Ben Yedder y el Sevilla le meten presión al Atlético
Juan Jiménez
As
Empeñado como está en marcharse (si es que se confirma su nombramiento como seleccionador argentino) como el entrenador que bate el récord de puntos del Sevilla en la historia de la Liga, Jorge Sampaoli explotó cuando el menudo Wissan Ben Yedder intuyó qué jugada dibujaría Samir Nasri en un rincón del área y marcó el 2-1 cuando el reloj (79') empezaba a apurar al Sevilla. Su triunfo le asegura un poquito más la cuarta plaza (le mete ocho puntos al Villarreal) y de paso aprieta al Atlético, que ya no tiene margen de error si quiere conservar la tercera.
Fue un triunfo merecido del Sevilla, aparentemente resucitado de la crisis que se lo llevó por delante en la Champions, con otro ánimo y con jugadores recuperados para la causa como Ganso, que dejó dos pinceladas deliciosas, y Nasri, este después de regresar de otra inoportuna lesión. Empujado también por la torpe expulsión del Tucu Hernández, que compensó la candidez del francés Clement Lenglet y su inocente penalti a Guidetti, el Sevilla no paró hasta encontrar el 2-1 y bien que se le resistió. Hasta tres veces (Iborra, Escudero y Nasri) se estrellaron en los postes los blanquirrojos, a los que la necesidad apremiaba más. El partido, no obstante, fue parejo en la primera parte. Berizzo y Sampaoli, entrenadores agresivos, pelearon por el protagonismo. El Sevilla se acercó más pero Gil Manzano le perdonó un penalti a Iborra al filo del descanso. Pareció claro.
En los primeros once minutos de la segunda parte pasó casi de todo: el bellísimo gol de Correa (tiene hechuras de jugador grande el argentino) después de burlar a Cabral, Radoja y Hugo Mallo. También el empate de Aspas, que pidió disculpas a la grada después de marcar el penalti, y la expulsión del Tucu. La única dirección posible del Sevilla desde ese minuto era tocar a rebato. Así lo entendió Sampaoli, que juntó a dos creadores, Nasri y Ganso, para asegurarse la posesión del balón, y metió a Ben Yedder para ganar don de la oportunidad, chispa. Los cambios esta vez le dieron abrumadoramente la razón al entrenador de Casilda, que tiene entre ceja y ceja los términos récord y tercero. Al Celta, mientras, le quedan muchas cosas este año. La más importante, ser el sucesor del Sevilla como ganador de la Europa League.
As
Empeñado como está en marcharse (si es que se confirma su nombramiento como seleccionador argentino) como el entrenador que bate el récord de puntos del Sevilla en la historia de la Liga, Jorge Sampaoli explotó cuando el menudo Wissan Ben Yedder intuyó qué jugada dibujaría Samir Nasri en un rincón del área y marcó el 2-1 cuando el reloj (79') empezaba a apurar al Sevilla. Su triunfo le asegura un poquito más la cuarta plaza (le mete ocho puntos al Villarreal) y de paso aprieta al Atlético, que ya no tiene margen de error si quiere conservar la tercera.
Fue un triunfo merecido del Sevilla, aparentemente resucitado de la crisis que se lo llevó por delante en la Champions, con otro ánimo y con jugadores recuperados para la causa como Ganso, que dejó dos pinceladas deliciosas, y Nasri, este después de regresar de otra inoportuna lesión. Empujado también por la torpe expulsión del Tucu Hernández, que compensó la candidez del francés Clement Lenglet y su inocente penalti a Guidetti, el Sevilla no paró hasta encontrar el 2-1 y bien que se le resistió. Hasta tres veces (Iborra, Escudero y Nasri) se estrellaron en los postes los blanquirrojos, a los que la necesidad apremiaba más. El partido, no obstante, fue parejo en la primera parte. Berizzo y Sampaoli, entrenadores agresivos, pelearon por el protagonismo. El Sevilla se acercó más pero Gil Manzano le perdonó un penalti a Iborra al filo del descanso. Pareció claro.
En los primeros once minutos de la segunda parte pasó casi de todo: el bellísimo gol de Correa (tiene hechuras de jugador grande el argentino) después de burlar a Cabral, Radoja y Hugo Mallo. También el empate de Aspas, que pidió disculpas a la grada después de marcar el penalti, y la expulsión del Tucu. La única dirección posible del Sevilla desde ese minuto era tocar a rebato. Así lo entendió Sampaoli, que juntó a dos creadores, Nasri y Ganso, para asegurarse la posesión del balón, y metió a Ben Yedder para ganar don de la oportunidad, chispa. Los cambios esta vez le dieron abrumadoramente la razón al entrenador de Casilda, que tiene entre ceja y ceja los términos récord y tercero. Al Celta, mientras, le quedan muchas cosas este año. La más importante, ser el sucesor del Sevilla como ganador de la Europa League.