Trump lidió con una crisis diplomática en presencia de los invitados a su cena con Abe
Fotos publicadas en las redes sociales revelan los errores de seguridad durante la cena del estadounidense con su homólogo japonés
Cristina F. Pereda
Corresponsal en Estados Unidos
Washington, El País
Los socios del club del presidente Donald Trump en Mar-a-Lago (Florida) se llevaron este sábado algo más que el recuerdo de haber cenado a apenas unos metros del mandatario republicano, su esposa y la pareja presidencial de Japón. Un puñado de fotos publicadas en las redes sociales por varios asistentes revelan que Trump conversó con sus asesores —como también lo hizo Shinzo Abe— al aire libre, iluminando documentos con las luces de teléfonos móviles para después ofrecer una rueda de prensa conjunta en la que ni siquiera leyó el comunicado preparado por sus asesores.
Esto último se ha sabido porque fotógrafos presentes también pudieron tomar imágenes del papel en manos de sus asesores antes de que el presidente se acercara al podio. Aquella comparecencia respondía a la primera crisis diplomática a la que se enfrenta Trump en su mandato. La noticia de que Corea del Norte había lanzado un misil en el Mar del Japón llegó apenas una hora antes de que comenzara la cena, que no fue cancelada. Tal y como informó en un primer lugar la cadena CNN, Trump sí tuvo tiempo después para saludar a los recién casados que celebraban su boda en uno de los salones adyacentes.
Aunque Trump se empeñe en llamar su club de Florida como “la Casa Blanca de invierno”, las instalaciones carecen de la protección de seguridad con la que cuenta la residencia en Washington. Los medios estadounidenses han informado del reto que supone para el servicio secreto que el resort sea accesible por tierra mar y aire, pero ahora se enfrentan a un obstáculo más: el afán de los invitados que acuden a las cenas del presidente por registrar esos eventos en Internet.
“Mientras los ricos miembros de Mar-a-Lago miraban desde sus mesas, y al mismo tiempo que se oía la música de fondo de un pianista, la cena se convirtió en una sesión de estrategia, con todo el proceso de toma de decisiones desvelado a los asistentes”, reveló CNN tras entrevistar a varios de los testigos. Los camareros, declaró otro de ellos, “retiraron las ensaladeras y trajeron el plato principal mientras Trump y Abe seguían consultando con sus asesores”.
Es lo mismo que han demostrado las fotos publicadas en Facebook por Richard DeAgazio, cuyo perfil ha sido desactivado este mismo lunes. “Fue fascinante ver la intensa actividad durante la cena cuando nos enteramos de que Corea del Norte lanzó un misil en dirección a Japón”, escribió DeAgazio junto a una imagen en la que se ve a Abe leyendo un documento bajo la luz de un móvil, otra con Trump conversando por un teléfono móvil en la misma mesa y una última en la que hablan con todos sus asesores en presencia de sus esposas. “Los dos líderes mundiales hablaron y se fueron juntos a otra sala para la rueda de prensa. Guau…. El centro de la acción!!!”.
La semana pasada, la Administración Trump ya despertó duras críticas cuando un senador demócrata detectó que en esta foto tomada por la agencia Associated Press en el Despacho Oval se veía que una de las carpetas del presidente que contienen información clasificada estaba a la vista y tenía la llave del candado aún puesta. En ese momento, además, se encontraban en la sala personas que no forman parte del equipo del presidente.
Expertos en materia de seguridad han explicado al diario The Washington Post que estas prácticas representan un riesgo muy elevado para la seguridad tanto del presidente como del país. En Florida, los dos mandatarios conversaron cerca de camareros y asistentes a la cena, cuyos teléfonos de cualquiera de los presentes —sus cámaras de fotos, sus micrófonos— pueden ser controlados por piratas informáticos y empleados para grabar lo ocurrido, incluidos documentos clasificados.
DeAgazio es el responsable de otra revelación casi tan grave como la anterior. El socio de Mar-a-Lago —la membresía cuesta 200.000 dólares y la cena del sábado 14.000— posó en otra foto con uno de los agentes encargados de llevar la maleta con los códigos nucleares de EE UU. Solo cinco miembros del Ejército forman parte de este selecto grupo que se turna para acompañar al presidente allí donde va. El hilo de comentarios de esta fotografía es una colección de especulaciones entre los asistentes acerca del contenido de una mochila vista en la cena, que era de color azul y que uno de sus portadores responde al nombre de Rick.
Tras concluir la breve comparecencia en respuesta a la crisis iniciada por Corea del Norte, Trump y Abe se dirigieron juntos a otra de las salas del resort. Allí posaron con las damas de honor de una boda celebrada ese mismo día. “Les había visto en los jardines”, explicó Trump. “Le dije al primer ministro de Japón, vamos Shinzo, vamos y les decimos hola”. El presidente añadió que los recién casados eran miembros del club desde hacía tiempo. “Me han pagado una fortuna”.
Cristina F. Pereda
Corresponsal en Estados Unidos
Washington, El País
Los socios del club del presidente Donald Trump en Mar-a-Lago (Florida) se llevaron este sábado algo más que el recuerdo de haber cenado a apenas unos metros del mandatario republicano, su esposa y la pareja presidencial de Japón. Un puñado de fotos publicadas en las redes sociales por varios asistentes revelan que Trump conversó con sus asesores —como también lo hizo Shinzo Abe— al aire libre, iluminando documentos con las luces de teléfonos móviles para después ofrecer una rueda de prensa conjunta en la que ni siquiera leyó el comunicado preparado por sus asesores.
Esto último se ha sabido porque fotógrafos presentes también pudieron tomar imágenes del papel en manos de sus asesores antes de que el presidente se acercara al podio. Aquella comparecencia respondía a la primera crisis diplomática a la que se enfrenta Trump en su mandato. La noticia de que Corea del Norte había lanzado un misil en el Mar del Japón llegó apenas una hora antes de que comenzara la cena, que no fue cancelada. Tal y como informó en un primer lugar la cadena CNN, Trump sí tuvo tiempo después para saludar a los recién casados que celebraban su boda en uno de los salones adyacentes.
Aunque Trump se empeñe en llamar su club de Florida como “la Casa Blanca de invierno”, las instalaciones carecen de la protección de seguridad con la que cuenta la residencia en Washington. Los medios estadounidenses han informado del reto que supone para el servicio secreto que el resort sea accesible por tierra mar y aire, pero ahora se enfrentan a un obstáculo más: el afán de los invitados que acuden a las cenas del presidente por registrar esos eventos en Internet.
“Mientras los ricos miembros de Mar-a-Lago miraban desde sus mesas, y al mismo tiempo que se oía la música de fondo de un pianista, la cena se convirtió en una sesión de estrategia, con todo el proceso de toma de decisiones desvelado a los asistentes”, reveló CNN tras entrevistar a varios de los testigos. Los camareros, declaró otro de ellos, “retiraron las ensaladeras y trajeron el plato principal mientras Trump y Abe seguían consultando con sus asesores”.
Es lo mismo que han demostrado las fotos publicadas en Facebook por Richard DeAgazio, cuyo perfil ha sido desactivado este mismo lunes. “Fue fascinante ver la intensa actividad durante la cena cuando nos enteramos de que Corea del Norte lanzó un misil en dirección a Japón”, escribió DeAgazio junto a una imagen en la que se ve a Abe leyendo un documento bajo la luz de un móvil, otra con Trump conversando por un teléfono móvil en la misma mesa y una última en la que hablan con todos sus asesores en presencia de sus esposas. “Los dos líderes mundiales hablaron y se fueron juntos a otra sala para la rueda de prensa. Guau…. El centro de la acción!!!”.
La semana pasada, la Administración Trump ya despertó duras críticas cuando un senador demócrata detectó que en esta foto tomada por la agencia Associated Press en el Despacho Oval se veía que una de las carpetas del presidente que contienen información clasificada estaba a la vista y tenía la llave del candado aún puesta. En ese momento, además, se encontraban en la sala personas que no forman parte del equipo del presidente.
Expertos en materia de seguridad han explicado al diario The Washington Post que estas prácticas representan un riesgo muy elevado para la seguridad tanto del presidente como del país. En Florida, los dos mandatarios conversaron cerca de camareros y asistentes a la cena, cuyos teléfonos de cualquiera de los presentes —sus cámaras de fotos, sus micrófonos— pueden ser controlados por piratas informáticos y empleados para grabar lo ocurrido, incluidos documentos clasificados.
DeAgazio es el responsable de otra revelación casi tan grave como la anterior. El socio de Mar-a-Lago —la membresía cuesta 200.000 dólares y la cena del sábado 14.000— posó en otra foto con uno de los agentes encargados de llevar la maleta con los códigos nucleares de EE UU. Solo cinco miembros del Ejército forman parte de este selecto grupo que se turna para acompañar al presidente allí donde va. El hilo de comentarios de esta fotografía es una colección de especulaciones entre los asistentes acerca del contenido de una mochila vista en la cena, que era de color azul y que uno de sus portadores responde al nombre de Rick.
Tras concluir la breve comparecencia en respuesta a la crisis iniciada por Corea del Norte, Trump y Abe se dirigieron juntos a otra de las salas del resort. Allí posaron con las damas de honor de una boda celebrada ese mismo día. “Les había visto en los jardines”, explicó Trump. “Le dije al primer ministro de Japón, vamos Shinzo, vamos y les decimos hola”. El presidente añadió que los recién casados eran miembros del club desde hacía tiempo. “Me han pagado una fortuna”.