Isco hace magia en Gijón
Sus dos goles, uno de ellos obra maestra, evitaron que la rotación extrema acabara en decepción extrema. También marcó Morata.
Luis Nieto
As
Tienen trampa las rotaciones extremas de Zidane, porque en su plan B, exageradísimo en Gijón, incluye a su jugador del momento, Isco, fuera de los innegociables por el decretazo que impone a la BBC. Será difícil sostenerlo tras lo de El Molinón, donde se jugó un partido capicúa, que empezó y acabó en el malagueño, violinista, director y, finalmente, salvador del Madrid frente a un Sporting con mareona que llegó a arañar un punto.
El partido habla de una Liga estupenda, en la que incluso los equipos del corredor de la muerte, como el Sporting, cuidan la pelota y la competición. El gol de Cop, con el que se topó el Madrid, quedó en el escaparate de la jornada. Mikel Vesga, un centrocampista de mucho manejo, picó la pelota a espaldas de toda la defensa del Madrid y Cop la empalmó sobre la marcha a la red de Casilla. Un tanto aislado sobre un abrumador dominio del Madrid de los otros, que ofrece ventajas y contraindicaciones.
Es un equipo más dominante, con futbolistas que no tienen la cabeza más allá del aquí y ahora, llamados a una misión de no entregar la plaza, con paciencia para hornear la jugada y mover la pelota de banda a banda hasta que se abre la brecha. Pero también es un equipo con tres mediapuntas reciclados en centrocampistas, con poca capacidad de recuperación y muy expuestos a su espalda. Y que necesita quemar muchas más calorías para hacer gol que los innegociables porque juega menos al espacio.
Lo uno y lo otro lo aprovechó el Sporting, robustecido con una defensa de cinco y abriendo paréntesis en el dominio blanco con desplazamientos largos que hicieron sufrir a los de Zidane, que remendaron pronto el tanto de Cop con una obra maestra de Isco. Recogió la pelota en la esquina de área, se hizo un autopase de tacón, se abrió ángulo con la derecha y lo encontró con la izquierda. Todo en slow motion, para que no se perdiera un detalle de la fantástica maniobra.
En el último suspiro
Con el gol el Madrid retomó un asedio prolongado, pero con pocos fogonazos en el área. Isco fue expandiéndose en el partido hasta ocupar toda la escena y le acompañaron bien Lucas y Asensio. Incluso Coentrao. Pero James y Morata se quedaron muy cortos.
Y en un minuto giró el partido. Cuéllar evitó un gol cantado de Nacho y Vesga lo encontró en un cabezazo parabólico, casi casual, que superó a Casilla. Zidane empezó a desandar el camino, metió a Marcelo y se vio recompensado desde la otra banda: centro de Danilo y cabezazo cruzado de Morata que resultó un alivio. El segundo empate volvió a disparar a Isco, que firmó una jugada maradoniana mal culminada por Marcelo, y al Madrid, que comenzó a coleccionar ocasiones y errores de puntería. Hasta que volvió a aparecer Isco, que fue lírica y prosa, para decidir con un derechazo lejano en el 90'. Un gol para la Liga. Un gol para reabrir el caso de su renovación.
Luis Nieto
As
Tienen trampa las rotaciones extremas de Zidane, porque en su plan B, exageradísimo en Gijón, incluye a su jugador del momento, Isco, fuera de los innegociables por el decretazo que impone a la BBC. Será difícil sostenerlo tras lo de El Molinón, donde se jugó un partido capicúa, que empezó y acabó en el malagueño, violinista, director y, finalmente, salvador del Madrid frente a un Sporting con mareona que llegó a arañar un punto.
El partido habla de una Liga estupenda, en la que incluso los equipos del corredor de la muerte, como el Sporting, cuidan la pelota y la competición. El gol de Cop, con el que se topó el Madrid, quedó en el escaparate de la jornada. Mikel Vesga, un centrocampista de mucho manejo, picó la pelota a espaldas de toda la defensa del Madrid y Cop la empalmó sobre la marcha a la red de Casilla. Un tanto aislado sobre un abrumador dominio del Madrid de los otros, que ofrece ventajas y contraindicaciones.
Es un equipo más dominante, con futbolistas que no tienen la cabeza más allá del aquí y ahora, llamados a una misión de no entregar la plaza, con paciencia para hornear la jugada y mover la pelota de banda a banda hasta que se abre la brecha. Pero también es un equipo con tres mediapuntas reciclados en centrocampistas, con poca capacidad de recuperación y muy expuestos a su espalda. Y que necesita quemar muchas más calorías para hacer gol que los innegociables porque juega menos al espacio.
Lo uno y lo otro lo aprovechó el Sporting, robustecido con una defensa de cinco y abriendo paréntesis en el dominio blanco con desplazamientos largos que hicieron sufrir a los de Zidane, que remendaron pronto el tanto de Cop con una obra maestra de Isco. Recogió la pelota en la esquina de área, se hizo un autopase de tacón, se abrió ángulo con la derecha y lo encontró con la izquierda. Todo en slow motion, para que no se perdiera un detalle de la fantástica maniobra.
En el último suspiro
Con el gol el Madrid retomó un asedio prolongado, pero con pocos fogonazos en el área. Isco fue expandiéndose en el partido hasta ocupar toda la escena y le acompañaron bien Lucas y Asensio. Incluso Coentrao. Pero James y Morata se quedaron muy cortos.
Y en un minuto giró el partido. Cuéllar evitó un gol cantado de Nacho y Vesga lo encontró en un cabezazo parabólico, casi casual, que superó a Casilla. Zidane empezó a desandar el camino, metió a Marcelo y se vio recompensado desde la otra banda: centro de Danilo y cabezazo cruzado de Morata que resultó un alivio. El segundo empate volvió a disparar a Isco, que firmó una jugada maradoniana mal culminada por Marcelo, y al Madrid, que comenzó a coleccionar ocasiones y errores de puntería. Hasta que volvió a aparecer Isco, que fue lírica y prosa, para decidir con un derechazo lejano en el 90'. Un gol para la Liga. Un gol para reabrir el caso de su renovación.