La oposición venezolana descarta un diálogo y llama a mantener la movilización en las calles
El presidente de la Asamblea, Julio Borges, insistió en que el ejército debe defender la democracia
Maolis Castro
Caracas, El País
La oposición venezolana ha escogido el camino de la presión para procurar una salida democrática al Gobierno de Nicolás Maduro. Tras la derogación de dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por el chavismo, que usurparon las competencias de la Asamblea Nacional (AN), Julio Borges, presidente del Parlamento, ha advertido que no acatarán propuestas de dialogo del régimen. “No hay marcha atrás. Hay un golpe de Estado continuado en el país y el pueblo se mantendrá en las calles para presionar por una salida democrática de la dictadura de Maduro”, dijo.
Para Borges, el hombre sosegado de la oposición, esta es una oportunidad para presionar al resto de los poderes. “El pronunciamiento de la fiscal es muy importante. La FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) continúa en silencio, pero volvemos a insistir en que deben defender la democracia, como dicta la Constitución Nacional”, agregó.
El presidente de la Asamblea Nacional ha encabezado un despliegue de opositores en las calles de Caracas. Su discreta agenda de protestas tiene como intención presionar al régimen para que convoque a elecciones generales con prontitud. El viernes, Borges recibió una carta de invitación para acudir al Consejo de Defensa de la Nación, convocado a último momento por Maduro, para convenir en una supuesta salida a la crisis institucional. Pero él desestimó esta oferta por considerar que en Venezuela se fracturó el orden democrático.
El sábado, tras una excepcional sesión parlamentaria en la plaza Luis Brión de Chacaíto (este de Caracas), la oposición ha emprendido rumbo hacia la sede de la Defensoría del Pueblo para pedir un procedimiento que destituya a los magistrados del TSJ. “Acudiremos a las instituciones nacionales e internacionales para restablecer el hilo constitucional. Es urgente que la OEA (Organización de Estados Americanos) active la Carta Democrática Interamericana al gobierno de Venezuela. De momento no abandonaremos las calles porque hubo un golpe de Estado irreparable”, afirmó el diputado Juan Carlos Requesens.
Los opositores dicen que el país ha entrado en una etapa crítica. Mientras la comunidad internacional debate el quiebre de la democracia en Venezuela, los adversarios de Maduro en este país han acordado permanecer en las calles. Para el martes tienen planificada una marcha desde el este de Caracas hasta la sede de la Asamblea Nacional, en el centro de la capital (territorio chavista).
En la misma línea de Borges se ha mostrado el líder de su partido, Primero Justicia, Henrique Capriles, gobernador del Estado de Miranda y excandidato presidencial, quien rechaza que mediadores internacionales insistan en una reconciliación con el régimen. “Maduro quiere un diálogo. Pero para nosotros es inaceptable la conducta, el comportamiento, la mediación del expresidente Rodríguez Zapatero. Él (Zapatero) lideró el fracaso del diálogo. No vamos a volver a un escenario fracasado. No vamos a volver otra vez a ver la misma película”, explicó en una entrevista a El País desde Washington.
La comunidad internacional ha condenado con dureza el autogolpe del régimen. Después del pronunciamiento de Luisa Ortega Díaz, fiscal general de la República y aliada del chavismo, contra las sentencias del TSJ que aniquilaron las competencias del poder legislativo, las fisuras dentro del Gobierno de Venezuela han quedado en evidencia.
El viernes, Maduro, acompañado de una porción mínima de su gabinete, ha intentado justificar en una cadena de televisión la ruptura del orden democrático. Según el mandatario, existe un “impase” entre el Ministerio Público y el Supremo desconocido por él. “Hay una controversia que debe resolverse por la vía del dialogo, tenemos que hacer respetar a Venezuela mediante el ejercicio de razones. Es donde se basa la vitalidad de la patria y la constitución que debemos respetar los venezolanos todos los días”, refirió.
Maolis Castro
Caracas, El País
La oposición venezolana ha escogido el camino de la presión para procurar una salida democrática al Gobierno de Nicolás Maduro. Tras la derogación de dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por el chavismo, que usurparon las competencias de la Asamblea Nacional (AN), Julio Borges, presidente del Parlamento, ha advertido que no acatarán propuestas de dialogo del régimen. “No hay marcha atrás. Hay un golpe de Estado continuado en el país y el pueblo se mantendrá en las calles para presionar por una salida democrática de la dictadura de Maduro”, dijo.
Para Borges, el hombre sosegado de la oposición, esta es una oportunidad para presionar al resto de los poderes. “El pronunciamiento de la fiscal es muy importante. La FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) continúa en silencio, pero volvemos a insistir en que deben defender la democracia, como dicta la Constitución Nacional”, agregó.
El presidente de la Asamblea Nacional ha encabezado un despliegue de opositores en las calles de Caracas. Su discreta agenda de protestas tiene como intención presionar al régimen para que convoque a elecciones generales con prontitud. El viernes, Borges recibió una carta de invitación para acudir al Consejo de Defensa de la Nación, convocado a último momento por Maduro, para convenir en una supuesta salida a la crisis institucional. Pero él desestimó esta oferta por considerar que en Venezuela se fracturó el orden democrático.
El sábado, tras una excepcional sesión parlamentaria en la plaza Luis Brión de Chacaíto (este de Caracas), la oposición ha emprendido rumbo hacia la sede de la Defensoría del Pueblo para pedir un procedimiento que destituya a los magistrados del TSJ. “Acudiremos a las instituciones nacionales e internacionales para restablecer el hilo constitucional. Es urgente que la OEA (Organización de Estados Americanos) active la Carta Democrática Interamericana al gobierno de Venezuela. De momento no abandonaremos las calles porque hubo un golpe de Estado irreparable”, afirmó el diputado Juan Carlos Requesens.
Los opositores dicen que el país ha entrado en una etapa crítica. Mientras la comunidad internacional debate el quiebre de la democracia en Venezuela, los adversarios de Maduro en este país han acordado permanecer en las calles. Para el martes tienen planificada una marcha desde el este de Caracas hasta la sede de la Asamblea Nacional, en el centro de la capital (territorio chavista).
En la misma línea de Borges se ha mostrado el líder de su partido, Primero Justicia, Henrique Capriles, gobernador del Estado de Miranda y excandidato presidencial, quien rechaza que mediadores internacionales insistan en una reconciliación con el régimen. “Maduro quiere un diálogo. Pero para nosotros es inaceptable la conducta, el comportamiento, la mediación del expresidente Rodríguez Zapatero. Él (Zapatero) lideró el fracaso del diálogo. No vamos a volver a un escenario fracasado. No vamos a volver otra vez a ver la misma película”, explicó en una entrevista a El País desde Washington.
La comunidad internacional ha condenado con dureza el autogolpe del régimen. Después del pronunciamiento de Luisa Ortega Díaz, fiscal general de la República y aliada del chavismo, contra las sentencias del TSJ que aniquilaron las competencias del poder legislativo, las fisuras dentro del Gobierno de Venezuela han quedado en evidencia.
El viernes, Maduro, acompañado de una porción mínima de su gabinete, ha intentado justificar en una cadena de televisión la ruptura del orden democrático. Según el mandatario, existe un “impase” entre el Ministerio Público y el Supremo desconocido por él. “Hay una controversia que debe resolverse por la vía del dialogo, tenemos que hacer respetar a Venezuela mediante el ejercicio de razones. Es donde se basa la vitalidad de la patria y la constitución que debemos respetar los venezolanos todos los días”, refirió.