El aislamiento de Trump como oportunidad para Iberoamérica
Europa y América Latina deberían estrechar lazos políticos, económicos y culturales, según concluye el foro Fundación Euroamérica celebrado en Madrid
Sara Rosati
Madrid, El País
La política económica exterior impulsada por el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, no debería asustar a los europeos. "El aislamiento de EE UU es una oportunidad para que Europa refuerce sus relaciones con Latinoamérica", afirma la presidenta de la Fundación Euroamérica, Benita Ferrero-Walder. Esta línea de actuación parece verse respaldada por el sector político, con la reciente visita a España del presidente argentino, Mauricio Macri a España; el comercial, con la renegociación de la UE con Mercosur sobre la mesa; y, el educativo, con el impulso de “Campus Iberoamérica”, una especie de Erasmus Iberoamericano en el que ya participan 700 universidades de 18 países.
"América Latina ya no es una región periférica, sino central", afirma Ferrero-Waldner durante un encuentro organizado por la Fundación Iberoamérica este jueves en Madrid. Aunque reconoce que el peso económico y político de la UE en Latinoamérica ha decaído durante la crisis, apunta que las multinacionales y las pymes europeas han buscado salidas en Latinoamérica y han contribuido tanto al desarrollo como a la transmisión de conocimiento.
En la misma línea opina Luisa Santos, directora de relaciones exteriores de Business Europe, la patronal europea: "Hay que aprovechar el proteccionismo de Trump para renegociar el acuerdo con Mercosur". Para Santos, el acuerdo pasa por crear un marco legal que proteja a las empresas europeas frente a posibles nacionalizaciones, como a la que se enfrentó Repsol en Argentina en 2012. Aunque se muestra optimista con el cambio de Gobierno en ese país, advierte que Mercosur tiene que mostrar mayor apertura en el sector industrial y los servicios porque la UE no puede flexibilizar más los acuerdos en agricultura.
La relación comercial y la social entre Europa y América Latina son dos caras de una misma moneda para la secretaria general iberoamericana (Segib), Rebeca Grynspan. "La integración debe ser de abajo arriba, es decir, desde los agentes económicos y sociales hacia la política", afirma. Y una manera de implicar a la sociedad en el intercambio entre ambas regiones es mediante la educación. La secretaria general iberoamericana apuesta por el intercambio de estudiantes, profesores e investigadores mediante el 'Campus Iberoamericano', una especie de Programa Erasmus que comenzó en 2015 con la participación de 700 universidades de 18 países. "Los estudiantes que realizaron la Erasmus tienen menores tasas de desempleo. Queremos que los latinoamericanos tengan esa oportunidad".
La movilidad es fundamental para Ana Isabel Sanz, directora de Transferencia de Tecnología del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). "No solamente hay que llegar, sino que debemos llegar a tiempo". Esta investigadora cree que se deben compartir herramientas e infraestructuras para reducir costes. "Es el turno de Europa, que no solo debe aportar recursos económicos sino crear impacto en Latinoamérica". Para ello, apuesta por una colaboración entre el sector público y privado, porque cree que es el modelo más eficaz para desarrollar proyectos científicos.
"El conocimiento es Patrimonio de la Humanidad", dice la Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela. Según la investigadora ese conocimiento tiene que desarrollarse en América Latina, un excelente escenario para las instituciones y empresas europeas. Cree que la colaboración en infraestructuras fomentará un espacio abierto de intercambio de conocimiento entre dos regiones que están históricamente unidas. "Queremos ser la voz de nuestros colegas latinoamericanos", concluye.
Sara Rosati
Madrid, El País
La política económica exterior impulsada por el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, no debería asustar a los europeos. "El aislamiento de EE UU es una oportunidad para que Europa refuerce sus relaciones con Latinoamérica", afirma la presidenta de la Fundación Euroamérica, Benita Ferrero-Walder. Esta línea de actuación parece verse respaldada por el sector político, con la reciente visita a España del presidente argentino, Mauricio Macri a España; el comercial, con la renegociación de la UE con Mercosur sobre la mesa; y, el educativo, con el impulso de “Campus Iberoamérica”, una especie de Erasmus Iberoamericano en el que ya participan 700 universidades de 18 países.
"América Latina ya no es una región periférica, sino central", afirma Ferrero-Waldner durante un encuentro organizado por la Fundación Iberoamérica este jueves en Madrid. Aunque reconoce que el peso económico y político de la UE en Latinoamérica ha decaído durante la crisis, apunta que las multinacionales y las pymes europeas han buscado salidas en Latinoamérica y han contribuido tanto al desarrollo como a la transmisión de conocimiento.
En la misma línea opina Luisa Santos, directora de relaciones exteriores de Business Europe, la patronal europea: "Hay que aprovechar el proteccionismo de Trump para renegociar el acuerdo con Mercosur". Para Santos, el acuerdo pasa por crear un marco legal que proteja a las empresas europeas frente a posibles nacionalizaciones, como a la que se enfrentó Repsol en Argentina en 2012. Aunque se muestra optimista con el cambio de Gobierno en ese país, advierte que Mercosur tiene que mostrar mayor apertura en el sector industrial y los servicios porque la UE no puede flexibilizar más los acuerdos en agricultura.
La relación comercial y la social entre Europa y América Latina son dos caras de una misma moneda para la secretaria general iberoamericana (Segib), Rebeca Grynspan. "La integración debe ser de abajo arriba, es decir, desde los agentes económicos y sociales hacia la política", afirma. Y una manera de implicar a la sociedad en el intercambio entre ambas regiones es mediante la educación. La secretaria general iberoamericana apuesta por el intercambio de estudiantes, profesores e investigadores mediante el 'Campus Iberoamericano', una especie de Programa Erasmus que comenzó en 2015 con la participación de 700 universidades de 18 países. "Los estudiantes que realizaron la Erasmus tienen menores tasas de desempleo. Queremos que los latinoamericanos tengan esa oportunidad".
La movilidad es fundamental para Ana Isabel Sanz, directora de Transferencia de Tecnología del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). "No solamente hay que llegar, sino que debemos llegar a tiempo". Esta investigadora cree que se deben compartir herramientas e infraestructuras para reducir costes. "Es el turno de Europa, que no solo debe aportar recursos económicos sino crear impacto en Latinoamérica". Para ello, apuesta por una colaboración entre el sector público y privado, porque cree que es el modelo más eficaz para desarrollar proyectos científicos.
"El conocimiento es Patrimonio de la Humanidad", dice la Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela. Según la investigadora ese conocimiento tiene que desarrollarse en América Latina, un excelente escenario para las instituciones y empresas europeas. Cree que la colaboración en infraestructuras fomentará un espacio abierto de intercambio de conocimiento entre dos regiones que están históricamente unidas. "Queremos ser la voz de nuestros colegas latinoamericanos", concluye.