Lo que puede y lo que no puede hacer Trump en la lucha contra el cambio climático
Las emisiones de CO2 de EE UU han caído al margen del plan de Obama ahora anulado
Manuel Planelles
Madrid, El País
El plan de Obama de energías limpias que ha fulminado este martes Donald Trump ni siquiera ha llegado a aplicarse. La justicia estadounidense lo mantiene bloqueado tras los recursos presentados por varios Estados, gobernados por los republicanos. Y, sin embargo, las emisiones de dióxido de carbono (el principal gas de efecto invernadero) del sector energético e industrial de EE UU volvieron a caer el pasado año.
La Agencia Internacional de la Energía, cuando hace unas semanas presentó su último informe sobre las emisiones de CO2 mundiales de 2016, resaltó que la "mayor caída" entre las principales potencias se había registrado precisamente en Estados Unidos. El sector energético del país que ahora gobierna Trump expulsó 160 millones de toneladas de dióxido de carbono menos en 2016, lo que supone un recorte del 3% respecto al ejercicio anterior, cuando ya habían caído. Y la agencia añadía: mientras, la economía estadounidense creció un 1,6%.
Para entender el descenso de las emisiones de EE UU hay que mirar al mercado, y no tanto a las medidas políticas. La Agencia Internacional de la Energía explicaba que se debe al auge del gas –gracias al fracking– y al atractivo económico de las renovables –cuyos costes han descendido a más de la mitad durante la última década–. Y el desplazado es el carbón, que Trump sostiene ahora que va a intentar impulsar.
La buena noticia es esa reducción de las emisiones al margen del plan de energías limpias de Obama. La mala, que no basta con dejarlo en manos del mercado; hace falta que los Gobiernos aumenten su ambición con metas más altas de recortes del CO2. Y ahí es donde entra en juego el Acuerdo de París, que obliga a todos los países firmantes a presentar objetivos de reducción de emisiones y a ir aumentándolos.
Los líderes mundiales y las organizaciones ambientalistas llevan, desde que Trump ganó las elecciones, advirtiendo de que la lucha internacional contra el cambio climático, y por lo tanto esa reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, es imparable, haga lo que haga EE UU. Trump, durante la campaña, amenazó con "cancelar" el Acuerdo de París contra el cambio climático, que firmaron en 2015 casi 200 países, entre ellos, Estados Unidos.
En la última cumbre anual del clima, celebrada en Marrakech y que se vio sacudida por la victoria de Trump, el mensaje fue el mismo: la lucha contra el calentamiento es "irreversible", decía la declaración final de esta cumbre.
El equipo de Trump sigue sin desvelar qué hará con el Acuerdo de París, es decir, si lo abandonará o no. Un importante grupo de empresas de su país le pidió, también durante la cumbre de Marrakech, que no lo deje. A ellas se ha unido ahora ExxonMobil, la mayor petrolera americana. En una carta difundida este martes por el Financial Times, la multinacional le explica a Trump que lo "prudente" es que EE UU siga dentro para asegurarse "la igualdad de condiciones".
Eso es lo que considera mejor ExxonMobil. Pero, ¿qué es mejor para la lucha contra el cambio climático? ¿Que EE UU se quede o se vaya del acuerdo?
El pacto de París, con su firma en 2015, sentó los grandes objetivos: limitar las emisiones mundiales de CO2 para que el aumento de la temperatura del planeta (imparable ya, dicen los científicos) sea manejable. Pero el acuerdo no está desarrollado. En las siguientes cumbres del clima (que se celebran cada año) los casi 200 Gobiernos firmantes deben cerrar los instrumentos de control y financiación que marcarán si el pacto es un éxito o un fracaso cuando se empiece a aplicar en 2020. Y un EE UU escéptico y con ánimo de entorpecer la lucha contra el cambio climático puede poner muchas trabas al desarrollo de unos reglamentos fuertes. Esa misma duda –¿qué es mejor: Estados Unidos dentro o fuera del pacto?– la tienen muchos de los negociadores encargados del desarrollo del Acuerdo de París.
Pero, si finalmente saliera del pacto (un proceso que duraría tres años), ¿puede un acuerdo mundial contra el cambio climático triunfar sin el concurso de EE UU? Estados Unidos es el segundo país del planeta que más gases de efecto invernadero emite, por detrás de China. Estas dos potencias fueron fundamentales para que se firmara el Acuerdo de París en 2015. Pero uno de ellos, Estados Unidos, ya no está en el liderazgo de la lucha climática ni se le espera.
Manuel Planelles
Madrid, El País
El plan de Obama de energías limpias que ha fulminado este martes Donald Trump ni siquiera ha llegado a aplicarse. La justicia estadounidense lo mantiene bloqueado tras los recursos presentados por varios Estados, gobernados por los republicanos. Y, sin embargo, las emisiones de dióxido de carbono (el principal gas de efecto invernadero) del sector energético e industrial de EE UU volvieron a caer el pasado año.
La Agencia Internacional de la Energía, cuando hace unas semanas presentó su último informe sobre las emisiones de CO2 mundiales de 2016, resaltó que la "mayor caída" entre las principales potencias se había registrado precisamente en Estados Unidos. El sector energético del país que ahora gobierna Trump expulsó 160 millones de toneladas de dióxido de carbono menos en 2016, lo que supone un recorte del 3% respecto al ejercicio anterior, cuando ya habían caído. Y la agencia añadía: mientras, la economía estadounidense creció un 1,6%.
Para entender el descenso de las emisiones de EE UU hay que mirar al mercado, y no tanto a las medidas políticas. La Agencia Internacional de la Energía explicaba que se debe al auge del gas –gracias al fracking– y al atractivo económico de las renovables –cuyos costes han descendido a más de la mitad durante la última década–. Y el desplazado es el carbón, que Trump sostiene ahora que va a intentar impulsar.
La buena noticia es esa reducción de las emisiones al margen del plan de energías limpias de Obama. La mala, que no basta con dejarlo en manos del mercado; hace falta que los Gobiernos aumenten su ambición con metas más altas de recortes del CO2. Y ahí es donde entra en juego el Acuerdo de París, que obliga a todos los países firmantes a presentar objetivos de reducción de emisiones y a ir aumentándolos.
Los líderes mundiales y las organizaciones ambientalistas llevan, desde que Trump ganó las elecciones, advirtiendo de que la lucha internacional contra el cambio climático, y por lo tanto esa reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, es imparable, haga lo que haga EE UU. Trump, durante la campaña, amenazó con "cancelar" el Acuerdo de París contra el cambio climático, que firmaron en 2015 casi 200 países, entre ellos, Estados Unidos.
En la última cumbre anual del clima, celebrada en Marrakech y que se vio sacudida por la victoria de Trump, el mensaje fue el mismo: la lucha contra el calentamiento es "irreversible", decía la declaración final de esta cumbre.
El equipo de Trump sigue sin desvelar qué hará con el Acuerdo de París, es decir, si lo abandonará o no. Un importante grupo de empresas de su país le pidió, también durante la cumbre de Marrakech, que no lo deje. A ellas se ha unido ahora ExxonMobil, la mayor petrolera americana. En una carta difundida este martes por el Financial Times, la multinacional le explica a Trump que lo "prudente" es que EE UU siga dentro para asegurarse "la igualdad de condiciones".
Eso es lo que considera mejor ExxonMobil. Pero, ¿qué es mejor para la lucha contra el cambio climático? ¿Que EE UU se quede o se vaya del acuerdo?
El pacto de París, con su firma en 2015, sentó los grandes objetivos: limitar las emisiones mundiales de CO2 para que el aumento de la temperatura del planeta (imparable ya, dicen los científicos) sea manejable. Pero el acuerdo no está desarrollado. En las siguientes cumbres del clima (que se celebran cada año) los casi 200 Gobiernos firmantes deben cerrar los instrumentos de control y financiación que marcarán si el pacto es un éxito o un fracaso cuando se empiece a aplicar en 2020. Y un EE UU escéptico y con ánimo de entorpecer la lucha contra el cambio climático puede poner muchas trabas al desarrollo de unos reglamentos fuertes. Esa misma duda –¿qué es mejor: Estados Unidos dentro o fuera del pacto?– la tienen muchos de los negociadores encargados del desarrollo del Acuerdo de París.
Pero, si finalmente saliera del pacto (un proceso que duraría tres años), ¿puede un acuerdo mundial contra el cambio climático triunfar sin el concurso de EE UU? Estados Unidos es el segundo país del planeta que más gases de efecto invernadero emite, por detrás de China. Estas dos potencias fueron fundamentales para que se firmara el Acuerdo de París en 2015. Pero uno de ellos, Estados Unidos, ya no está en el liderazgo de la lucha climática ni se le espera.