Estados Unidos y China buscan un plan de respuestas a la amenaza norcoreana

Trump reacciona al lanzamiento fallido de Pyongpyang con un guiño a Pekín y el consejero de Seguridad dice que que analizan "toda una gama de opciones"

Amanda Mars
Washington, El País
Estados Unidos busca junto a China y sus aliados internacionales un plan de respuesta, con distintas opciones, en el caso de que Corea del Norte continue con sus "provocaciones". Las pruebas balísticas del régimen norcoreano resultan cada vez más inquietantes, pese al revés que sufrió el domingo al fracasar en el lanzamiento de un nuevo misil. El presidente, Donald Trump, reaccionó este domingo con un gesto hacia China, a la que ha estado pidiendo más colaboración, aunque admitiendo abiertamente que sus ataques en el terreno económico van a estar muy ligados a lo que ocurra con el frente norcoreano. “¿Por qué llamaría yo a China manipulador de moneda cuando trabajan con nosotros en el problema norcoreano? ¡Veremos qué pasa!”, dijo Trump en su cuenta de Twitter. El presidente estadounidense, que pasaba el fin de semana en su mansión de Florida, defendió además el mayor gasto militar asegurando que "no hay elección".


Usaron un tono más duro su número dos, el vicepresidente, Mike Pence, y el director del Consejo de Seguridad Nacional, el general Herbert McMaster. La acción norcoreana coincidió con el viaje del vicepresidente Pence por Asia, justo en ruta hacia Corea del Sur precisamente para analizar diferentes opciones con las que responder al cada vez más amenazante programa. "La provocación del norte esta mañana es simplemente el último recordatorio de los riesgos que encara cada uno de vosotros cada día", dijo Pence en un encuentro con militares estadounidenses de una base en Seúl. En paralelo, McMaster explicó en Afganistán, donde está de visita, que Estados Unidos trabaja con sus aliados internacionales y con el Gobierno chino para "elaborar una gama de opciones" que estén listas si el régimen norcoreano "continúa su patrón desestabilizador y provocador".

La nueva intentona de Pyongpyang no sorprendió. Los fastos por el 105 aniversario del nacimiento del fundador buscaban, además de reforzar la imagen de poder del nieto, Kim Jong-un, lanzar un mensaje a la Administración de Trump en un momento de tensión entre ambos países.

Antes del lanzamiento fallido, el régimen de Pyongyang había sacado unos cuantos misiles a pasear por las calles de la capital, como una parte más del desfile por el 105 aniversario del nacimiento del fundador, Kim Il-sung. El nieto, Kim Jong-un, mostraba así al mundo —y muy especialmente a la nueva Administración americana— su poderío en armamento nuclear y, en boca del número dos del Gobierno, Choi Ryoung Hae, lanzaba un mensaje muy inquietante: “Si fuerza una provocación temeraria contra nosotros, nuestro poderío contrarrevolucionario contraatacará con un golpe aniquilador. Responderemos a la guerra total con guerra total, y contestaremos a la guerra nuclear con nuestro propio estilo de ataque nuclear”.

El alto voltaje de los mensajes entre Estados Unidos y Corea del Norte, una dictadura férrea y el país más sancionado del mundo por el desarrollo de su programa nuclear, causa inquietud en todo el planeta. El rifirrafe se ha mantenido a través de palabras —“Corea del Norte está buscando problemas. Si China quiere ayudarnos, estupendo. Si no, ¡resolveremos los problemas sin ellos! EE UU”, dijo Trump el martes— y también de gestos: hace una semana Washington desplegó ante la Península de Corea grupo naval de ataque liderado por el portaaviones Carl Vinson, que inicialmente se dirigía hacia Australia, como respuestas a las amenazas norcoreanas.

Pyongyang ha intensificado sus ensayos con armamento nuclear en los últimos tiempos y las sanciones impuestas por Naciones Unidas no surten efecto. En este contexto, la nueva Casa Blanca advirtió hace semanas de que se le agotaba la paciencia. En una gira por Asia a mediados de marzo, el secretario de Estado, Rex Tillerson, advirtió que no descartaban ninguna opción, incluida la militar, si bien luego moderó el tono y volvió a apostar por la vía política. Trump ha vuelto hace unos días al tono más beligerante.

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