Los hijos del ISIS, víctimas y potenciales peligros

Unos 80 menores holandeses viven en las zonas de Siria e Irak controladas por los yihadistas y los servicios secretos se preparan para su regreso

Isabel Ferrer
La Haya, El País
Los menores de edad son esenciales para los yihadistas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). Adoctrinados desde los seis años en la versión más rigorista del Corán, y entrenados el manejo de armas a partir de los nueve, son unos niños soldado diferentes: su única educación es religiosa y han vivido inmersos en una ideología totalitaria donde su labor está predeterminada. Ellos pueden ser guerrilleros, verdugos, mártires o propagandistas; esposas y madres, ellas. El Gobierno holandés calcula que hay unos 80 menores holandeses en las zonas de Siria e Irak controladas por el ISIS. La mitad ha nacido allí. Ante la pérdida de terreno de la organización, los servicios secretos y el coordinador nacional para la lucha antiterrorista se preparan para su posible regreso.


Ambas instituciones han elaborado un informe, Los menores del ISIS, para retratar la vida y saber si será posible la rehabilitación y reintegración social de estos niños que desde los nueve años son considerados presuntos terroristas, pero también víctimas. De ahí que abordar su vuelta constituya una tarea multidisciplinar; “pueden presentar secuelas físicas y psíquicas, y [...] tienen experiencia en situaciones violentas”, reza el estudio. De los 80 considerados holandeses, el 50% tiene tres o menos años; el 30% entre cuatro y ocho años, y el 20% nueve o más (unos 16). Es posible que la cifra real sea mayor, pues hay holandesas que se quedaron embarazadas allí, y extranjeras casadas con yihadistas holandeses. “Tener muchos hijos es la mejor manera de vencer al adversario, y los anticonceptivos se consideran una enfermedad”, señalan los investigadores. Las mujeres son llamadas flores y perlas del califato y solo algunas pueden manejar armas, siempre en labores defensivas.

“Teniendo en cuenta que los niños y las familias son cruciales en un sistema totalitario, el adoctrinamiento religioso y la instrucción militar sirven para formar guerreros”, añade el informe. De este modo, el ISIS denomina cachorros a unos menores destinados a convertirse en leones. “Desde muy pequeños aprenden que los que no cumplen con la interpretación del Islam recibida [yihadismo salafista] son unos infieles que deben morir”, añade el estudio. Los chicos estudian entre los seis y 18 años, y las niñas entre los seis y los 15. “Si los maestros se niegan a impartir las clases de acuerdo con la versión radical de la ley islámica [sharía] pueden ser ejecutados”, continúa.

Además de memorizar el Corán, los actos del ISIS son legitimados según la interpretación que se hace de los pasajes coránicos. Las clases de historia se reducen a la vida de Mahoma, y la filosofía o el francés han desaparecido en favor de la lengua árabe. “Sí hay lecciones en inglés para los hijos de yihadistas extranjeros, así como otras especiales para niños uigur (una de las minorías nacionales de China) y del Cáucaso”, desglosa el informe.

El libro de lectura obligada en primaria se titula Soy musulmán y ha sido elaborado para justificar los actos del grupo yihadista. Ilustrado con imágenes de bombas, tanques y lucha, enlaza la educación con la estrategia militar. “En las clases teóricas, se aprende a reconocer distintos tipos de armas y cuándo deben ser usadas”, asegura el informe. En una de las aplicaciones de ordenador utilizadas, la torre Eiffel es atacada con misiles yihadistas. “El enemigo es la denominada coalición de cruzados, que se divide en infieles [si son cristianos] y caídos [musulmanes]. Ambos deben morir, según el ISIS”, continúa el informe.

Para acostumbrarlos a la violencia, los niños están obligados a presenciar ejecuciones o castigos, y ajustician también. A pesar de que han sido dejados por sus padres en manos de la organización terrorista, el entrenamiento militar fomenta el espíritu de grupo y el alejamiento familiar. Su único modelo es el combatiente islamista. Los investigadores holandeses calculan que el regreso de estos menores será paulatino, y “una vez evaluado el riesgo que suponen, se necesita que un equipo multidisciplinar de expertos en protección de menores, psicólogos y seguridad esté listo para ayudar”, concluyen.

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