El Barça golea descansando y arrebata el liderato al Madrid
Barre a un flojo Sporting en un ensayo general con el 3-4-3 que utilizará ante el PSG. Messi, Suárez, Neymar, Alcácer, Rakitic y Juan Rodríguez (propia puerta) hicieron los goles.
Santi Giménez
As
Sigue el Barça sumando puntos y goles a base de un juego confuso, impredecible y que sirve para ir reconstruyendo una autoestima que se desmoronó en París y que va creciendo de cara a la cita del próximo miércoles ante el PSG en Champions. Por el camino, el equipo de Luis Enrique sigue aferrado a la Liga, de la que es líder tras el empate del Madrid, descontando rivales como un Sporting de servicios mínimos que llegó al Camp Nou pensando más en el partido del próximo domingo ante el Deportivo. Ante este paisaje, que apenas congregó en el Camp Nou a media entrada (y eso que Barcelona vive su semana enorme de turismo por el congreso de telefonía) el conjunto blaugrana se permitió un partido plácido en el que goleó por 6-1 al equipo asturiano sin sobresaltos mientras se alternaban ensayos y descansos.
Una noche de lo más plácida esperando días más intensos. La noche discurrió en el Camp Nou como hace tiempo se escenificaban los partidos de entre semana. Esos encuentros que servían para rodar sistemas y jugadores. A favor de Luis Enrique se puede decir que todo le salió como esperaba: Messi volvió a marcar y pudo descansar, Suárez, lo mismo; Neymar rompió su gafe ante la red con un golazo y Paco Alcácer tardó cinco minutos en ver puerta tras ingresar en el campo.
¿Quiere eso decir que el Barça es otro? A lo mejor, como diría su técnico. El partido ante los asturianos tiene más resultado que juego, pero es un reconstituyente que, como las espinacas, ayuda a crecer, aunque cuando se consuman no sepan a nada. Podríamos decir que el Barça se tomó un buen plato de verdura que para los optimistas viene a ser el último paso antes de volver al filete y para los pesimistas, más dieta insulsa.
Frente a un Sporting que reservó muchos titulares de inicio y que a medida que fue encajando goles retiró del campo a piezas clave, el Barcelona se impuso por inercia. Era el equipo de Luis Enrique un mercancías desfrenado ante un equipo que salió con muy pocas esperanzas de ser arrollado. Y aún así, los de Rubi en la primera parte tuvieron momentos en los que evidenciaron algunas carencias que el Barcelona debería resolver con urgencia.
La primera afecta al centro del campo. Busquets volvió a mostrarse lejos de su mejor forma, Rakitic progresa lentamente y Umtiti se mostró demasiado desconectado en el tanto visitante.
Nada grave ante un rival como el Sporting, al que el partido se le hizo tan largo como innecesario. Dimitieron los de Rubi tras dos errores muy groseros en defensa que les costaron dos goles en 11 minutos. Uno de Messi que elevó el balón de cabeza ante la salida del portero y otro en propia puerta de Rodriguez. El despiste defensivo de Busquets que propició el 1-2 fue un espejismo que Suárez, con una volea de museo, conjuró antes del descanso.
Con el partido decidido y ambos equipos pensando en futuros compromisos se dieron los relevos y ahí el Barcelona exageró su dominio. Alcácer marcó el 4-1 y Neymar, tras haber fallado un uno contra uno, marcó un gran gol de falta y Rakitic, que claramente fue de menos a más, consiguió un 6-1 que sería el marcador que valdría un milagro en la Champions ante el PSG. Pero la Champions es otra cosa.
As
Sigue el Barça sumando puntos y goles a base de un juego confuso, impredecible y que sirve para ir reconstruyendo una autoestima que se desmoronó en París y que va creciendo de cara a la cita del próximo miércoles ante el PSG en Champions. Por el camino, el equipo de Luis Enrique sigue aferrado a la Liga, de la que es líder tras el empate del Madrid, descontando rivales como un Sporting de servicios mínimos que llegó al Camp Nou pensando más en el partido del próximo domingo ante el Deportivo. Ante este paisaje, que apenas congregó en el Camp Nou a media entrada (y eso que Barcelona vive su semana enorme de turismo por el congreso de telefonía) el conjunto blaugrana se permitió un partido plácido en el que goleó por 6-1 al equipo asturiano sin sobresaltos mientras se alternaban ensayos y descansos.
Una noche de lo más plácida esperando días más intensos. La noche discurrió en el Camp Nou como hace tiempo se escenificaban los partidos de entre semana. Esos encuentros que servían para rodar sistemas y jugadores. A favor de Luis Enrique se puede decir que todo le salió como esperaba: Messi volvió a marcar y pudo descansar, Suárez, lo mismo; Neymar rompió su gafe ante la red con un golazo y Paco Alcácer tardó cinco minutos en ver puerta tras ingresar en el campo.
¿Quiere eso decir que el Barça es otro? A lo mejor, como diría su técnico. El partido ante los asturianos tiene más resultado que juego, pero es un reconstituyente que, como las espinacas, ayuda a crecer, aunque cuando se consuman no sepan a nada. Podríamos decir que el Barça se tomó un buen plato de verdura que para los optimistas viene a ser el último paso antes de volver al filete y para los pesimistas, más dieta insulsa.
Frente a un Sporting que reservó muchos titulares de inicio y que a medida que fue encajando goles retiró del campo a piezas clave, el Barcelona se impuso por inercia. Era el equipo de Luis Enrique un mercancías desfrenado ante un equipo que salió con muy pocas esperanzas de ser arrollado. Y aún así, los de Rubi en la primera parte tuvieron momentos en los que evidenciaron algunas carencias que el Barcelona debería resolver con urgencia.
La primera afecta al centro del campo. Busquets volvió a mostrarse lejos de su mejor forma, Rakitic progresa lentamente y Umtiti se mostró demasiado desconectado en el tanto visitante.
Nada grave ante un rival como el Sporting, al que el partido se le hizo tan largo como innecesario. Dimitieron los de Rubi tras dos errores muy groseros en defensa que les costaron dos goles en 11 minutos. Uno de Messi que elevó el balón de cabeza ante la salida del portero y otro en propia puerta de Rodriguez. El despiste defensivo de Busquets que propició el 1-2 fue un espejismo que Suárez, con una volea de museo, conjuró antes del descanso.
Con el partido decidido y ambos equipos pensando en futuros compromisos se dieron los relevos y ahí el Barcelona exageró su dominio. Alcácer marcó el 4-1 y Neymar, tras haber fallado un uno contra uno, marcó un gran gol de falta y Rakitic, que claramente fue de menos a más, consiguió un 6-1 que sería el marcador que valdría un milagro en la Champions ante el PSG. Pero la Champions es otra cosa.