Otra vez Ramos: es el cuarto goleador del Madrid este año
Con el doblete al Nápoles, el capitán blanco sofocó el incendio de San Paolo y sumó su décima diana, sólo por detrás de Cristiano, Benzema y Morata.
Mario Cortegana
As
Hay una táctica tan singular, la 'Sergio Ramos', que no se enseña en los cursos de entrenadores pese a que todos ellos la querrían para sí: un tipo cualquiera lanza un balón al vuelo y otro, 1,83 de altura, 75 kilos de liderazgo, un 4 a la espalda y un brazalete en el bíceps, lo lleva a la red. Cuanto más crítico es el momento, mejor funciona. Es lo que pasó en Nápoles: mientras el mundo se dividía entre partidarios y detractores del 4-3-3, con la BBC con menos adeptos a cada segundo, apareció el capitán blanco para minimizar la importancia de las pizarras y zanjar la eliminatoria con dos tantos (uno para la UEFA, que otorgó a Mertens la autoría del 1-2).
Iba Zidane caminito de la guillotina pública por su apuesta inquebrantable por el tridente cuando surgió el Ramos cazador: "¡Plato!", pidió en el minuto 51, para apuntar y disparar con certeza. Seis minutos después se repitió la jugada, también los actores: córner, centro de Kroos y cabezazo de Ramos a la jaula. El de Camas, central, recuerden, sumó su décimo gol del año (uno en la Supercopa de Europa, otro en Copa, dos en Champions y seis en LaLiga), sólo por detrás de Morata (13), Benzema (15) y Cristiano (25).
Las dos dianas le ponen a la altura de Roberto Carlos, ambos empatados a 68 en el segundo puesto del ranking de defensas más goleadores del Real Madrid; Hierro (también jugó de medio), primero, hizo 127. Y, además, le dejaron de propina un récord personal: nunca antes había visto puerta más de ocho veces en una temporada. Y aún tiene por delante toda la primavera, su estación preferida.
Mario Cortegana
As
Hay una táctica tan singular, la 'Sergio Ramos', que no se enseña en los cursos de entrenadores pese a que todos ellos la querrían para sí: un tipo cualquiera lanza un balón al vuelo y otro, 1,83 de altura, 75 kilos de liderazgo, un 4 a la espalda y un brazalete en el bíceps, lo lleva a la red. Cuanto más crítico es el momento, mejor funciona. Es lo que pasó en Nápoles: mientras el mundo se dividía entre partidarios y detractores del 4-3-3, con la BBC con menos adeptos a cada segundo, apareció el capitán blanco para minimizar la importancia de las pizarras y zanjar la eliminatoria con dos tantos (uno para la UEFA, que otorgó a Mertens la autoría del 1-2).
Iba Zidane caminito de la guillotina pública por su apuesta inquebrantable por el tridente cuando surgió el Ramos cazador: "¡Plato!", pidió en el minuto 51, para apuntar y disparar con certeza. Seis minutos después se repitió la jugada, también los actores: córner, centro de Kroos y cabezazo de Ramos a la jaula. El de Camas, central, recuerden, sumó su décimo gol del año (uno en la Supercopa de Europa, otro en Copa, dos en Champions y seis en LaLiga), sólo por detrás de Morata (13), Benzema (15) y Cristiano (25).
Las dos dianas le ponen a la altura de Roberto Carlos, ambos empatados a 68 en el segundo puesto del ranking de defensas más goleadores del Real Madrid; Hierro (también jugó de medio), primero, hizo 127. Y, además, le dejaron de propina un récord personal: nunca antes había visto puerta más de ocho veces en una temporada. Y aún tiene por delante toda la primavera, su estación preferida.