El primer presupuesto de Trump marca un giro radical en EE UU
El nuevo presidente dispara el gasto militar a costa de todos los demás departamentos. "El presidente dijo que se iba a gastar menos dinero en la gente de fuera y más en la de casa", dice el responsable de la oficina de presupuesto sobre el recorte de ayuda exterior.
Amanda Mars
Nueva York, El País
La América de Donald Trump se tradujo este jueves por primera vez en dólares contantes y sonantes y mostró un cambio radical en las prioridades de la primera potencia mundial. La Casa Blanca lanzó una primera propuesta de presupuesto para 2018 que impulsa un rearme multimillonario, además de un refuerzo de la seguridad interior, a costa de duros recortes en prácticamente todos los departamentos, especialmente los de política medioambiental y la ayuda exterior. Hacer política tiene más que ver con administrar recursos que con dar discursos y el pensamiento trumpista acaba de cristalizar en números reveladores.
La rueda de prensa diaria que da el portavoz de Naciones Unidas arrancó ese mismo día hablando del borrador de presupuesto que el equipo de Trump acaba de hacer público. Cuando una potencia como Estados Unidos toca un dólar arriba o debajo de sus cuentas, el eco se nota mucho más allá de sus fronteras. Cuando se habla de recortar hasta un tercio de lo que destina a la ayuda exterior, el temblor llega a medio mundo y enciende las alarmas de la ONU, que la semana pasada avirtió de que el mundo sufría la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.
Le preguntaron por ello al director de la Oficina del Prespuesto de Trump, Mick Mulvaney, y fue rotundo: "El presidente dijo que se iba a gastar menos dinero en la gente de fuera y más en la de casa", señaló en rueda de prensa, y recalcó que se recortarían esos fondos. "Es un presupuesto de poder duro, no blando, y es algo intencionado. Este el mensaje que queremos enviar a nuestros aliados y adversarios. Este es un Gobierno fuerte y poderoso", añadió Mulvaney. También respondió a la supresión de los fondos fedferales a algunos de los programas de alimentos a los más desfavorecidos estadounidenses y dijo que "no funcionaban".
La Casa Blanca presentó un primer borrador de presupuesto federal para el ejercicio fiscal de 2018, que empieza el 1 de octubre, y sirvió para confirmar el giro nacionalista y militarista del nuevo presidente republicano. La propuesta que debe discutir el Congreso aborda aquellas partidas en las que tiene margen de maniobra, es decir, no altera los gastos sociales protegidos por ley (como el gasto en pensiones y la cobertura sanitaria de mayores y pobres), pero ya esboza una larga lista de perdedores.
En global, el presupuesto encoge un 1,2% respecto al último presupuesto diseñado por Barack Obama, pese a la fase expansiva de la economía, y el pastel se reparte de forma muy distinta. Defensa logra el mayor incremento de recursos de la última década (52.300 millones de dólares, un 10%), con la amenaza del terrorismo del ISIS como argumento, y la Seguridad Interior logra un pellizco del 2,8%. “Tenemos que volver a ganar guerras”, dijo Trump hace dos semanas Mientras, cae en picado todo lo destinado a la Agencia de Protección Medioambiental (31%), al Departamento de Estado, que es el que coordina los programas de ayuda (29%), al Empleo (20,7%) o Transporte (12,7%).
Si el arsenal nuclear engorda en 2.000 millones de dólares, la financiación federal a la televisión y radio pública nacional, que el presidente Lyndon B. Johnson impulsó en los 60, desaparece por completo. Si la financiación al desarrollo baja un 28%, el fondo para los veteranos del Ejército mejora un 6%.
Difícil negociación
“Un presupuesto que ponga a América primero debe hacer de la seguridad su prioridad número 1, sin seguridad no puede haber prosperidad”, dijo Trump en referencia a un proyecto presupuestario que llevaba por título los lemas electorales del empresario neoyorquino América Primero. Un borrador del presupuesto para hacer que América sea grande de nuevo. Y prácticamente todo lo que esas páginas recogen, desde el rearme militar hasta una reducción reganiana del Gobierno, ha salido del discurso trumpista, incluido el famoso muro fronterizo con México, una promesa estelar e incendiaria de la campaña, que también aparece en las cuentas.
Lo de este jueves, con todo, solo fue el principio. Trump lanza esta propuesta al Congreso y ahora se abre un periodo de duras negociaciones, pese a la mayoría republicana de la Cámara. Y el motivo no es solo la batalla que ya ayer prometieron dar los demócratas –que tachan el presupuesto de “devastador” para la clase media-, sino también la discrepancia con los propios republicanos, ya que muchos recortes son tremendamente impopulares en los estados a los que representan. Una buena señal de lo que se cierne sobre Washington es que el presupuesto que Obama planteó para 2017 no ha llegado a aprobarse.
Amanda Mars
Nueva York, El País
La América de Donald Trump se tradujo este jueves por primera vez en dólares contantes y sonantes y mostró un cambio radical en las prioridades de la primera potencia mundial. La Casa Blanca lanzó una primera propuesta de presupuesto para 2018 que impulsa un rearme multimillonario, además de un refuerzo de la seguridad interior, a costa de duros recortes en prácticamente todos los departamentos, especialmente los de política medioambiental y la ayuda exterior. Hacer política tiene más que ver con administrar recursos que con dar discursos y el pensamiento trumpista acaba de cristalizar en números reveladores.
La rueda de prensa diaria que da el portavoz de Naciones Unidas arrancó ese mismo día hablando del borrador de presupuesto que el equipo de Trump acaba de hacer público. Cuando una potencia como Estados Unidos toca un dólar arriba o debajo de sus cuentas, el eco se nota mucho más allá de sus fronteras. Cuando se habla de recortar hasta un tercio de lo que destina a la ayuda exterior, el temblor llega a medio mundo y enciende las alarmas de la ONU, que la semana pasada avirtió de que el mundo sufría la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.
Le preguntaron por ello al director de la Oficina del Prespuesto de Trump, Mick Mulvaney, y fue rotundo: "El presidente dijo que se iba a gastar menos dinero en la gente de fuera y más en la de casa", señaló en rueda de prensa, y recalcó que se recortarían esos fondos. "Es un presupuesto de poder duro, no blando, y es algo intencionado. Este el mensaje que queremos enviar a nuestros aliados y adversarios. Este es un Gobierno fuerte y poderoso", añadió Mulvaney. También respondió a la supresión de los fondos fedferales a algunos de los programas de alimentos a los más desfavorecidos estadounidenses y dijo que "no funcionaban".
La Casa Blanca presentó un primer borrador de presupuesto federal para el ejercicio fiscal de 2018, que empieza el 1 de octubre, y sirvió para confirmar el giro nacionalista y militarista del nuevo presidente republicano. La propuesta que debe discutir el Congreso aborda aquellas partidas en las que tiene margen de maniobra, es decir, no altera los gastos sociales protegidos por ley (como el gasto en pensiones y la cobertura sanitaria de mayores y pobres), pero ya esboza una larga lista de perdedores.
En global, el presupuesto encoge un 1,2% respecto al último presupuesto diseñado por Barack Obama, pese a la fase expansiva de la economía, y el pastel se reparte de forma muy distinta. Defensa logra el mayor incremento de recursos de la última década (52.300 millones de dólares, un 10%), con la amenaza del terrorismo del ISIS como argumento, y la Seguridad Interior logra un pellizco del 2,8%. “Tenemos que volver a ganar guerras”, dijo Trump hace dos semanas Mientras, cae en picado todo lo destinado a la Agencia de Protección Medioambiental (31%), al Departamento de Estado, que es el que coordina los programas de ayuda (29%), al Empleo (20,7%) o Transporte (12,7%).
Si el arsenal nuclear engorda en 2.000 millones de dólares, la financiación federal a la televisión y radio pública nacional, que el presidente Lyndon B. Johnson impulsó en los 60, desaparece por completo. Si la financiación al desarrollo baja un 28%, el fondo para los veteranos del Ejército mejora un 6%.
Difícil negociación
“Un presupuesto que ponga a América primero debe hacer de la seguridad su prioridad número 1, sin seguridad no puede haber prosperidad”, dijo Trump en referencia a un proyecto presupuestario que llevaba por título los lemas electorales del empresario neoyorquino América Primero. Un borrador del presupuesto para hacer que América sea grande de nuevo. Y prácticamente todo lo que esas páginas recogen, desde el rearme militar hasta una reducción reganiana del Gobierno, ha salido del discurso trumpista, incluido el famoso muro fronterizo con México, una promesa estelar e incendiaria de la campaña, que también aparece en las cuentas.
Lo de este jueves, con todo, solo fue el principio. Trump lanza esta propuesta al Congreso y ahora se abre un periodo de duras negociaciones, pese a la mayoría republicana de la Cámara. Y el motivo no es solo la batalla que ya ayer prometieron dar los demócratas –que tachan el presupuesto de “devastador” para la clase media-, sino también la discrepancia con los propios republicanos, ya que muchos recortes son tremendamente impopulares en los estados a los que representan. Una buena señal de lo que se cierne sobre Washington es que el presupuesto que Obama planteó para 2017 no ha llegado a aprobarse.