueces federales, así como de miembros de su gabinete, como la fiscal general Loretta Lynch. La estrategia de los demócratas entonces fue cambiar las reglas del Senado para que estas nominaciones requieran una mayoría simple y así garantizar que las divisiones políticas en la Cámara Alta no bloqueen el circuito judicial estadounidense.
Los nombramientos al Supremo, sin embargo, quedaron excluidos de ese procedimiento y siguen estando atados a un respaldo mínimo de 60 senadores. Si los republicanos cambian de nuevo las reglas, contribuirán también a que los próximos aspirantes al puesto vitalicio en la Corte logren su confirmación pese a tener posturas ideológicas radicales, ya que no necesitarán convencer a legisladores de todo el espectro político para ser confirmados.
La última víctima de este enfrentamiento partidista fue el juez Merrick Garland, nominado por Obama para sustituir a Scalia tras su fallecimiento en febrero de 2016. Los republicanos se negaron a reunirse con él y nunca llegaron a celebrar una audiencia para estudiar su candidatura. Ahora los demócratas están divididos entre los que quieren forzar a Trump a retirar a su nominado y los que temen que un cambio en las reglas del juego empuje al Senado a una brecha aún más profunda.
“Me preocupa mucho la polarización de la política y lo que supondrá en un futuro cambiar las reglas porque sólo derivará en el nombramiento de jueces más extremistas”, escribió la demócrata Claire McCaskill al anunciar que votará en contra de Gorsuch. También lo hará la veterana senadora de California Dianne Feinstein. De momento, solo tres demócratas han declarado que darán su respaldo al juez conservador.
Cristina F. Pereda
Washington, El País
Neil Gorsuch aspira a convertirse en juez del Tribunal Supremo a finales de esta semana, pero antes deberá superar una batalla política que amenaza con dividir el Senado de Estados Unidos durante los próximos años. Gorsuch, nominado por el presidente Donald Trump para ocupar el puesto del juez Antonin Scalia, ha superado este lunes el primer escollo al obtener el respaldo del Comité de Justicia del Senado. El hecho de que no haya logrado ni un solo voto de los demócratas en esta comisión, sin embargo, augura una pugna aún más intensa cuando el pleno del Senado estudie su nominación este viernes.
Tras conocer el resultado, el portavoz de la Casa Blanca Sean Spicer declaró que la Administración está “decepcionada” y acusó a los demócratas de “jugar a la política con la corte superior del país” y de crear un "peligroso antecedente" con su rechazo en bloque al nominado. Spicer añadió que la Administración se siente “cómoda” con el cambio de reglas que plantean los republicanos para garantizar que Gorsuch se convierte en el noveno juez de la Corte.
Gorsuch necesita al menos 60 votos para sacar adelante su nombramiento. El Partido Republicano cuenta con 52 senadores y los demócratas con 48, pero hasta la fecha solo tres de éstos han anunciado que apoyarán al nominado. Una derrota en la primera votación, prevista para el viernes, obligaría a los republicanos a cambiar las normas del Senado y que Gorsuch pueda ser elegido por mayoría simple (51 votos). Es la conocida como "opción nuclear". El magistrado conservador sería también el primero en requerir esta medida de los últimos 16 jueces que han formado parte del Supremo.
“Cuando un nominado no consigue los 60 votos, no deberías cambiar las reglas, deberías cambiar al nominado”, declaró este domingo Chuck Schumer, el líder de los demócratas en el Senado. En sus declaraciones a la NBC, Schumer adelantó que es “muy, muy difícil” que Gorsuch logre los votos necesarios para confirmación. “Deberían presentar un candidato más moderado. Está en manos de los republicanos”.
Este lunes, durante el debate del Comité antes de su votación, el senador demócrata Patrick Leahy acusó a Gorsuch de evitar responder a sus preguntas durante la audiencia de hace dos semanas “salvo cuando hablábamos de pesca o baloncesto”. Leahey añadió que el nominado había “faltado al respeto” del Comité y que “aparentemente cree que como los republicanos tienen mayoría, ya se ha ganado la confirmación”. Otros demócratas, como Dick Durbin, han vinculado su decisión con Donald Trump —“Ya sabemos quién le envía”, dijo el senador— aunque Gorsuch ya defendió su independencia del presidente.
El líder de la mayoría en el Senado, el republicano Mitch McConnell, declaró a FOX News que “todo depende de los demócratas” —si al menos ocho de ellos respaldan a Gorsuch, no sería necesario cambiar las reglas. McConnell garantizó este lunes que el juez federal de Colorado será confirmado esta semana, mientras que su compañero de filas Lindsey Graham acusó a los demócratas de no dejarles “otra opción” que no sea convocar la votación por mayoría simple.
Gorsuch se ha visto atrapado en una pelea partidista que enfrenta a republicanos y demócratas desde hace varios años. La batalla empezó durante la Administración de Barack Obama, cuando los senadores republicanos obstruyeron gran parte de sus nombramientos de jueces federales, así como de miembros de su gabinete, como la fiscal general Loretta Lynch. La estrategia de los demócratas entonces fue cambiar las reglas del Senado para que estas nominaciones requieran una mayoría simple y así garantizar que las divisiones políticas en la Cámara Alta no bloqueen el circuito judicial estadounidense.
Los nombramientos al Supremo, sin embargo, quedaron excluidos de ese procedimiento y siguen estando atados a un respaldo mínimo de 60 senadores. Si los republicanos cambian de nuevo las reglas, contribuirán también a que los próximos aspirantes al puesto vitalicio en la Corte logren su confirmación pese a tener posturas ideológicas radicales, ya que no necesitarán convencer a legisladores de todo el espectro político para ser confirmados.
La última víctima de este enfrentamiento partidista fue el juez Merrick Garland, nominado por Obama para sustituir a Scalia tras su fallecimiento en febrero de 2016. Los republicanos se negaron a reunirse con él y nunca llegaron a celebrar una audiencia para estudiar su candidatura. Ahora los demócratas están divididos entre los que quieren forzar a Trump a retirar a su nominado y los que temen que un cambio en las reglas del juego empuje al Senado a una brecha aún más profunda.
“Me preocupa mucho la polarización de la política y lo que supondrá en un futuro cambiar las reglas porque sólo derivará en el nombramiento de jueces más extremistas”, escribió la demócrata Claire McCaskill al anunciar que votará en contra de Gorsuch. También lo hará la veterana senadora de California Dianne Feinstein. De momento, solo tres demócratas han declarado que darán su respaldo al juez conservador.