Los del PSG no lo pueden creer
Peor que los regalos arbitrales al Barcelona, claves en el 6-1, fue la actitud del PSG: jugó asustado desde el principio, metiéndose atrás pero sin rebeldía ni fiereza, mostrándole al rival que la hazaña era posible.
Mariano Dayan @marianodayan
mdayan@ole.com.ar
Los milagros son difíciles de explicar. Sin embargo, este 6-1 del Barcelona, histórico, tiene tres argumentos clave. Y en orden de importancia. El primero es el miedo escénico que tuvo el PSG, que casi que salió a jugar con pañales al Camp Nou, como llamando a la gesta en contra, a la vergüenza final. Los franceses podían haber salido a jugar más cómodos por el margen de ventaja, pero todo lo contrario: salieron más nerviosos, entregaron pelota y campo. Y ese susto se sintió desde que arrancó, con un arquero dubitativo para regalar el 1-0. O en el 2-0, cuando Iniesta sacó un taco y fue gol en contra. Hubo temor exagerado si se tiene en cuenta la producción de dos semanas atrás, apabullando al Barcelona.
Más allá del talento, de la táctica, del juego, en estos partidos juega mucho el carácter, el temperamento. Y el PSG no mostró nada de eso, porque no es que se metió atrás mostrando rebeldía, fiereza, personalidad, sino que fue tibio, frágil, develando que meterle cuatro o más era posible. Supo salir de esa actitud temerosa sólo durante un cuarto de hora, cuando Cavani le dio al palo y después descontó, ahí ya se sentía adentro de cuartos de final. Y hasta comenzó a generar contragolpes de nocaut. Pero el descuento genial de Neymar desnudó de nuevo la flaqueza mental/anímica del equipo: dejó de jugar y se decidió a aguantar, más allá de que aún le tenían que hacer dos. Desaparecieron todos.
Y si Suárez supo fabricar un penal para quedar a uno de la hazaña, también hubo un defensor que se expuso a eso, cuando se sabe que en la casa de los grandes y en esas situaciones no hay que jugar con fuego. El árbitro AyTekin le dio una mano al Barcelona, con el penal y con el que no le cobró a Di María por la falta de Masche, pero peor fue lo del PSG. Ya en el descuento supo llegar al arco rival, pero al final jugó en 20 metros, demasiado cerca de su arco. ¡Si hasta le hicieron una falta a Ter Stegen en campo propio, algo inédito! Y en la continuidad de la jugada, con seis jugadores en el área y cuatro al borde, esperó el pase fatal de Neymar que hizo oro Sergi Roberto.
Que el Barcelona tiene talentos, presiona, juega, asusta y que apareció Neymar, eso es cierto. También que el árbitro tuvo una incidencia importante. Pero lo peor fue el propio PSG. Cocorocó… ¿Cómo se dice gallineó en francés?
Mariano Dayan @marianodayan
mdayan@ole.com.ar
Los milagros son difíciles de explicar. Sin embargo, este 6-1 del Barcelona, histórico, tiene tres argumentos clave. Y en orden de importancia. El primero es el miedo escénico que tuvo el PSG, que casi que salió a jugar con pañales al Camp Nou, como llamando a la gesta en contra, a la vergüenza final. Los franceses podían haber salido a jugar más cómodos por el margen de ventaja, pero todo lo contrario: salieron más nerviosos, entregaron pelota y campo. Y ese susto se sintió desde que arrancó, con un arquero dubitativo para regalar el 1-0. O en el 2-0, cuando Iniesta sacó un taco y fue gol en contra. Hubo temor exagerado si se tiene en cuenta la producción de dos semanas atrás, apabullando al Barcelona.
Más allá del talento, de la táctica, del juego, en estos partidos juega mucho el carácter, el temperamento. Y el PSG no mostró nada de eso, porque no es que se metió atrás mostrando rebeldía, fiereza, personalidad, sino que fue tibio, frágil, develando que meterle cuatro o más era posible. Supo salir de esa actitud temerosa sólo durante un cuarto de hora, cuando Cavani le dio al palo y después descontó, ahí ya se sentía adentro de cuartos de final. Y hasta comenzó a generar contragolpes de nocaut. Pero el descuento genial de Neymar desnudó de nuevo la flaqueza mental/anímica del equipo: dejó de jugar y se decidió a aguantar, más allá de que aún le tenían que hacer dos. Desaparecieron todos.
Y si Suárez supo fabricar un penal para quedar a uno de la hazaña, también hubo un defensor que se expuso a eso, cuando se sabe que en la casa de los grandes y en esas situaciones no hay que jugar con fuego. El árbitro AyTekin le dio una mano al Barcelona, con el penal y con el que no le cobró a Di María por la falta de Masche, pero peor fue lo del PSG. Ya en el descuento supo llegar al arco rival, pero al final jugó en 20 metros, demasiado cerca de su arco. ¡Si hasta le hicieron una falta a Ter Stegen en campo propio, algo inédito! Y en la continuidad de la jugada, con seis jugadores en el área y cuatro al borde, esperó el pase fatal de Neymar que hizo oro Sergi Roberto.
Que el Barcelona tiene talentos, presiona, juega, asusta y que apareció Neymar, eso es cierto. También que el árbitro tuvo una incidencia importante. Pero lo peor fue el propio PSG. Cocorocó… ¿Cómo se dice gallineó en francés?