Por qué el regreso del Nokia 3310 está levantando tanta expectación

Cesar Otero
El País
Internet al alcance de todos, programas como el MSN Messenger que permitían hablar gratis por el PC, consolas de juegos que usaban discos y gráficos poligonales, películas que traían un aire de milenarismo como The Matrix, predicciones agoreras como el Efecto 2000… El inicio del actual siglo 21 emponderó la tecnología y la puso en una especie de rampa de lanzamiento que no ha hecho más que acelerarla estos 17 últimos años. Y una de las cosas que trajo consigo fue el asentamiento de la telefonía móvil. Ya no había que llevar monedas sueltas para usar una cabina de teléfono (que prácticamente han desaparecido de las ciudades), ni entrar en un bar o esperar a llegar a casa para hablar a distancia con alguien.


De hecho cosas como el Messenger o el email habían empezado a conectar el mundo, y el asentamiento del mercado de los teléfonos móviles propició una libertad y disponibilidad que nunca se había tenido. Podías ir en 2001 por la calle y ‘chatear’ con un amigo mediante mensajes SMS, aunque el saldo te podía volar y a recargar el móvil con 5 euretes más. Pero en 2007, Apple impulsó el sector y lo llevó a un nuevo nivel al lanzar el primer smartphone o teléfono inteligente. El iPhone hizo historia e instauró un tipo de móviles que una década después siguen con los mismos patrones y principios, evolucionados tecnológicamente pero con el concepto prácticamente igual. Y los teléfonos no inteligentes, apodados ahora ‘dumbphones’, quedaron desfasados, anticuados y desclasados en la época de los smartphones.

Sí, el nivel de vida actual es mejor para muchos porque tenemos un smartphone con el que podemos hacer a nivel social todo lo que antes era territorio exclusivo del PC: Subir imágenes, bajarnos música, consultar las redes, chatear y videoconferenciar… Pero para muchos otros no es así, ya que lo que antes era unos SMS ocasionales y un aparato ‘para emergencias’ ahora es una locura de notificaciones constantes entre fotos de Instagram, Snaps de Snapchats, mensajes de Facebook, conversaciones del WhatsApp, mails del trabajo. Quizás os sorprenderá saber que hay un 20% de los ciudadanos del mundo que siguen aferrados a sus ‘dumbphones’, que sólo quieren un terminal para llamar y poco más, y no quieren lo que un smartphone brinda.

Quizás precisamente por eso, por ese 20% de gente que ha elegido tener un dumbphone, el mercado de los pre-smartphones está en auge. De los 2070 millones de teléfonos móviles vendidos en 2015, 590 millones eran terminales ‘dumb’, sin GPS, pantalla táctil, sin lujos o directamente sólo para llamadas y SMS. Y por esto y una mezcla de tendencias actuales, el resurgimiento del mítico Nokia 3310 está provocando tanto ‘hype’ antes de su puesta de largo en el Mobile World Congress de dentro de una semana y media. Un teléfono ‘tonto’ que estuve en el centro de la revolución de la telefonía movil.

El ladrillo irrompible

Estrenado en el año 2000, el Nokia 3310 dejó de venderse en el 2005, cuando las pantallas táctiles y las apps empezaron a ganar protagonismo. Pero en esos 5 años, dado el ratio de ventas de Nokia (2 de cada 3 teléfonos vendidos en el mundo eran Nokia), millones tuvieron el 3310 como primer móvil, un teléfono que aguantaba lo más grande en cuanto a golpes, que tenía una pantalla de varias líneas y hasta juegos como el hipnótico Snake 2. En la época actual de los smartphones, este ladrillaco de melodias monofónicas es una reliquia, pero Nokia parece estar acertando esta vez en su vuelta y claramente lo estrena junto a un smartphone Nokia 6 que ya hace furor en China para tenerlo de móvil secundario por si al principal le pasa algo.

Así, el Nokia 3310 es realmente uno de los más esperados en la presentación que la marca hará la semana próxima en el Mobile World Congress, en el que veremos modernidades como el LG G6 o el Samsung Galaxy S8, pero en el que el evento Nokia tiene un lugar asegurado en la agenda de cientos de expertos que hace 17 años llevaban un 3310 en el bolsillo, y de otros que quieren tocar un pedazo de historia de la telefonía. La mezcla de utilidad, de nostalgia -hola, Mini NES-, de precio (60€) y de tranquilidad (adiós, notificaciones) lo sitúan como uno de los teléfonos candidatos a ser más populares de 2017. Y es que por 60€ habrá muchos que no podrán resistirse, aunque sea sólo para ponerlo en la estantería, pasearlo en plan Hipster y subir fotos de él a Instagram.

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