El 2-0 ante el Málaga vuelve a poner en cuestión el 4-3-3

Juan Jiménez
As
Imparable como estaba con el 3-4-3, el sistema de los veinte tiros y cuatro goles por partido, Luis Enrique ha decidido en la última semana jugar con el ‘viejo’ 4-3-3 en los partidos de fuera de casa. La decisión está basada en dos motivos. Uno, alinear a Alba que no tiene cabida en el 3-4-3. Ser una de las vacas sagradas, al menos en un segundo escalón, obliga a Luis Enrique a tener mano izquierda con el lateral. Además, se supone que el 4-3-3 matiza el perfil kamikaze del sistema que se ha convertido en preferido por la afición en los últimos partidos. Sin embargo, también puede ser un coladero como demostró el primer gol, en el que nadie presionó el balón largo a Sandro y Umtiti y Mathieu se coordinaron lo necesario para coger al canario, que estaba rompiendo desde su campo por lo que hacer la línea no tenía sentido.


Luis Enrique quiso dar un golpe de timón en la segunda parte pero no dio a tiempo a saber qué hubiese pasado con el 3-4-3 porque Neymar fue expulsado y todo saltó por los aires. El resultado, y las últimas sensaciones del 4-3-3, podrían hacer pensar en un regreso al 3-4-3 en Turín, incluso sabiendo los riesgos que conlleva. Sin embargo, la lesión de Busquets obligaría a tocar demasiado el equipo y a poner a Mathieu en el equipo titular.

Por eso, a esta hora del domingo, lo más normal es que el Barça, que recuperará a Piqué, fundamental, juegue en Turín con Ter Stegen (otro de los señalados de Málaga); Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Alba; Mascherano, Rakitic, Iniesta; Messi, Suárez y Neymar. Con el 3-4-3, el once sería el formado por Ter Stegen; Piqué, Umtiti, Mathieu; Mascherano, Rakitic, Iniesta ,Messi; Sergi Roberto, Suárez y Neymar.

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