Allá Zidane con su Bale y su Florentino

Alfredo Relaño, As
En su libro, Ancelotti detalló las presiones que tuvo de Florentino en torno a Bale. El gran mandatario del Madrid vio en su día al galés como un presunto aspirante al trono que se reparten desde hace nueve años Messi y Cristiano. Ha pasado el tiempo y no parece que eso vaya a ser así. En ‘pole position’ está Neymar, y cerca de él andan otros como Griezmann, Mbappé y Dybala, más quizá algún otro. En ningún caso Bale, estupendo jugador, pero que se apoya en su físico de decatleta más que el propio Cristiano Ronaldo (que a eso suma bastantes cosas más) y que para su perdición es un jugador de cristal, como se decía antes. Frágil.


Viene esto a cuento porque Bale jugó el Clásico sin venir a cuento. Estaba lesionado, o mal recuperado, o ambas cosas. El Madrid tiene jugadores de sobra para mejorar a un Bale mermado, incluso para discutirle el puesto a un Bale en forma. No hago de menos a Bale. Es un jugador estupendo si está sano. En realidad su problema es que no hacía falta, por eso no ha jugado en su sitio, sino en el que fue de Di María, formidable, y antes de Robben, mejor aún, si cabe. A éste le echó Florentino por ‘frágil’, que lo era, pero no más que Bale. A Di María le aburrió, buscando figuras para su puesto: primero Bale y cuando emigró a la media, a James.

Vuelvo: ¿por qué jugó de salida el Clásico un Bale en precario? Zidane dio explicaciones penosas. Le hacía mucha ilusión, dijo. Supongo que no más que a Lucas Vázquez, que fue a la grada, o que Asensio, que cuando salió hizo mucho, pero que mucho, más. O que Isco, o incluso James. Allá Zidane si prefiere dejar arrasarse por las pretensiones inducidas por su presidente (que en el palco intercambiaba calor codo con codo, en estos días difíciles, con Aznar) en lugar de ser justo. El domingo bien pudo empatar el partido, o hasta ganarlo. Pero lo perdió y eso hará que caiga sobre su cuenta la alineación indefendible de Bale.

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