Polonia y Alemania acercan posiciones por la falta de aliados tras el ‘Brexit’ y Trump

Merkel lanza un aviso a Varsovia al defender el pluralismo y la independencia de periodistas y jueces

Luis Doncel
Berlín, El País
Hace meses, habría parecido imposible. Los ultraconservadores gobernantes polacos dedican ahora una lluvia de alabanzas a Angela Merkel, a la que tanto han criticado por permitir la entrada de los refugiados. La canciller alemana viajó este martes a Varsovia para verse con el presidente y la primera ministra; pero el encuentro más importante era el reservado a Jaroslaw Kaczynski, líder del partido Ley y Justicia (PiS) y auténtico hombre fuerte del país. El ultranacionalista calentó las expectativas de la visita al decir que una victoria de Merkel en las próximas elecciones es “lo mejor que puede pasar a los polacos”. Se trata de dos políticos con visiones opuestas y muy malas relaciones, pero que ahora, tras la incertidumbre generada por el Brexit y la victoria de Donald Trump, se necesitan el uno al otro más que nunca.


El cambio del panorama político en Reino Unido y Estados Unidos ha cogido a Polonia con el paso cambiado. Pese a compartir muchos valores con Trump, la cercanía a Putin del nuevo presidente estadounidense y sus dudas en torno a la OTAN suponen una carga de profundidad a los intereses polacos. Por si fuera poco, la idea de Varsovia de buscar en Londres un aliado privilegiado en la UE se esfumó tras la decisión de los británicos de abandonar el club europeo. Así, a los gobernantes polacos no les queda otra opción que tratar de acercarse al país más poderoso de Europa.

“El Gobierno polaco se estaba quedando cada vez más solo. Y se ha dado cuenta de que le interesa mejorar las relaciones con Alemania, tanto por motivos económicos como de seguridad”, asegura a EL PAÍS Marcin Antosiewicz, antiguo corresponsal en Berlín y ahora periodista del canal privado Wirtualna Polska.

Al otro lado de la frontera que marca el río Oder, también interesa acercar posiciones con el país más poblado y rico de Europa oriental. Tras la victoria del PiS a finales de 2015, las tiranteces entre Varsovia y Berlín han ido creciendo. Pero el tono de Merkel y sus ministros siempre ha sido mucho más comedido que el que llegaba de Bruselas. La Comisión Europea ha criticado con dureza la deriva autoritaria del Gobierno ultranacionalista polaco, a quien ha abierto un expediente por presuntas vulneraciones del Estado de derecho.

En Berlín, fuentes gubernamentales argumentaban estos últimos meses que sería contraproducente una crítica clara llegada de Alemania, que por motivos históricos podía ser mal recibida. En Varsovia, Merkel usó un tono indirecto para alertar de los peligros de la deriva actual. “La época del sindicato Solidarnosc (Solidaridad) nos mostró lo importante que es una sociedad plural con justicia y medios de comunicación independientes”, aseguró la alemana junto a la primera ministra polaca, Beata Szydlo. “Es la primera vez que Merkel critica tan claramente al Gobierno polaco”, analiza Antosiewicz.

Pese a estas palabras, Szydlo alabó la importancia de colaborar con Alemania. “El Gobierno polaco se esfuerza por separar el conflicto con Bruselas de su relación con Alemania. Y Berlín parece que, aunque sin mucho convencimiento, acepta este planteamiento. No porque a Alemania le guste lo que ve, sino porque nadie conoce una alternativa mejor. No creo que una crítica masiva procedente de Berlín fuera a mejorar las cosas, sino más bien al contrario”, aseguraba a la radio pública Janusz Reiter, antiguo embajador polaco en Berlín. La visita de Merkel dejó claro que los tiempos en los que Kaczynski acusaba a Alemania de formar un eje con Moscú han quedado atrás.

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