El Barça ha ganado en San Mamés, Mestalla, Nervión, Calderón y Bernabéu

Pese a ese ‘Grand Slam’, ha podido tirar la Liga en campos en principio más asequibles como Riazor o La Rosaleda. Messi, gran denominador común de los triunfos.

Juan Jiménez
As
El Barça más irregular que se recuerda en los últimos años (“esta temporada pesa por cinco años”, según Luis Enrique) ha sido capaz de hacer un Grand Slam y ganar en cinco de los campos más grandes de la Liga, de tremenda tradición en la misma: San Mamés, Mestalla, Nervión, Calderón y Bernabéu. Aun así, con esa tarjeta de visita, no depende de sí mismo en la Liga. Una señal de la tremenda irregularidad de un equipo que se ha dejado puntos en su casa ante Alavés (1-2) o Málaga (0-0) y con derrotas que le castigarán lejos de Barcelona y más inesperadas como la de Riazor (2-1) y La Rosaleda (2-0).


Capaz de ridículos sonados como el de París (4-0 ante el PSG) o primeras partes imperdonables como la de Turín ("la recordaré por los siglos de los siglos" explicaba Luis Enrique después del 3-0 ante la Juventus), el Barça ha sido capaz de tener actuaciones convincentes y con un punto de heroicidad en campos históricamente difíciles para sus intereses. Después de un triunfo trabajado en la segunda jornada ante el Athletic con un cabezazo magnífico de Rakitic (0-1), el Barça fue capaz de ganar sobre la hora en Mestalla, remontó en Nervión y volvió a ganar en los últimos minutos en el Calderón y el Bernabéu. Dejando de lado el partido de Bilbao, en el resto Messi tuvo un papel capital. En Sevilla se echó al equipo a la espalda para remontar un partido. Hizo el 1-1 y regaló el 1-2 a Messi. En Valencia marcó el 0-1 y el 2-3 e inició la jugada del penalti decidió el envite. Se plantó en el Calderón y, listo y ratonero, hizo el 1-2 definitivo. Finalmente, su partido en el Bernabéu sobre el que ya se han escrito ríos de tinta.

El Barça, sin embargo, lamenta profundamente a estas horas derrotas como la de Balaídos al inicio de temporada después de cinco minutos de fatal desconexión. O como la de A Coruña, todavía en plena resaca después del 6-1 al PSG. O de Málaga, sin motivación pese al empate del Madrid en el derbi. O de empates polémicos como en Villarreal y Heliópolis y también, por qué no decirlo, afortunados, como en Anoeta. Un Barça, en fin, demasiado irregular. Capaz de grandes noches en grandes escenarios pero que, a día de hoy, no depende aún de él para ganar la Liga.

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