Procesados los falsos padres del nieto de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo
El matrimonio que anotó como propio a Ignacio Montoya Carlotto enfrenta cargos por “falsedad ideológica”
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
Ignacio llevó durante los primeros 36 años de su vida el apellido Hurban, que heredó de Clemente, aquel que siempre pensó que era su padre. Pero en 2014 una prueba de ADN demostró que Clemente no era su papá y que Juana Rodríguez no era su mamá. Ignacio es en realidad hijo de Walmir Oscar Montoya y Laura Estela Carlotto, la hija de Estela Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo. Laura lo parió en un centro clandestino de detención, minutos antes de que el bebé le fuera arrebatado por sus captores. El niño llegó a manos de un hacendado de Olavarría, 350 kilómetros de Buenos Aires, quién a su vez lo entrego a Clemente y Juana. El matrimonio trabajaba en la finca del hacendado y anotó al Ignacio como propio. Hoy un juez federal los procesó por el delito de “falsedad ideológica” y “alteración del estado civil”. Ignacio, que hoy es Ignacio Montoya Carlotto, no está contento con la noticia. “Yo los siento mis padres y los trato como tales", dijo.
Ser el nieto de la presidenta de Abuelas convirtió a Ignacio en un ícono de la lucha de la organización, dedicada desde hace 40 años a recuperar la identidad de los niños que sus hijas e hijos parieron durante su cautiverio ilegal. En 2014, Ignacio no sólo cambió su nombre sino su vida. Y la causa que se abrió en los tribunales contra sus apropiadores forma parte de los casos en que los hijos apropiados no desean castigar. “Estoy muy dolido por todo esto”, dice Montoya Carlotto a EL PAÍS. “Prefiero hablar lo menos posible del tema porque quiero mantener mi intimidad a salvo. Si van presos sería terrible. Yo estoy plenamente convencido de que deberían estar libres, pero no sé si la Justicia tendrá en cuenta mi punto de vista", dice.
El juez Marcelo Martínez de Giorgi procesó a los apropiadores de Montoya Carlotto y al médico Julio Sacher, acusado de alterar su partida de nacimiento. "Se ha comprobado, con el grado de convicción requerido en esta etapa procesal, que el día 28 de junio de 1978 los encausados Clemente Hurban y Juana Rodríguez efectivamente hicieron insertar en el acta de nacimiento de Ignacio Hurban -a la postre Ignacio Montoya Carlotto- datos falsos con respecto a su filiación", escribió el juez en su fallo. Así, el nieto de Carlotto figuró como "como hijo del matrimonio Hurban-Rodríguez cuando en realidad no lo era”, dijo el magistrado.
Ignacio es el nieto 114 recuperado por Abuelas. Siempre se ha mostrado orgulloso de su relación con Estela Carlotto, pero no quiere que sus padres adoptivos sufran consecuencias penales por lo que hicieron. A diferencia de otros apropiadores, Hurban y Rodríguez no pertenecían a las fuerzas de seguridad y recibieron al bebé de Carlos Aguilar, dueño del establecimiento rural donde trabajaban. "Seguimos teniendo contacto, vivimos muy cerca”, dice Ignacio. El matrimonio seguirá por ahora en libertad, hasta tanto la causa avance hacia una sentencia firme.
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
Ignacio llevó durante los primeros 36 años de su vida el apellido Hurban, que heredó de Clemente, aquel que siempre pensó que era su padre. Pero en 2014 una prueba de ADN demostró que Clemente no era su papá y que Juana Rodríguez no era su mamá. Ignacio es en realidad hijo de Walmir Oscar Montoya y Laura Estela Carlotto, la hija de Estela Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo. Laura lo parió en un centro clandestino de detención, minutos antes de que el bebé le fuera arrebatado por sus captores. El niño llegó a manos de un hacendado de Olavarría, 350 kilómetros de Buenos Aires, quién a su vez lo entrego a Clemente y Juana. El matrimonio trabajaba en la finca del hacendado y anotó al Ignacio como propio. Hoy un juez federal los procesó por el delito de “falsedad ideológica” y “alteración del estado civil”. Ignacio, que hoy es Ignacio Montoya Carlotto, no está contento con la noticia. “Yo los siento mis padres y los trato como tales", dijo.
Ser el nieto de la presidenta de Abuelas convirtió a Ignacio en un ícono de la lucha de la organización, dedicada desde hace 40 años a recuperar la identidad de los niños que sus hijas e hijos parieron durante su cautiverio ilegal. En 2014, Ignacio no sólo cambió su nombre sino su vida. Y la causa que se abrió en los tribunales contra sus apropiadores forma parte de los casos en que los hijos apropiados no desean castigar. “Estoy muy dolido por todo esto”, dice Montoya Carlotto a EL PAÍS. “Prefiero hablar lo menos posible del tema porque quiero mantener mi intimidad a salvo. Si van presos sería terrible. Yo estoy plenamente convencido de que deberían estar libres, pero no sé si la Justicia tendrá en cuenta mi punto de vista", dice.
El juez Marcelo Martínez de Giorgi procesó a los apropiadores de Montoya Carlotto y al médico Julio Sacher, acusado de alterar su partida de nacimiento. "Se ha comprobado, con el grado de convicción requerido en esta etapa procesal, que el día 28 de junio de 1978 los encausados Clemente Hurban y Juana Rodríguez efectivamente hicieron insertar en el acta de nacimiento de Ignacio Hurban -a la postre Ignacio Montoya Carlotto- datos falsos con respecto a su filiación", escribió el juez en su fallo. Así, el nieto de Carlotto figuró como "como hijo del matrimonio Hurban-Rodríguez cuando en realidad no lo era”, dijo el magistrado.
Ignacio es el nieto 114 recuperado por Abuelas. Siempre se ha mostrado orgulloso de su relación con Estela Carlotto, pero no quiere que sus padres adoptivos sufran consecuencias penales por lo que hicieron. A diferencia de otros apropiadores, Hurban y Rodríguez no pertenecían a las fuerzas de seguridad y recibieron al bebé de Carlos Aguilar, dueño del establecimiento rural donde trabajaban. "Seguimos teniendo contacto, vivimos muy cerca”, dice Ignacio. El matrimonio seguirá por ahora en libertad, hasta tanto la causa avance hacia una sentencia firme.