Keita Baldé conquista Roma

Mirko Calemme
As
Tras haber triunfado en el de la semifinal de Copa italiana, la Lazio ganó otro derbi (cuarto en este curso, el primero en la historia a las 12:30 horas), y lo hizo contra viento y marea. Mala suerte, lesiones y decisiones arbitrales equivocadas no pudieron con el grupo de Inzaghi, que derrotó 3-1 a un Roma que dice definitivamente adiós al sueño scudetto. La Juve, a pesar del empate con el Atalanta, aumentó su ventaja, ahora de 9 puntos, cuando faltan apenas cuatro partidos: el alirón podría llegar ya en la próxima jornada.


El enfrentamiento parecía haber empezado cuesta arriba para los de Inzaghi, que perdieron su bomber Ciro Immobile en el calentamiento (por gripe) y en los primeros diez minutos sufrieron el enérgico arranque de los giallorossi. Fueron necesarios dos paradones de Strakosha para negarle a Dzeko y Salah el gol. Hasta que apareció Keita: el delantero crecido en la cantera del Barcelona, con un preciso zurdazo raso tras una bonita jugada personal, abrió la lata.

Era el minuto 12, y a partir de entonces el protagonista decisivo de la primera mitad fue Daniele Orsato, el árbitro. Poco después, le negó un penalti claro al Lazio por falta de Fazio a Lukaku; antes del descanso, le concedió uno al Roma totalmente inexistente. Strootman, básicamente, simuló un contacto con Wallace que nunca ocurrió, y forzó una pena máxima que transformó De Rossi (que, además, provocó al banquillo rival). El penalti, obviamente, causó mucha polémica (los giallorossi son el equipo al que le han concedido más, 13) y volvió a encender el debate sobre el videoarbitraje, que la Serie A debería estrenar oficialmente a partir del próximo curso.

En la reanudación el espectáculo continuó. Spalletti intentó aumentar la fuerza ofensiva de los suyos quitando a un apagado El Shaarawy, con Bruno Peres en su lugar. Dzeko tuvo otra ocasión inmensa para cambiar el rumbo del partido, pero otra vez se topó con Strakosha tras un centro raso de Salah. Un momento decisivo, porque en el 50', inesperadamente, el Lazio volvió a adelantarse con un chut de Basta, que Fazio desvió en su portería.

Los giallorossi se volcaron al ataque, pero ni las llegadas de Perotti y de Totti (que jugó 20 minutos en el que podría ser su último derbi), le sirvieron. Los laziali, por su parte, se defendían sin pasar demasiados apuros (inmenso el trabajo de Biglia, Parolo y Milinkovic-Savic en el mediocampo), y con el paso de los minutos aumentaban cada vez más los espacios para sus contragolpes. En el 85' llegó el que sentenció la contienda: Lulic corrió 50 metros y cedió el balón a Keita, que empujó entre palos el tanto número 13 de su gran campeonato desatando la fiesta de sus tifosi. El Roma, antes del pitido final, solo pudo mostrar su frustración, que llevó a Rudiger a ser expulsado por una violenta patada Djordjevic.

Un triunfo merecido para el Lazio, que se consolida en los puestos de Europa (marcha cuarto) y se jugará la final de Copa ante la Juve. Obra maestra de Simone Inzaghi, que Lotito quiso en su banquillo solo después del 'no' de Bielsa. Spalletti, en cambio, tiembla: si el Nápoles esta noche gana ante el Inter, su ventaja sobre los azzurri será de apenas un punto, y en las próximas dos jornadas tendrá que visitar al Milán y recibir a la Juventus. Su segundo puesto, fundamental para el acceso a la fase de grupos de Champions, peligra.

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