Detenido un islamista como sospechoso por el atentado contra el autobús del Borussia Dortmund
La Fiscalía alemana investiga el ataque como acto terrorista y evalúa la autenticidad de la carta de reivindicación hallada en el lugar
Ana Carbajosa
Dortmund, El País
Varias líneas de investigación continúan abiertas en Dortmund tras el ataque con explosivos el martes al autobús en el que viajaban los jugadores del Borussia, según informaron las autoridades alemanas. La pista islamista cobró sin embargo ayer fuerza. La fiscalía federal indicó que se había producido la detención de un individuo relacionado con “el espectro islamista”. Mientras, Marc Bartra el jugador español que sufrió heridas graves a consecuencia del ataque, se recupera en un hospital a las afueras de Dortmund de la operación de muñeca a la que fue sometido. Los fans abarrotaron el campo donde se celebró finalmente el partido suspendido el día anterior, en un clima de mano tendida entre los equipos rivales y bajo fuertes medidas de seguridad.
La fiscalía antiterrorista informó de que se había registrado la vivienda de dos individuos con posibles motivaciones islamistas y de que trabajan con la asunción de que se trata de un acto terrorista. La prensa local identificó a los sospechosos como un iraquí de 25 años y un alemán de 28. El diario Express detalló que uno reside en Wuppertal y el segundo en Fröndenberg, ambas localidades cercanas. La fiscalía detalló también que los explosivos contenían metralla que se incrustó en el autobús y que la detonación alcanzó un radio de cien metros.
La portavoz de la fiscalía, que se mostró cautelosa y evitó ofrecer juicios concluyentes, explicó además que en las tres cartas encontradas en el lugar del atentado, los atacantes pedían la retirada de Alemania de la coalición internacional que lucha contra el Estado islámico así como el cierre de la base estadounidense en Ramstein, al suroeste del país. El modus operandi del autor o autores de este ataque no se parece al de atentados de corte islamista cometidos en el pasado, en los que no es habitual dejar notas de autoría y que no acostumbran a dirigirse contra individuos concretos. Ralf Jäger, ministro de Interior de Renania del Norte-Westfalia, el Estado de en el que se encuentra Dortmund, indicó que la investigación sigue varias vías y que no se descarta aún ninguna posible motivación.
La canciller Angela Merkel declaró que el atentado fue “un acto repugnante” y las autoridades trabajan para esclarecer las causas lo antes posible. Y el ministro de Interior, Thomas de Maizière, decidió acudir al encuentro en señal de solidaridad.
A las puertas del estadio del Borussia no había miedo. Cuando faltaban tres horas para que empezara el partido contra el Mónaco, la marea negra y amarilla avanzaba hacia el campo casi como cualquier otro día. Acudían con tiempo, conscientes de que los controles de seguridad iban a ser más estrictos. Venían como siempre, a disfrutar. “¿Miedo? Para nada, pero es verdad que se respira un ambiente un poco raro”, sentía Stehan Lotze, un consultor de la vecina Essen. Pesaba sin embargo que la decisión de celebrar el partido apenas un día después del ataque era tal vez algo precipitado. Lotze hablaba frente a las puertas del estadio y apenas a un par de metros del principio de una interminable hilera de furgones policiales. Los agentes desfilaban en grupos armados y enfundados en chalecos antibalas.
Ana Carbajosa
Dortmund, El País
Varias líneas de investigación continúan abiertas en Dortmund tras el ataque con explosivos el martes al autobús en el que viajaban los jugadores del Borussia, según informaron las autoridades alemanas. La pista islamista cobró sin embargo ayer fuerza. La fiscalía federal indicó que se había producido la detención de un individuo relacionado con “el espectro islamista”. Mientras, Marc Bartra el jugador español que sufrió heridas graves a consecuencia del ataque, se recupera en un hospital a las afueras de Dortmund de la operación de muñeca a la que fue sometido. Los fans abarrotaron el campo donde se celebró finalmente el partido suspendido el día anterior, en un clima de mano tendida entre los equipos rivales y bajo fuertes medidas de seguridad.
La fiscalía antiterrorista informó de que se había registrado la vivienda de dos individuos con posibles motivaciones islamistas y de que trabajan con la asunción de que se trata de un acto terrorista. La prensa local identificó a los sospechosos como un iraquí de 25 años y un alemán de 28. El diario Express detalló que uno reside en Wuppertal y el segundo en Fröndenberg, ambas localidades cercanas. La fiscalía detalló también que los explosivos contenían metralla que se incrustó en el autobús y que la detonación alcanzó un radio de cien metros.
La portavoz de la fiscalía, que se mostró cautelosa y evitó ofrecer juicios concluyentes, explicó además que en las tres cartas encontradas en el lugar del atentado, los atacantes pedían la retirada de Alemania de la coalición internacional que lucha contra el Estado islámico así como el cierre de la base estadounidense en Ramstein, al suroeste del país. El modus operandi del autor o autores de este ataque no se parece al de atentados de corte islamista cometidos en el pasado, en los que no es habitual dejar notas de autoría y que no acostumbran a dirigirse contra individuos concretos. Ralf Jäger, ministro de Interior de Renania del Norte-Westfalia, el Estado de en el que se encuentra Dortmund, indicó que la investigación sigue varias vías y que no se descarta aún ninguna posible motivación.
La canciller Angela Merkel declaró que el atentado fue “un acto repugnante” y las autoridades trabajan para esclarecer las causas lo antes posible. Y el ministro de Interior, Thomas de Maizière, decidió acudir al encuentro en señal de solidaridad.
A las puertas del estadio del Borussia no había miedo. Cuando faltaban tres horas para que empezara el partido contra el Mónaco, la marea negra y amarilla avanzaba hacia el campo casi como cualquier otro día. Acudían con tiempo, conscientes de que los controles de seguridad iban a ser más estrictos. Venían como siempre, a disfrutar. “¿Miedo? Para nada, pero es verdad que se respira un ambiente un poco raro”, sentía Stehan Lotze, un consultor de la vecina Essen. Pesaba sin embargo que la decisión de celebrar el partido apenas un día después del ataque era tal vez algo precipitado. Lotze hablaba frente a las puertas del estadio y apenas a un par de metros del principio de una interminable hilera de furgones policiales. Los agentes desfilaban en grupos armados y enfundados en chalecos antibalas.