La Casa Blanca: “Por supuesto que vamos a recortar en cooperación al desarrollo”
Bajo el plan de Trump, EEUU reducirá la contribución a las misiones de paz y otros programas de la ONU
Nicolás Alonso
Washington, El País
Durante una rueda de prensa subida de tono, el director del presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, defendió este jueves la propuesta del Gobierno de Trump para la distribución de las arcas del Estado en 2018. De ser aprobado por el Congreso, Estados Unidos romperá con los ocho años de Obama, incrementando el gasto en defensa y seguridad a expensas de fuertes rebajas a la ayuda humanitaria, los servicios sociales y el medioambiente. "Por supuesto que vamos a recortar nuestras aportaciones a la ONU y a los numerosos programas de cooperación al desarrolló", afirmó Mulvaney.
Con un trébol en la solapa de la chaqueta y un pañuelo verde fosforito, Mulvaney defendió la propuesta que según expresó es simplemente una traducción numérica de los deseos del presidente Donald Trump. Uno de los recortes más alarmantes es la rebaja al Departamento de Estado, el centro de la diplomacia estadounidense, y de la agencia para la cooperación, USAID. En combinación, el Gobierno rebajará en casi el 30% los fondos destinados a programas de desarrollo tanto los propios como los de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Poco había transcurrido un periodista preguntó lo siguiente: “La ONU dice que el mundo afronta la peor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial. 20 millones de personas en sólo cuatro países sufren hambruna y ustedes han recortado en aportación a la ONU y ayuda humanitaria. ¿Están preocupados de que la gente más vulnerable del mundo sufrirán por consecuencia?”
En 19 segundos, Mulvaney —situado a pocos metros del prestigioso Despacho Oval desde el que durante las últimas décadas se ha perfilado el avance del mundo— respondió: “Por supuesto que vamos a recortar nuestras aportaciones a la ONU y a los numerosos programas de cooperación al desarrollo. Esto no debería sorprender a nadie que vio la campaña. El presidente dijo una y otra vez, ‘me voy a gastar menos dinero en personas de otros países que en los estadounidenses’”.
Bajo este presupuesto, EEUU reducirá la contribución a las misiones de paz y otros programas de la ONU; eliminará la Iniciativa Global para el Cambio Climático —un programa estadounidense impulsado por Barack Obama—; reducirá la aportación a otras organizaciones internacionales como el Banco Mundial; o la iniciativa de Asistencia de Emergencia para Refugiados e Inmigrantes, entre otros. El plan sí mantendrá la misma cantidad de dinero para otros programas importantes como el Programa del Presidente contra el Sida (PEPFAR) o la Iniciativa Presidencial de la Malaria.
La propuesta responde a una campaña electoral y un plan gubernamental centrados en la agenda “América primero”, bajo la cual Trump promete un Gobierno que se centre en las prioridades de EEUU y sus habitantes. Sin embargo, según muchos analistas, EEUU podría perder el liderazgo en áreas de desarrollo importantes así como rebajar su influencia en zonas como África o Latinoamérica, donde China, el gran competidor de EEUU, promete una mayor expansión.
Nicolás Alonso
Washington, El País
Durante una rueda de prensa subida de tono, el director del presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, defendió este jueves la propuesta del Gobierno de Trump para la distribución de las arcas del Estado en 2018. De ser aprobado por el Congreso, Estados Unidos romperá con los ocho años de Obama, incrementando el gasto en defensa y seguridad a expensas de fuertes rebajas a la ayuda humanitaria, los servicios sociales y el medioambiente. "Por supuesto que vamos a recortar nuestras aportaciones a la ONU y a los numerosos programas de cooperación al desarrolló", afirmó Mulvaney.
Con un trébol en la solapa de la chaqueta y un pañuelo verde fosforito, Mulvaney defendió la propuesta que según expresó es simplemente una traducción numérica de los deseos del presidente Donald Trump. Uno de los recortes más alarmantes es la rebaja al Departamento de Estado, el centro de la diplomacia estadounidense, y de la agencia para la cooperación, USAID. En combinación, el Gobierno rebajará en casi el 30% los fondos destinados a programas de desarrollo tanto los propios como los de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Poco había transcurrido un periodista preguntó lo siguiente: “La ONU dice que el mundo afronta la peor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial. 20 millones de personas en sólo cuatro países sufren hambruna y ustedes han recortado en aportación a la ONU y ayuda humanitaria. ¿Están preocupados de que la gente más vulnerable del mundo sufrirán por consecuencia?”
En 19 segundos, Mulvaney —situado a pocos metros del prestigioso Despacho Oval desde el que durante las últimas décadas se ha perfilado el avance del mundo— respondió: “Por supuesto que vamos a recortar nuestras aportaciones a la ONU y a los numerosos programas de cooperación al desarrollo. Esto no debería sorprender a nadie que vio la campaña. El presidente dijo una y otra vez, ‘me voy a gastar menos dinero en personas de otros países que en los estadounidenses’”.
Bajo este presupuesto, EEUU reducirá la contribución a las misiones de paz y otros programas de la ONU; eliminará la Iniciativa Global para el Cambio Climático —un programa estadounidense impulsado por Barack Obama—; reducirá la aportación a otras organizaciones internacionales como el Banco Mundial; o la iniciativa de Asistencia de Emergencia para Refugiados e Inmigrantes, entre otros. El plan sí mantendrá la misma cantidad de dinero para otros programas importantes como el Programa del Presidente contra el Sida (PEPFAR) o la Iniciativa Presidencial de la Malaria.
La propuesta responde a una campaña electoral y un plan gubernamental centrados en la agenda “América primero”, bajo la cual Trump promete un Gobierno que se centre en las prioridades de EEUU y sus habitantes. Sin embargo, según muchos analistas, EEUU podría perder el liderazgo en áreas de desarrollo importantes así como rebajar su influencia en zonas como África o Latinoamérica, donde China, el gran competidor de EEUU, promete una mayor expansión.