Mestalla fulmina al Madrid
El equipo de Zidane no pudo sobreponerse a los dos goles que había encajado a los ocho minutos. Cristiano recortó distancias y el Valencia resistió hasta el final.
Luis Nieto
As
Un Valencia de posguerra, reanimado por Voro, por Mestalla y por la presencia del Madrid, apretó la cabeza de la Liga. Un partido programado para diciembre y que fue empinándosele al equipo de Zidane con el paso de los meses y de los fichajes. Zaza resultó una pesadilla, Varane un coladero y los dos goles que encajó Keylor en ocho minutos una tumba para el líder.
Todo tuvo un corte clásico y excesivo desde el comienzo. Como tantas veces, Mestalla encogió al Madrid; como tantas veces, Diego Alves se agrandó ante un rival de máximo nivel; como tantas veces, hubo bullicio en las áreas; como tantas veces, el partido fue por un lado y el resultado en dirección contraria. Porque al Madrid le resultó difícilmente explicable verse con dos goles en contra a los ocho minutos en un duelo en que ocupaba el centro de la escena. Entendió el compromiso como crucial para la Liga y se abalanzó sobre él sin reparar en que este Valencia de Voro tiene otra piel.
Se descubrió en dos contras y el partido quedó fuera de su alcance. Ambas dejaron en mal lugar a Varane. En la primera, le dio a Zaza el metro que necesitaba para, de espaldas, enganchar la media vuelta soñada, al palo contrario y con potencia, que dejó de piedra a Navas. Un gol para el recuerdo, una obra de arte. En la segunda, con una pérdida en campo del Valencia que dejó a su equipo desencuadernado en la contra. Nani, Zaza y Orellana (que ya le marcó al Madrid con el Celta) completaron el trabajo con precisión de cirujano y con Keylor un punto transparente.
La respuesta del Madrid
Así se fabricó el Valencia el partido soñado, en el que fue subiendo peldaños gol a gol. Aún tuvo el Madrid 20 minutos de inercia, que le llevaron muy cerca del tanto. Una combinación Benzema-Cristiano-James acabó sacándola Munir, en la única contra que toleró el equipo de Voro, el antidepresivo del Valencia, en toda la primera parte. Un tirazo de Benzema también lo adivinó Diego Alves.
Pero en aquel Madrid dueño de la pelota asomaban varias patologías: la pérdida de peso de Modric, las dificultades para detener a un Valencia al galope, la falta de operatividad de Benzema, las dificultades para moverse en un territorio sin espacios, el abuso del balón colgado al área... Un escenario encapotado en el que el Valencia esperaba, con sus dos centrales atendiendo a todo, y era capaz de reprogramarse a la contra, con Parejo y Enzo Pérez poniéndole nervio y Zaza entregado a la causa en una enorme labor de desgaste.
El partido alcanzó su punto de equilibrio hasta la aparición de Cristiano Ronaldo, un jugador fantástico con y sin dedo en el gatillo. Revitalizó al Madrid en el peor momento y le devolvió al partido con un cabezazo tremendo a centro de Marcelo. Un gol clave a dos minutos del descanso. Antes Voro ya había ordenado retirada al relevar al lesionado Nani por un lateral, Siqueira.
De los vestuarios volvió un Madrid abrumador, con paciencia, vencido al lado de Marcelo, oprimiendo al Valencia contra su área, resignado a la larguísima condena de defender a toda costa. Aún así, Parejo dejó una joya estropeada por Keylor y Zaza pidió un penalti con tanta o tan poca razón como Cristiano poco antes.
Voro fue quitando atacantes a medida que Zidane gastaba las balas de Bale y Lucas Vázquez, que no tuvieron el efecto deseado. De hecho, la retirada de Modric le dio al Valencia una salida en la recta final, que a efectos contables le dejó muy poco al Madrid. Mestalla abrió la puerta de otra Liga.
Luis Nieto
As
Un Valencia de posguerra, reanimado por Voro, por Mestalla y por la presencia del Madrid, apretó la cabeza de la Liga. Un partido programado para diciembre y que fue empinándosele al equipo de Zidane con el paso de los meses y de los fichajes. Zaza resultó una pesadilla, Varane un coladero y los dos goles que encajó Keylor en ocho minutos una tumba para el líder.
Todo tuvo un corte clásico y excesivo desde el comienzo. Como tantas veces, Mestalla encogió al Madrid; como tantas veces, Diego Alves se agrandó ante un rival de máximo nivel; como tantas veces, hubo bullicio en las áreas; como tantas veces, el partido fue por un lado y el resultado en dirección contraria. Porque al Madrid le resultó difícilmente explicable verse con dos goles en contra a los ocho minutos en un duelo en que ocupaba el centro de la escena. Entendió el compromiso como crucial para la Liga y se abalanzó sobre él sin reparar en que este Valencia de Voro tiene otra piel.
Se descubrió en dos contras y el partido quedó fuera de su alcance. Ambas dejaron en mal lugar a Varane. En la primera, le dio a Zaza el metro que necesitaba para, de espaldas, enganchar la media vuelta soñada, al palo contrario y con potencia, que dejó de piedra a Navas. Un gol para el recuerdo, una obra de arte. En la segunda, con una pérdida en campo del Valencia que dejó a su equipo desencuadernado en la contra. Nani, Zaza y Orellana (que ya le marcó al Madrid con el Celta) completaron el trabajo con precisión de cirujano y con Keylor un punto transparente.
La respuesta del Madrid
Así se fabricó el Valencia el partido soñado, en el que fue subiendo peldaños gol a gol. Aún tuvo el Madrid 20 minutos de inercia, que le llevaron muy cerca del tanto. Una combinación Benzema-Cristiano-James acabó sacándola Munir, en la única contra que toleró el equipo de Voro, el antidepresivo del Valencia, en toda la primera parte. Un tirazo de Benzema también lo adivinó Diego Alves.
Pero en aquel Madrid dueño de la pelota asomaban varias patologías: la pérdida de peso de Modric, las dificultades para detener a un Valencia al galope, la falta de operatividad de Benzema, las dificultades para moverse en un territorio sin espacios, el abuso del balón colgado al área... Un escenario encapotado en el que el Valencia esperaba, con sus dos centrales atendiendo a todo, y era capaz de reprogramarse a la contra, con Parejo y Enzo Pérez poniéndole nervio y Zaza entregado a la causa en una enorme labor de desgaste.
El partido alcanzó su punto de equilibrio hasta la aparición de Cristiano Ronaldo, un jugador fantástico con y sin dedo en el gatillo. Revitalizó al Madrid en el peor momento y le devolvió al partido con un cabezazo tremendo a centro de Marcelo. Un gol clave a dos minutos del descanso. Antes Voro ya había ordenado retirada al relevar al lesionado Nani por un lateral, Siqueira.
De los vestuarios volvió un Madrid abrumador, con paciencia, vencido al lado de Marcelo, oprimiendo al Valencia contra su área, resignado a la larguísima condena de defender a toda costa. Aún así, Parejo dejó una joya estropeada por Keylor y Zaza pidió un penalti con tanta o tan poca razón como Cristiano poco antes.
Voro fue quitando atacantes a medida que Zidane gastaba las balas de Bale y Lucas Vázquez, que no tuvieron el efecto deseado. De hecho, la retirada de Modric le dio al Valencia una salida en la recta final, que a efectos contables le dejó muy poco al Madrid. Mestalla abrió la puerta de otra Liga.