Matteo Renzi lanza su versión 2.0

El ex primer ministro italiano presenta su programa electoral para las primarias del Partido Democrático

Daniel Verdú
Roma, El País
Nada mejor que invocar los orígenes cuando el futuro es incierto. Así que el lugar donde empezó todo en el Partido Democrático (PD) hace diez años, el Lingotto de Turín, fue el escenario perfecto este domingo para clausurar las tres jornadas de presentación del programa electoral de Matteo Renzi de las primarias que el próximo 30 de abril celebrará su partido. Una organización cosida en la última década a base de retazos de la izquierda italiana y que cuestiona estos días toda su idiosincrasia: desde la ideología hasta el liderazgo. En este confuso territorio Renzi trata de convencer a los militantes de que tiene respuestas y, sobre todo, que ha aprendido de sus propios errores.


Como si nada hubiera sucedido desde que el 4 de diciembre perdió el referéndum constitucional en el que se jugó su cabeza, el ex primer ministro ha apretado el botón de reset. “El partido empieza ahora”, ha lanzado a las 5.000 personas que fueron a verle y entre los que se encontraba el actual presidente del consejo de ministros, Paolo Gentiloni, en quien nadie, ni él mismo, ha pensado para un siguiente mandato. El aviso, en un creciente tono desafiante, iba también dirigido a sus adversarios, fuera y dentro del partido, donde dos candidatos más le disputarán la secretaría general del PD: el actual ministro de Justicia, Andrea Orlando, y el gobernador de Apulia, Michele Emiliano.

El ex premier italiano presentó una versión actualizada de sí mismo después de tres complicadísimos meses: fracaso en el referéndum constitucional, dimisión, polémicas internas, escisión de un grupo de dirigentes, pesquisas de la Fiscalía contra su padre... Quizá por eso, en su primer discurso del viernes pudo verse ya a un Renzi consciente de sus defectos, irónico también consigo mismo. Más dado a hablar del nosotros que de él mismo, pero con su sentido del humor y capacidad retórica intactos. “Para hacer el nosotros hay que hacer el yo, aunque les moleste a los medios que ya estarán diciendo que he descubierto el nosotros”.

Renzi es un animal político —con solo 39 años fue primer ministro de Italia— que conserva intacta toda su gran ambición. Ayer recuperó la corbata que enterró en su día, pero también una pátina de modernidad que aportó con anécdotas de su reciente viaje a California y manidas referencias a empresas como Airbnb, comunidades como los millenials o los desafíos de Italia en el mundo actual. “Nosotros reivindicamos el futuro. Nuestro trabajo debe partir de una mirada del mundo”. Una manera de huir de los conflictos internos y del ombliguismo que tanto castiga al PD estos días.

Pero llegó el turno de los reproches, y estos fueron dirigidos al grupo de dirigentes críticos de su partido, los Bersani, D'Alema o Speranza que han dado un portazo en el PD adjudicándose la etiqueta de la verdadera izquierda. “Piensan que levantar el puño cerrado y cantar Bandera Roja es ser de izquierdas. Algunos han intentado destruir el PD porque había debilidad en el liderazgo. Pero este partido no lo van a destruir. Esta comunidad no se rompe. El PD necesita más liderazgo”.

La ofensiva, con un Renzi crecido en el discurso y las formas, alcanzó también a los dirigentes del Movimiento 5 Estrellas (M5S) —a quienes retó a renunciar a su inmunidad parlamentaria para dirimir sus diferencias en los tribunales— y a los vándalos que montaron una revuelta la noche del sábado contra el mitin que Matteo Salvini, líder de la Liga Norte, pretendía dar en Nápoles y que el alcalde de la ciudad, aliado del PD, le impidió celebrar en una sala pública. “Sí, aunque sea Salvini”, deslizó para criticar, de paso, al líder xenófobo.
Diputados tránsfugas

Renzi vuelve a la carga y se presenta como antídoto a la descomposición de un partido y de una política cada vez más frágil y fragmentada en Italia. Según publicaba ayer la agencia EFE, el Instituto estadístico Openpolis asegura que en lo que va de legislatura, 310 parlamentarios han cambiado de chaqueta para formar un nuevo grupo o bien integrarse en otro ya existente, lo que representa un 32,74% del total de sus señorías. En concreto, los senadores que han cambiado de grupo en al menos una ocasión son 131, el 40,94% de toda la Cámara Alta, y los diputados tránsfugas ascienden a 179, el 28,41% del total. Antes de llegar a esta crisis, el PD quiso terminar con esa indefinición y agrupar en su seno todas esas corrientes. Renzi, pese a haber fracasado ya una vez, quiere ahora reconstruir ese camino.

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