Algo pasa con Modric
Cuando ha bajado el nivel, el Madrid ha jugado peor. Ha disputado 29 partidos de 45, con 12 sustituciones. Ante el Alavés, ni una recuperación. La lesión le frenó.
Alfredo Matilla
As
Si los números del Madrid, cuando son buenos o malos, se analizan mirando a Cristiano, Benzema y Bale; a la hora de buscar argumentos para hablar estrictamente del juego siempre se suele poner el foco en Modric. La razón es sencilla: él es el timón y el termómetro que explica con más exactitud el estado anímico del colectivo. Casualidad o no, el bajón en el juego del croata ha coincidido con el peor fútbol del Madrid. Modric ha sido sustituido en tres de los últimos cuatro partidos, en los que el equipo de Zidane se sintió demasiado incómodo, sobre todo, ante el Athletic, Alavés y Nápoles.
Modric no está siendo el mismo desde su última lesión (sobrecarga a principios de año). Y el Madrid lo nota. Ninguno de los dos está cómodo. Modric ha perdido claramente su acierto en el pase (del 91% al 88%) y está regalando al contrario dos balones más por partido de lo que solía. Ante el Alavés, estuvo desconocido. Por primera vez en la temporada no recuperó ni un solo balón y, pese a que el Madrid dominó claramente con él en el campo, bajó su media de 57 intervenciones a 40. Manda menos que antes. Así, Zidane decidió cambiarle, por lo que el centrocampista ya está equilibrando el número de partidos que ha jugado completos este curso (17) con los que no (12). Ni siquiera jugó a su favor el hecho de haber sido liberado de su selección antes de lo previsto (disputó el último oficial y regresó a Madrid sin jugar el amistoso).
Lo preocupante es que Modric sólo ha disputado esta temporada 29 partidos de 45. No inquietan sus estadísticas (un gol y cuatro asistencias), ya que sigue la media de una trayectoria en la se demuestra que es más importante la incidencia en medio campo que apareciendo en los metros finales. Sin embargo, sí alarma el hecho de que Zidane no haya podido contar con él en 16 encuentros. Algunos clave como ante el Celta en Copa (eliminación) o ante el Villarreal (1-1). No era lo normal. El año pasado ya llevaba a estas alturas 23 partidos completos y sólo se había perdido cinco, sobre todo por tarjetas y rotaciones. Sólo en la temporada de su grave lesión en el muslo (2013-14) llevaba menos minutos acumulados que ahora.
Será fatiga por las apreturas del calendario o, al revés, falta de rodaje por haber parado tanto tiempo. Eso lo dirán los médicos. Cada futbolista es un mundo. A unos les viene bien dosificar y a otros no parar. Pero lo cierto es que el Madrid necesita con urgencia la frescura del mejor Modric ahora que Atlético, Bayern y Barça están a la vuelta de la esquina para decidir todo.
Alfredo Matilla
As
Si los números del Madrid, cuando son buenos o malos, se analizan mirando a Cristiano, Benzema y Bale; a la hora de buscar argumentos para hablar estrictamente del juego siempre se suele poner el foco en Modric. La razón es sencilla: él es el timón y el termómetro que explica con más exactitud el estado anímico del colectivo. Casualidad o no, el bajón en el juego del croata ha coincidido con el peor fútbol del Madrid. Modric ha sido sustituido en tres de los últimos cuatro partidos, en los que el equipo de Zidane se sintió demasiado incómodo, sobre todo, ante el Athletic, Alavés y Nápoles.
Modric no está siendo el mismo desde su última lesión (sobrecarga a principios de año). Y el Madrid lo nota. Ninguno de los dos está cómodo. Modric ha perdido claramente su acierto en el pase (del 91% al 88%) y está regalando al contrario dos balones más por partido de lo que solía. Ante el Alavés, estuvo desconocido. Por primera vez en la temporada no recuperó ni un solo balón y, pese a que el Madrid dominó claramente con él en el campo, bajó su media de 57 intervenciones a 40. Manda menos que antes. Así, Zidane decidió cambiarle, por lo que el centrocampista ya está equilibrando el número de partidos que ha jugado completos este curso (17) con los que no (12). Ni siquiera jugó a su favor el hecho de haber sido liberado de su selección antes de lo previsto (disputó el último oficial y regresó a Madrid sin jugar el amistoso).
Lo preocupante es que Modric sólo ha disputado esta temporada 29 partidos de 45. No inquietan sus estadísticas (un gol y cuatro asistencias), ya que sigue la media de una trayectoria en la se demuestra que es más importante la incidencia en medio campo que apareciendo en los metros finales. Sin embargo, sí alarma el hecho de que Zidane no haya podido contar con él en 16 encuentros. Algunos clave como ante el Celta en Copa (eliminación) o ante el Villarreal (1-1). No era lo normal. El año pasado ya llevaba a estas alturas 23 partidos completos y sólo se había perdido cinco, sobre todo por tarjetas y rotaciones. Sólo en la temporada de su grave lesión en el muslo (2013-14) llevaba menos minutos acumulados que ahora.
Será fatiga por las apreturas del calendario o, al revés, falta de rodaje por haber parado tanto tiempo. Eso lo dirán los médicos. Cada futbolista es un mundo. A unos les viene bien dosificar y a otros no parar. Pero lo cierto es que el Madrid necesita con urgencia la frescura del mejor Modric ahora que Atlético, Bayern y Barça están a la vuelta de la esquina para decidir todo.