10 errores garrafales que cometes al empezar una dieta
La mala gestión de tus emociones, darte por vencido antes de tiempo o juzgarte demasiado pueden ser los culpables de que las dietas y tú no consigáis ser buenos compañeros de viaje
Ana Sepúlveda
El País
El propósito por excelencia en la sociedad actual es el de adelgazar sin que importe tanto encontrar el equilibrio físico y emocional o conseguir hábitos saludables. Lo que ocurre en la persecución de este objetivo, es que puede volverse en nuestra contra si no ponemos al sentido común como protagonista de nuestra acción.
Una de las claves para conseguir unos buenos resultados (tanto físicos como emocionales), es no entender la dieta como un régimen restrictivo sino como un cambio gradual en el estilo de vida. “Lo primero que le diría a alguien que comienza una dieta es que no se plantee que se trata únicamente de realizar cambios en su ingesta, sino de un cambio global en su estilo de vida”, explica Mónica Albelda, psicóloga, dietista y directora de Espacio Abierto, centro sanitario de psicología, nutrición y fisioterapia.
Los desórdenes más comunes a la hora de comenzar (otra vez) una dieta, suelen ser de carácter psicológico, por lo que un buen asesoramiento integral, podría ser el factor diferencial entre el éxito y el fracaso. Aquí tienes los más comunes, ¿te sientes identificado con alguno?
1. La mentalidad del “todo o nada”
Muchas personas comienzan un nuevo régimen con motivación y ganas, pero al cometer un fallo, aunque sea mínimo, deciden que son incapaces y tiran la motivación por la borda. Elisa Markhoff, especialista en psicología de la nutrición e imagen corporal, lo califica como uno de los errores más recurrentes y explica: “Es muy común la mentalidad del todo o nada. El pensamiento de: tengo que seguir todas las normas que esta dieta me presenta, por más locas que sean o por más que me cueste, y si no lo hago habré fracasado”.
2. No fijaS objetivos realistas
Un régimen no debería ser planteado como el intento de conseguir metas imposibles. Por el contrario, y según Mónica Albelda, “desde el inicio del tratamiento es conveniente fijar objetivos realistas y acordados con la persona que desea llevar a cabo la dieta”. Si se aclara desde el principio que los cambios serán progresivos y duraderos en el tiempo, se disminuye la posibilidad de renuncia.
3. Te juzgas demasiado
En la sociedad en la que vivimos, el autojuicio está a la orden del día. Y esto, en parte, es por la imagen física que se promueve. Por eso, Elisa Markhoff asegura que “es común, si tienes unos kilos de más y estás expuesto a los mensajes de los medios, que te sientas inseguro”. Además, al empezar una dieta, la inseguridad suele ir a más y se produce un círculo vicioso. “La dieta aumenta la inseguridad y la inseguridad es la que te lleva a hacer dieta”, explica Markhoff.
4. Das demasiada importancia a los ‘logros-fracasos’
Mónica Albelda explica que “a la hora de realizar una dieta, lo importante no es juzgar logros-fracasos, sino prever esos “errores” como parte del cambio, introducirlos de manera programada en la elección de los alimentos que se ingieren y normalizarlos”. Tener la sensación de que estás cometiendo errores generará sentimientos de culpa, frustración y falta de logro, por lo que hay que intentar dejar de ser demasiado duros con nosotros mismos.
5. Tienes miedo al fracaso
Paradójicamente es el propio miedo a fracasar en los objetivos marcados, el que hace que se fracase estrepitosamente. “A veces, el miedo a fracasar en realidad es el miedo al cambio, incluso a bajar de peso”, comenta Elisa Markhoff. Muchas veces se culpa de todos los problemas al sobrepeso, y librarse de él hace que se tengan que enfrentar esos problemas sin culpables de por medio.
6. Tienes mentalidad de prohibición
“De entrada, debemos desmitificar que realizar una dieta sea duro, lo que no significa que no vaya a implicar un gran esfuerzo, pero hay que hacerla desde la libertad de elección”, comenta Mónica Albelda. Además añade que “lo principal es darle normalidad, planificar los cambios y alejarse de la mentalidad de prohibición. Cuanto más se intente controlar, más se tenderá a transgredir”. Por lo tanto, la dieta debe formar parte de la vida cotidiana, y resultar propia y familiar en lugar de ajena o impuesta. De esta forma la mente generará más recursos para la adherencia a los cambios.
7. No cambias el planteamiento mental
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo” decía Einstein. Algo que podemos perfectamente aplicar a nuestra mentalidad a la hora de hacer dieta. Si quieres conseguir algo diferente, no continúes con tu planteamiento mental anterior. “Los pensamientos y la forma en la que encaramos la dieta son fundamentales a la hora del cambio. Si creemos que no podemos comer un alimento, parecerá que las normas son impuestas desde fuera”, explica Elisa Markhoff, “pero si elegimos conscientemente no comer un alimento porque es nocivo para la salud o porque nos aleja de la relación que queremos tener con nuestro cuerpo sentiremos que tenemos poder sobre nuestras decisiones”, concluye. Por lo que en lugar de pensar ‘no puedo comer esto’, deberíamos pensar ‘no voy a comer esto’.
8. No te crees los cumplidos
Cuando empiezas una dieta y esto se refleja en tu imagen, llegan los cumplidos que halagan tu nueva figura. No siempre es fácil de creer, ¿verdad? Esto es debido al miedo a que los cambios no sean perdurables, por lo que la mente prefiere no creer que sean reales y de esta forma el posible fracaso, dolerá menos. Una de las recomendaciones que nos da Mónica Albelda, es que nuestra meta no sea únicamente estética, sino la salud entendida como algo global.
9. No escuchas a tu cuerpo
Una de las más duras batallas al empezar un nuevo régimen, es la lucha contra la ansiedad. ¿Qué podemos hacer en esta situación? Según Elisa Markhoff lo primero es no luchar, porque la batalla constante contra nuestras emociones no nos hace bien. También hay que “comprender los motivos de la ansiedad, observarlos y darnos cuenta de cómo se manifiesta la ansiedad en nuestro cuerpo”, añade la especialista en psicología de la nutrición.
10. No te liberas de pensamientos tóxicos
Las especialistas están de acuerdo en que lo más importante es hacer un cambio global en el estilo de vida y tratar con la importancia que se merece el acompañamiento psicológico en este tipo de procesos. Además, como apunta Markhoff, “el cambio interno tiende a preceder al cambio externo. Al realizar una dieta nos concentramos en el número de kilos de la báscula y no pensamos en la cantidad de emociones o creencias tóxicas que también tenemos que dejar ir”.
Ana Sepúlveda
El País
El propósito por excelencia en la sociedad actual es el de adelgazar sin que importe tanto encontrar el equilibrio físico y emocional o conseguir hábitos saludables. Lo que ocurre en la persecución de este objetivo, es que puede volverse en nuestra contra si no ponemos al sentido común como protagonista de nuestra acción.
Una de las claves para conseguir unos buenos resultados (tanto físicos como emocionales), es no entender la dieta como un régimen restrictivo sino como un cambio gradual en el estilo de vida. “Lo primero que le diría a alguien que comienza una dieta es que no se plantee que se trata únicamente de realizar cambios en su ingesta, sino de un cambio global en su estilo de vida”, explica Mónica Albelda, psicóloga, dietista y directora de Espacio Abierto, centro sanitario de psicología, nutrición y fisioterapia.
Los desórdenes más comunes a la hora de comenzar (otra vez) una dieta, suelen ser de carácter psicológico, por lo que un buen asesoramiento integral, podría ser el factor diferencial entre el éxito y el fracaso. Aquí tienes los más comunes, ¿te sientes identificado con alguno?
1. La mentalidad del “todo o nada”
Muchas personas comienzan un nuevo régimen con motivación y ganas, pero al cometer un fallo, aunque sea mínimo, deciden que son incapaces y tiran la motivación por la borda. Elisa Markhoff, especialista en psicología de la nutrición e imagen corporal, lo califica como uno de los errores más recurrentes y explica: “Es muy común la mentalidad del todo o nada. El pensamiento de: tengo que seguir todas las normas que esta dieta me presenta, por más locas que sean o por más que me cueste, y si no lo hago habré fracasado”.
2. No fijaS objetivos realistas
Un régimen no debería ser planteado como el intento de conseguir metas imposibles. Por el contrario, y según Mónica Albelda, “desde el inicio del tratamiento es conveniente fijar objetivos realistas y acordados con la persona que desea llevar a cabo la dieta”. Si se aclara desde el principio que los cambios serán progresivos y duraderos en el tiempo, se disminuye la posibilidad de renuncia.
3. Te juzgas demasiado
En la sociedad en la que vivimos, el autojuicio está a la orden del día. Y esto, en parte, es por la imagen física que se promueve. Por eso, Elisa Markhoff asegura que “es común, si tienes unos kilos de más y estás expuesto a los mensajes de los medios, que te sientas inseguro”. Además, al empezar una dieta, la inseguridad suele ir a más y se produce un círculo vicioso. “La dieta aumenta la inseguridad y la inseguridad es la que te lleva a hacer dieta”, explica Markhoff.
4. Das demasiada importancia a los ‘logros-fracasos’
Mónica Albelda explica que “a la hora de realizar una dieta, lo importante no es juzgar logros-fracasos, sino prever esos “errores” como parte del cambio, introducirlos de manera programada en la elección de los alimentos que se ingieren y normalizarlos”. Tener la sensación de que estás cometiendo errores generará sentimientos de culpa, frustración y falta de logro, por lo que hay que intentar dejar de ser demasiado duros con nosotros mismos.
5. Tienes miedo al fracaso
Paradójicamente es el propio miedo a fracasar en los objetivos marcados, el que hace que se fracase estrepitosamente. “A veces, el miedo a fracasar en realidad es el miedo al cambio, incluso a bajar de peso”, comenta Elisa Markhoff. Muchas veces se culpa de todos los problemas al sobrepeso, y librarse de él hace que se tengan que enfrentar esos problemas sin culpables de por medio.
6. Tienes mentalidad de prohibición
“De entrada, debemos desmitificar que realizar una dieta sea duro, lo que no significa que no vaya a implicar un gran esfuerzo, pero hay que hacerla desde la libertad de elección”, comenta Mónica Albelda. Además añade que “lo principal es darle normalidad, planificar los cambios y alejarse de la mentalidad de prohibición. Cuanto más se intente controlar, más se tenderá a transgredir”. Por lo tanto, la dieta debe formar parte de la vida cotidiana, y resultar propia y familiar en lugar de ajena o impuesta. De esta forma la mente generará más recursos para la adherencia a los cambios.
7. No cambias el planteamiento mental
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo” decía Einstein. Algo que podemos perfectamente aplicar a nuestra mentalidad a la hora de hacer dieta. Si quieres conseguir algo diferente, no continúes con tu planteamiento mental anterior. “Los pensamientos y la forma en la que encaramos la dieta son fundamentales a la hora del cambio. Si creemos que no podemos comer un alimento, parecerá que las normas son impuestas desde fuera”, explica Elisa Markhoff, “pero si elegimos conscientemente no comer un alimento porque es nocivo para la salud o porque nos aleja de la relación que queremos tener con nuestro cuerpo sentiremos que tenemos poder sobre nuestras decisiones”, concluye. Por lo que en lugar de pensar ‘no puedo comer esto’, deberíamos pensar ‘no voy a comer esto’.
8. No te crees los cumplidos
Cuando empiezas una dieta y esto se refleja en tu imagen, llegan los cumplidos que halagan tu nueva figura. No siempre es fácil de creer, ¿verdad? Esto es debido al miedo a que los cambios no sean perdurables, por lo que la mente prefiere no creer que sean reales y de esta forma el posible fracaso, dolerá menos. Una de las recomendaciones que nos da Mónica Albelda, es que nuestra meta no sea únicamente estética, sino la salud entendida como algo global.
9. No escuchas a tu cuerpo
Una de las más duras batallas al empezar un nuevo régimen, es la lucha contra la ansiedad. ¿Qué podemos hacer en esta situación? Según Elisa Markhoff lo primero es no luchar, porque la batalla constante contra nuestras emociones no nos hace bien. También hay que “comprender los motivos de la ansiedad, observarlos y darnos cuenta de cómo se manifiesta la ansiedad en nuestro cuerpo”, añade la especialista en psicología de la nutrición.
10. No te liberas de pensamientos tóxicos
Las especialistas están de acuerdo en que lo más importante es hacer un cambio global en el estilo de vida y tratar con la importancia que se merece el acompañamiento psicológico en este tipo de procesos. Además, como apunta Markhoff, “el cambio interno tiende a preceder al cambio externo. Al realizar una dieta nos concentramos en el número de kilos de la báscula y no pensamos en la cantidad de emociones o creencias tóxicas que también tenemos que dejar ir”.