Diez puntos para una selección argentina mejor
La situación merece un debate nacional: ¿A qué queremos jugar? ¿Sirve ganar así? ¿Cómo y cuándo hay que hacer el recambio? Hoy jugamos nosotros.
Olé
1
Una identidad de juego
En estos siete meses, Bauza no le pudo dar un estilo. ¿A qué juega la Selección? No tiene salida, no tiene posesión, no tiene circuito, no tiene contragolpe, no tiene un plan. Es un equipo partido: defensores por acá y delanteros por allá, con un medio sin recuperación ni elaboración. Su búsqueda es el pelotazo para ganar la segunda pelota. ¿Cuánto sirve ganar jugando de este modo?
2
Ya no son fantásticos
Messi, Di María, Higuaín y Agüero hacía casi tres años que no jugaban juntos de titulares. Se notó. Fueron los fantásticos en la era Sabella. Hoy están muy lejos de eso. Desconectados, sin ideas, perdidos, corrieron más de lo que jugaron. Ya dejaron de ser los socios de Messi. A favor de ellos: la falta de un plan de juego también afecta a las mejores, por más figuras que sean.
3
Alguien que lo ayude a Messi
El mejor del mundo juega para Argentina, pero Argentina no juega para el mejor del mundo. Dijo el Patón, apenas asumió, que quería sacarlo de la foto rodeado de chilenos de la final de la Copa América 2016. El jueves, esa imagen se repitió. Messi no tiene opción de pase, no tiene sociedades, no tiene descarga. Encima, a la Pulga le llueven pelotazos. De no creer.
4
La falta de recambio
Por momentos, la Selección parece un equipo desgastado, sin frescura, grande. Masche (32) y Biglia (31) fueron el plan en el Mundial 2014 y parecen ser el plan para Rusia 2018, aun cuando ya dejaron de ser complementarios. Contra Chile jugaron ocho titulares de la era Sabella. Si no hay siembra, no hay recursos. Bauza tuvo la chance de renovar. Por ahora, se la jugó poco.
5
¿Y dónde esta mi nueve?
Allá lejos quedó la frase "Pratto es mi 9". Contra Colombia se animó a ponerlo y el Oso no le falló. Sin embargo, el DT no aprovechó la ocasión. Contra Chile volvió a utilizar a Higuaín, a quien llamó su centrodelantero "titular". El Pipa no sólo no la mete, sino que cada vez participa menos. La chilenos se burlaron de él, la gente festejó su segunda amarilla... Así es muy difícil.
6
No paran de sufrir...
La falta de recambio aumenta la presión sobre jugadores que no pueden sacarse la mochila de las finales perdidas. El jueves, el equipo padeció el partido por el rival y por su mal funcionamiento, pero también por esa pesada carga que tienen algunos jugadores (Di María, Agüero, Higuaín...). Argentina, por momentos, juega con angustia y temor. El desahogo con Chile lo dice todo.
7
No hay un Método Bauza
¿Dönde está el sello del Patón? Si algo se le reconoció a Bauza fue que, gustara o no, tenía una forma de hacer jugar a sus equipos. Varias veces, de hecho, tuvo que salir a combatir la chapa de DT defensivo. Pero esta Selección no tiene ni eso: no defiende bien, no tiene equilibrio, no tiene orden y deambula en la inseguridad. Está lejos, muy lejos, de ser invencible.
8
Basta de solos contra todos
"Con lo que dije llevé al periodismo adonde quería", dijo ayer Bauza en la Oral 630. Justo el DT que más habla con la prensa y que quería que el equipo cortara la veda, parece buscar hoy rivales afuera. El recurso del enemigo externo no ayuda: distancia todavía más a la Selección de la gente, que ni siquiera puede ver a sus ídolos en una práctica. Hace falta otra apertura.
9
Más horas en el predio
El poco tiempo entre partidos y la imposibilidad de exigir a los jugadores es un argumento recurrente en los DT de la Selección. Pero ayer el plantel se entrenó por la mañana y volverá recién hoy al predio de Ezeiza. Casi un día libre de cuatro previo a Bolivia es demasiado. Ejercicios tácticos, videos, concentración.... Si hay mucho para mejorar, hay mucho para trabajar.
10
Que la racha no se corte
La Selección, aun con sus dificultades a flor de piel, viene de dos victorias al hilo (Colombia y Chile). Y está claro que estos problemas de funcionamiento no los solucionará en la altura, donde el equipo y las condiciones serán otras. Allí sí se le permitirá jugar a lo que pueda. Un empate asoma como un gran resultado y un triunfo daría la paz necesaria para encaminar la clasificación.
Olé
1
Una identidad de juego
En estos siete meses, Bauza no le pudo dar un estilo. ¿A qué juega la Selección? No tiene salida, no tiene posesión, no tiene circuito, no tiene contragolpe, no tiene un plan. Es un equipo partido: defensores por acá y delanteros por allá, con un medio sin recuperación ni elaboración. Su búsqueda es el pelotazo para ganar la segunda pelota. ¿Cuánto sirve ganar jugando de este modo?
2
Ya no son fantásticos
Messi, Di María, Higuaín y Agüero hacía casi tres años que no jugaban juntos de titulares. Se notó. Fueron los fantásticos en la era Sabella. Hoy están muy lejos de eso. Desconectados, sin ideas, perdidos, corrieron más de lo que jugaron. Ya dejaron de ser los socios de Messi. A favor de ellos: la falta de un plan de juego también afecta a las mejores, por más figuras que sean.
3
Alguien que lo ayude a Messi
El mejor del mundo juega para Argentina, pero Argentina no juega para el mejor del mundo. Dijo el Patón, apenas asumió, que quería sacarlo de la foto rodeado de chilenos de la final de la Copa América 2016. El jueves, esa imagen se repitió. Messi no tiene opción de pase, no tiene sociedades, no tiene descarga. Encima, a la Pulga le llueven pelotazos. De no creer.
4
La falta de recambio
Por momentos, la Selección parece un equipo desgastado, sin frescura, grande. Masche (32) y Biglia (31) fueron el plan en el Mundial 2014 y parecen ser el plan para Rusia 2018, aun cuando ya dejaron de ser complementarios. Contra Chile jugaron ocho titulares de la era Sabella. Si no hay siembra, no hay recursos. Bauza tuvo la chance de renovar. Por ahora, se la jugó poco.
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¿Y dónde esta mi nueve?
Allá lejos quedó la frase "Pratto es mi 9". Contra Colombia se animó a ponerlo y el Oso no le falló. Sin embargo, el DT no aprovechó la ocasión. Contra Chile volvió a utilizar a Higuaín, a quien llamó su centrodelantero "titular". El Pipa no sólo no la mete, sino que cada vez participa menos. La chilenos se burlaron de él, la gente festejó su segunda amarilla... Así es muy difícil.
6
No paran de sufrir...
La falta de recambio aumenta la presión sobre jugadores que no pueden sacarse la mochila de las finales perdidas. El jueves, el equipo padeció el partido por el rival y por su mal funcionamiento, pero también por esa pesada carga que tienen algunos jugadores (Di María, Agüero, Higuaín...). Argentina, por momentos, juega con angustia y temor. El desahogo con Chile lo dice todo.
7
No hay un Método Bauza
¿Dönde está el sello del Patón? Si algo se le reconoció a Bauza fue que, gustara o no, tenía una forma de hacer jugar a sus equipos. Varias veces, de hecho, tuvo que salir a combatir la chapa de DT defensivo. Pero esta Selección no tiene ni eso: no defiende bien, no tiene equilibrio, no tiene orden y deambula en la inseguridad. Está lejos, muy lejos, de ser invencible.
8
Basta de solos contra todos
"Con lo que dije llevé al periodismo adonde quería", dijo ayer Bauza en la Oral 630. Justo el DT que más habla con la prensa y que quería que el equipo cortara la veda, parece buscar hoy rivales afuera. El recurso del enemigo externo no ayuda: distancia todavía más a la Selección de la gente, que ni siquiera puede ver a sus ídolos en una práctica. Hace falta otra apertura.
9
Más horas en el predio
El poco tiempo entre partidos y la imposibilidad de exigir a los jugadores es un argumento recurrente en los DT de la Selección. Pero ayer el plantel se entrenó por la mañana y volverá recién hoy al predio de Ezeiza. Casi un día libre de cuatro previo a Bolivia es demasiado. Ejercicios tácticos, videos, concentración.... Si hay mucho para mejorar, hay mucho para trabajar.
10
Que la racha no se corte
La Selección, aun con sus dificultades a flor de piel, viene de dos victorias al hilo (Colombia y Chile). Y está claro que estos problemas de funcionamiento no los solucionará en la altura, donde el equipo y las condiciones serán otras. Allí sí se le permitirá jugar a lo que pueda. Un empate asoma como un gran resultado y un triunfo daría la paz necesaria para encaminar la clasificación.