El Pentágono anuncia nuevas reglas de conducta online tras el escándalo de los marines
El Departamento de Defensa admite la dificultad para encontrar a los culpables de publicar imágenes de soldados desnudas en Internet
Cristina F. Pereda
Washington, El País
El Pentágono acaba de abrir un nuevo frente y no se encuentra en el campo de batalla. Está en las redes sociales y los implicados son sus propios soldados. El Departamento de Defensa ha reconocido esta semana que el escándalo por la publicación de fotos de marines desnudas en grupos privados de Facebook representa un reto sin precedentes. Mientras investigan a los culpables, los responsables del Cuerpo de Marines han admitido las dudas sobre si el código de conducta y la justicia militar están preparados para lidiar con el acoso en la red.
Hace dos semanas que un veterano reveló, a través de una publicación online, la existencia de un grupo privado de Facebook en el que participan más de 30.000 militares y en el que se compartían fotos de marines desnudas. Algunas habían sido tomadas sin su consentimiento y otras fueron enviadas por sus exparejas. La mayoría estaba acompañada de lenguaje sexista y derogatorio, y muchas contaban con detalles como la identidad de la víctima y la base militar donde estaba destinada.
“El Cuerpo de Marines en el que he servido durante 40 años tiene un problema y el mayor reto está en nuestra cultura”, declaró el comandante de los Marines Robert Neller ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado. Neller pidió dirigirse en su intervención a todos los militares que han pasado por la división más prestigiosa del Ejército de EE UU. “¿Qué más tienen que hacer las soldados para ser aceptadas?”.
Tras anunciar una investigación que abarca ya todas las ramas del Ejército de EE UU por el acoso a las soldados en casi una docena de páginas online, el Pentágono reveló este miércoles la implantación de nuevas reglas de uso de las redes sociales. El código establece ahora que cualquier marine que publique en internet contenido que difame, amenace, acose o discrimine a otra persona será castigado por un tribunal militar.
“Una fuerza especial de los marines identificará el alcance de este problema con respecto a la conducta online, al acoso y a la subcultura de misoginia”, afirma el capitán Ryan Alvis, uno de los portavoces del Cuerpo. “Las nuevas reglas dejan claro lo que esperamos de los marines y cómo deberán responder por su comportamiento en internet.”
Antes de la comparecencia de Neller, el jefe de operaciones de la Marina, el almirante John Richardson se dirigió a sus filas en un comunicado titulado “Sin espectadores” y que insta a que los soldados a denunciar cualquier agresión de la que sean testigos y que reten a sus superiores. “He oído cientos de veces que esto es cosa de una minoría. Demuéstrenlo. Si es verdad, entonces la mayoría debe ponerse en pie y denunciar este comportamiento”, escribe Richardson. Como él, el sargento Mayor de los Marines Ronald Green afirma que “debemos darnos cuenta de que quedarse en silencio es consentir”.
El comandante Neller explicó a los senadores que el Pentágono debe cambiar la cultura desde las escuelas y los centros de reclutamiento, el primer lugar de contacto de los futuros soldados con la institución. “Allí es donde debemos tener una conversación sobre cómo nos vemos unos marines a otros, independientemente de nuestra raza o nuestro género, porque ahí es donde aprendemos lo que está bien, pero todavía estamos en ello”.
Sin embargo, Neller reconoció que el cambio todavía está pendiente. “Debemos perseguir lo que sea que les hiciera pensar que podían hacer algo así, o verlo, y no sufrir ninguna consecuencia”, dijo Neller. El comandante reconoció que también deberán resolver dónde acaba la libertad de expresión de los soldados en la red y empieza el delito por acoso, así como los recursos que debe emplear el Ejército más poderoso del mundo para vigilar a sus propios miembros.
Frente a él, algunas de las declaraciones y preguntas más duras llegaron de parte de las senadoras participantes en el Comité de Fuerzas Armadas. Kirsten Gillibrand, una de las mayores defensoras de los derechos de las mujeres en el Ejército, recriminó a sus responsables por conocer casos similares desde hace cuatro años. “¿Quién es el culpable de no hacer nada desde 2013?”, preguntó la senadora. “Sabemos que el 60% de las mujeres y el 70% de los militares que han sufrido acoso citan que la violación fue cometida por un superior”, continuó Gillibrand. “¿Qué piensan hacer ustedes para que esos mismos comandantes paguen por esto?”.
Neller ha insistido estas dos semanas en la necesidad de que más soldados se identifiquen como víctimas para ayudar a encontrar a los culpables. Ante el comité, el grupo de veteranas No En Mi Nombre aseguró que han denunciado este tipo de acoso durante varios años. “Lo denunciamos y nos rechazan constantemente. Nos dijeron que tuviéramos más aguante. Que esto es un club de hombres y los hombres siempre serán hombres”. Las fundadoras alegan que algunas de las denunciantes, después de ser acosadas online y avisar a sus superiores, se han visto forzadas a abandonar su carrera militar. “La cadena de mando ha fallado y sigue fallando a las víctimas de agresiones sexuales y acoso”, afirman.
Cristina F. Pereda
Washington, El País
El Pentágono acaba de abrir un nuevo frente y no se encuentra en el campo de batalla. Está en las redes sociales y los implicados son sus propios soldados. El Departamento de Defensa ha reconocido esta semana que el escándalo por la publicación de fotos de marines desnudas en grupos privados de Facebook representa un reto sin precedentes. Mientras investigan a los culpables, los responsables del Cuerpo de Marines han admitido las dudas sobre si el código de conducta y la justicia militar están preparados para lidiar con el acoso en la red.
Hace dos semanas que un veterano reveló, a través de una publicación online, la existencia de un grupo privado de Facebook en el que participan más de 30.000 militares y en el que se compartían fotos de marines desnudas. Algunas habían sido tomadas sin su consentimiento y otras fueron enviadas por sus exparejas. La mayoría estaba acompañada de lenguaje sexista y derogatorio, y muchas contaban con detalles como la identidad de la víctima y la base militar donde estaba destinada.
“El Cuerpo de Marines en el que he servido durante 40 años tiene un problema y el mayor reto está en nuestra cultura”, declaró el comandante de los Marines Robert Neller ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado. Neller pidió dirigirse en su intervención a todos los militares que han pasado por la división más prestigiosa del Ejército de EE UU. “¿Qué más tienen que hacer las soldados para ser aceptadas?”.
Tras anunciar una investigación que abarca ya todas las ramas del Ejército de EE UU por el acoso a las soldados en casi una docena de páginas online, el Pentágono reveló este miércoles la implantación de nuevas reglas de uso de las redes sociales. El código establece ahora que cualquier marine que publique en internet contenido que difame, amenace, acose o discrimine a otra persona será castigado por un tribunal militar.
“Una fuerza especial de los marines identificará el alcance de este problema con respecto a la conducta online, al acoso y a la subcultura de misoginia”, afirma el capitán Ryan Alvis, uno de los portavoces del Cuerpo. “Las nuevas reglas dejan claro lo que esperamos de los marines y cómo deberán responder por su comportamiento en internet.”
Antes de la comparecencia de Neller, el jefe de operaciones de la Marina, el almirante John Richardson se dirigió a sus filas en un comunicado titulado “Sin espectadores” y que insta a que los soldados a denunciar cualquier agresión de la que sean testigos y que reten a sus superiores. “He oído cientos de veces que esto es cosa de una minoría. Demuéstrenlo. Si es verdad, entonces la mayoría debe ponerse en pie y denunciar este comportamiento”, escribe Richardson. Como él, el sargento Mayor de los Marines Ronald Green afirma que “debemos darnos cuenta de que quedarse en silencio es consentir”.
El comandante Neller explicó a los senadores que el Pentágono debe cambiar la cultura desde las escuelas y los centros de reclutamiento, el primer lugar de contacto de los futuros soldados con la institución. “Allí es donde debemos tener una conversación sobre cómo nos vemos unos marines a otros, independientemente de nuestra raza o nuestro género, porque ahí es donde aprendemos lo que está bien, pero todavía estamos en ello”.
Sin embargo, Neller reconoció que el cambio todavía está pendiente. “Debemos perseguir lo que sea que les hiciera pensar que podían hacer algo así, o verlo, y no sufrir ninguna consecuencia”, dijo Neller. El comandante reconoció que también deberán resolver dónde acaba la libertad de expresión de los soldados en la red y empieza el delito por acoso, así como los recursos que debe emplear el Ejército más poderoso del mundo para vigilar a sus propios miembros.
Frente a él, algunas de las declaraciones y preguntas más duras llegaron de parte de las senadoras participantes en el Comité de Fuerzas Armadas. Kirsten Gillibrand, una de las mayores defensoras de los derechos de las mujeres en el Ejército, recriminó a sus responsables por conocer casos similares desde hace cuatro años. “¿Quién es el culpable de no hacer nada desde 2013?”, preguntó la senadora. “Sabemos que el 60% de las mujeres y el 70% de los militares que han sufrido acoso citan que la violación fue cometida por un superior”, continuó Gillibrand. “¿Qué piensan hacer ustedes para que esos mismos comandantes paguen por esto?”.
Neller ha insistido estas dos semanas en la necesidad de que más soldados se identifiquen como víctimas para ayudar a encontrar a los culpables. Ante el comité, el grupo de veteranas No En Mi Nombre aseguró que han denunciado este tipo de acoso durante varios años. “Lo denunciamos y nos rechazan constantemente. Nos dijeron que tuviéramos más aguante. Que esto es un club de hombres y los hombres siempre serán hombres”. Las fundadoras alegan que algunas de las denunciantes, después de ser acosadas online y avisar a sus superiores, se han visto forzadas a abandonar su carrera militar. “La cadena de mando ha fallado y sigue fallando a las víctimas de agresiones sexuales y acoso”, afirman.