Cornellà no para al Barça

El doblete de Suárez y el tanto de Rakitic permiten al equipo de Luis Enrique seguir líder con un partido más que el Madrid. El Espanyol empezó fuerte pero se diluyó con fallos graves atrás.


Santi Giménez
As
El Barcelona tuvo bastante con esperar a que el Espanyol se equivocara para ganar el derbi por 0-3 y mantener su liderato virtual en la Liga. No se rinde el equipo blaugrana, que ofreció su versión más paciente en el partido. La misma paciencia que necesita el conjunto blaugrana para aguardar un tropiezo del Real Madrid que sigue teniendo una bala en la recámara.


Tras conquistar el Bernabéu, el Barcelona mantuvo su velocidad de crucero en Cornellà-El Prat, que demostró ser un fortín mucho más difícil de conquistar para el Barcelona que el que se plasmó en el resultado que significó el resultado final.

Con toda la razón del mundo temía el Barcelona el desplazamiento al campo perico, que consideraba la salida más difícil en el tramo final de temporada, descontando la visita a Chamartín. Pero toda la oposición del Espanyol, que fue mucha, se deshizo por culpa de los errores puntuales de un equipo tan bien armado como dispuesto, pero que falló en los detalles. Y eso, ante el Barcelona es firmarse una sentencia capital.

La valentía del Espanyol se notó desde el primer minuto de partido. Salieron los de Quique Sánchez Flores a presionar al Barcelona arriba con un despliegue físico descomunal. Un esfuerzo, que en la segunda parte pasó factura porque las órdenes del cerebro no siempre fueron correspondidas por las piernas de unos jugadores locales que cometieron unos fallos definitivos.

Logró el Espanyol su objetivo en la primera parte, en la que apenas pasó nada. Se esperaba el derbi como un partido en el que pasarían cosas, pero tuvo un primer acto de tanteo absoluto. Ni un disparo entre los tres palos de ninguno de los dos equipos confirma esta percepción. Jurado tuvo una ocasión a los cuatro minutos en un desajuste defensivo del Barcelona y cruzó demasiado el balón, mientras que el Barça apenas asomó por los dominios de Diego López.

El partido estaba entró en la media parte pendiente de que los pulmones de los españolistas resistieran como en la primera y que nadie cometiera un error. Lo primero se cumplió, porque los jugadores del Espanyol se vaciaron a lo largo de los 90 minutos. Lo segundo, no.

A los cinco minutos de la reanudación un error de Jurado al descargar un pase a la defensa marcó el destino del partido. El balón cayó en tierra de nadie y Luis Suárez, que llevaba cinco partidos sin marcar y que en la primera parte había exhibido una falta de confianza preocupante, enfiló cara a cara a Diego López y rompió el partido.

Respondió al gol del Barcelona el Espanyol con coraje y no se dio por vencido, pero el encuentro había entrado en el territorio Messi. El argentino se erigió en el dominador de todas las parcelas del campo y tras unos minutos de duda culé, tomó las riendas del duelo y siempre decidió correctamente. De un contragolpe suyo nació el segundo gol que archivó el partido después de una sutil finalización de un Rakitic que está acabando la temporada como un trueno.

Con el 0-2 ya no había nada más a discutir. Un nuevo error perico en defensa, esta vez de Aaron fue aprovechado por Luis Suárez para marcar su segundo tanto y ahondar en la herida españolista. Era el castigo a los errores y el premio a la paciencia. La que deberá tener el Barça en lo que resta de Liga.

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