El Barça entra en la historia
Logró la gesta con tres goles en los siete minutos finales. Soñó con los goles de Suárez, Kurzawa en propia meta, Messi y Neymar (2) y Sergi Roberto, en el 95', consumó la remontada.
Santi Giménez
As
El Barça de Luis Enrique es leyenda tras levantar de la manera más épica posible la eliminatoria ante el París Saint-Germain por 6-1 con un gol en el descuento de Sergi Roberto que llevó al Camp Nou al delirio cuando todo parecía absolutamente perdido. Tenía toda la pinta el Barcelona de morir en la orilla después de hacer un partidazo que le valía para reencontrarse como equipo pero que Cavani amenazó con destruir con un zapatazo que convertía la gesta en una animalada. Ese gol del uruguayo parecía tirar por tierra el guión perfecto de un Barça estupendo que dominaba por 3-0. Pero el orgullo de estos futbolistas y su capacidad para competir no tiene límites. Nunca el Camp Nou vio una cosa igual.
El deporte reserva momentos históricos que justifican una vida y el Barça, que jamás dejó de creer, protagonizó anoche uno de ellos. A falta de dos minutos para el final del partido al equipo blaugrana le faltaban tres goles para lograr el milagro. Un par de minutos que pasarán a la historia del deporte que se iniciaron con un golazo de Neymar de falta que para cualquier otro equipo hubiera supuesto el lazo a un partido tremendo en el que el conjunto blaugrana derrotaba al campeón francés por 4-1. Pero en ese instante, una bendita locura se apoderó del estadio. La catarsis fue demoledora.
Con once jugadores blaugrana en el campo del PSG y Ter Stegen cerrando como medio centro al Barça le dio un ataque de épica que será recordado por los siglos de los siglos. Lo que sucedió en esos instantes finales en el Camp Nou ya es historia del deporte. Con mayúsculas. Un penalti más que dudoso de Marquinhos a Suárez en el 90 permitió al Barça ponerse a dos dedos de la gloria. Neymar, sin duda el mejor del partido, lo convirtió mientras el cuarto árbitro levantaba el cartel que indicaba cinco minutos de descuento. A partir de ese momento, 96.290 personas de pie empujaron como un solo hombre en busca de un milagro. Una gesta que hacía solo cinco minutos parecía imposible se convirtió en realidad cuando en un asedio absolutamente descarnado un balón colgado por Neymar al área fue rematado con la punta de la bota por Sergi Roberto convirtiendo en realidad la hazaña más grande de la trayectoria de un club que si bien lo había ganado todo en la última década, le faltaba una hazaña de este tamaño. Levantar un 4-0 consiguiendo un 6-1 que marca para la eternidad una de las mejores noches del barcelonismo.
Fue el colofón épico a un partido casi perfecto de los barcelonistas, que desde el primer minuto al último acogotaron al PSG a base de juego, piernas y fe. Los de Emery fueron un equipo desarmado, asustado y tembloroso desde el inicio. La presión del Barça fue descomunal desde el inicio del partido y todo pareció rodar según el guión perfecto.
A los tres minutos Suárez solventaba un lío en el área marcando el primer gol, a los diez, el árbitro se comía un penal de Mascherano por manos en el área en una de las escasísimas llegadas de los franceses al área.
Con el Barça apretando como un martillo pilón, una genialidad de Iniesta provocaba el error de Marquinhos que, al tratar de corregirla, Kurzawa convertía en el segundo gol. 2-0 antes del descanso, los franceses temblando y el Camp Nou rugiendo.
Nada más iniciarse el segundo tiempo, penalti sobre Neymar que Messi convierte. El Barça estaba a un gol de la gesta con 40 minutos por delante, pero el PSG reaccionó al tiempo que las piernas le empezaban a pesar a unos jugadores que estaban haciendo un esfuerzo titánico.
Todo pareció acabarse cuando en uno de los pocos errores del conjunto catalán, Cavani anotó el gol que parecía poner fin a una bella aventura. Momentos de duda, de desconcierto, pero en realidad fueron la
Santi Giménez
As
El Barça de Luis Enrique es leyenda tras levantar de la manera más épica posible la eliminatoria ante el París Saint-Germain por 6-1 con un gol en el descuento de Sergi Roberto que llevó al Camp Nou al delirio cuando todo parecía absolutamente perdido. Tenía toda la pinta el Barcelona de morir en la orilla después de hacer un partidazo que le valía para reencontrarse como equipo pero que Cavani amenazó con destruir con un zapatazo que convertía la gesta en una animalada. Ese gol del uruguayo parecía tirar por tierra el guión perfecto de un Barça estupendo que dominaba por 3-0. Pero el orgullo de estos futbolistas y su capacidad para competir no tiene límites. Nunca el Camp Nou vio una cosa igual.
El deporte reserva momentos históricos que justifican una vida y el Barça, que jamás dejó de creer, protagonizó anoche uno de ellos. A falta de dos minutos para el final del partido al equipo blaugrana le faltaban tres goles para lograr el milagro. Un par de minutos que pasarán a la historia del deporte que se iniciaron con un golazo de Neymar de falta que para cualquier otro equipo hubiera supuesto el lazo a un partido tremendo en el que el conjunto blaugrana derrotaba al campeón francés por 4-1. Pero en ese instante, una bendita locura se apoderó del estadio. La catarsis fue demoledora.
Con once jugadores blaugrana en el campo del PSG y Ter Stegen cerrando como medio centro al Barça le dio un ataque de épica que será recordado por los siglos de los siglos. Lo que sucedió en esos instantes finales en el Camp Nou ya es historia del deporte. Con mayúsculas. Un penalti más que dudoso de Marquinhos a Suárez en el 90 permitió al Barça ponerse a dos dedos de la gloria. Neymar, sin duda el mejor del partido, lo convirtió mientras el cuarto árbitro levantaba el cartel que indicaba cinco minutos de descuento. A partir de ese momento, 96.290 personas de pie empujaron como un solo hombre en busca de un milagro. Una gesta que hacía solo cinco minutos parecía imposible se convirtió en realidad cuando en un asedio absolutamente descarnado un balón colgado por Neymar al área fue rematado con la punta de la bota por Sergi Roberto convirtiendo en realidad la hazaña más grande de la trayectoria de un club que si bien lo había ganado todo en la última década, le faltaba una hazaña de este tamaño. Levantar un 4-0 consiguiendo un 6-1 que marca para la eternidad una de las mejores noches del barcelonismo.
Fue el colofón épico a un partido casi perfecto de los barcelonistas, que desde el primer minuto al último acogotaron al PSG a base de juego, piernas y fe. Los de Emery fueron un equipo desarmado, asustado y tembloroso desde el inicio. La presión del Barça fue descomunal desde el inicio del partido y todo pareció rodar según el guión perfecto.
A los tres minutos Suárez solventaba un lío en el área marcando el primer gol, a los diez, el árbitro se comía un penal de Mascherano por manos en el área en una de las escasísimas llegadas de los franceses al área.
Con el Barça apretando como un martillo pilón, una genialidad de Iniesta provocaba el error de Marquinhos que, al tratar de corregirla, Kurzawa convertía en el segundo gol. 2-0 antes del descanso, los franceses temblando y el Camp Nou rugiendo.
Nada más iniciarse el segundo tiempo, penalti sobre Neymar que Messi convierte. El Barça estaba a un gol de la gesta con 40 minutos por delante, pero el PSG reaccionó al tiempo que las piernas le empezaban a pesar a unos jugadores que estaban haciendo un esfuerzo titánico.
Todo pareció acabarse cuando en uno de los pocos errores del conjunto catalán, Cavani anotó el gol que parecía poner fin a una bella aventura. Momentos de duda, de desconcierto, pero en realidad fueron la