Merkel expresa su preocupación por la libertad de prensa en una tensa reunión con Erdogan
Turquía acusa a Alemania de no extraditar a decenas de acusados de terrorismo
Andrés Mourenza
Estambul, El País
La canciller alemana, Angela Merkel, expresó este jueves ante el presidente Recep Tayyip Erdogan su preocupación por el estado de los derechos y las libertades en Turquía y subrayó la necesidad de que el país, candidato a la entrada en la Unión Europea desde 2005, asegure la “separación de poderes”. Pese a los profundos lazos económicos que unen a los dos estados, las relaciones entre el Gobierno de Ankara y el de Berlín llevan varios años deteriorándose, especialmente a raíz de que Alemania haya servido de refugio a un creciente número de disidentes turcos a los que el Ejecutivo islamista acusa de “terroristas” y “golpistas”.
La reunión se preveía tensa debido a las cuestiones que separan a ambos líderes y de ese modo debió transcurrir a juzgar por el gesto serio y cansado con el que ambos mandatarios se dirigieron a la prensa, así como por la disputa que surgió durante su comparecencia a raíz del uso por parte de Merkel de la expresión “terrorismo islamista”. Erdogan la juzgó “inaceptable” pues señala a todo los seguidores de una religión que identificó con la “paz”, pero la jefa del Gobierno alemán incidió en que hay una diferencia sustancial entre los términos “islámico” e “islamista”. Pese a todo, Merkel agradeció poder tratar con Erdogan temas “polémicos”.
La dependencia mutua obliga a que ambos gobiernos se entiendan. Merkel desea que el periodo hasta las elecciones generales del próximo septiembre transcurra sin sorpresas, pero Erdogan tendría la capacidad de aguárselo, no solo a causa de la influencia que puede ejercer en los en torno a tres millones de ciudadanos de origen turco que residen en Alemania sino por sus constantes amenazas de romper el pacto antimigratorio firmado el pasado año con Bruselas, que ha servido para reducir considerablemente el número de refugiados que llegan hasta el corazón de Europa. “La cuestión de los refugiados es muy importante para Turquía, la UE y Alemania”, afirmó Merkel, instando a Turquía a respetar un acuerdo que va en “interés mutuo”. Pero sobre todo va en interés de la formación democristiana de la canciller, ya que uno de sus principales adversarios, la derecha populista de Alternativa por Alemania (AfD), ha agitado con profusión el fantasma de las migraciones para incrementar sus votos.
En Ankara, Merkel se refirió también a la fallida asonada militar de julio del año pasado y a la represión sin precedentes que después se desató contra la oposición. “Durante el golpe vimos como el pueblo turco se mantuvo del lado de la democracia. Y por ello es importante que la libertad de opinión y la libertad de prensa sean respetadas”, dijo la canciller, que también subrayó la importancia de que el castigo contra los culpables se ejerza con proporcionalidad. Hasta el momento, más de 40.000 personas han sido detenidas en conexión con el fracasado complot golpista.
Además, pidió que se garantice “la separación de poderes” ante las denuncias de la oposición turca de que la reforma constitucional que se votará en referéndum en los próximos meses servirá para que el presidente concentre en sus manos todo el poder del Estado; acusación que Erdogan rechazó por “no contener la más mínima parte de verdad”.
Merkel expresa su preocupación por la libertad de prensa en una tensa reunión con Erdogan
En su reunión con Erdogan, Merkel también sacó a colación la cuestión de las acreditaciones de la prensa extranjera residente en Turquía, un tema que, admitió, observa “con preocupación”. Según un periodista alemán consultado por este diario, a una decena de corresponsales alemanes aún no se les ha entregado la acreditación que anualmente expide el Gobierno turco y que es necesaria para trabajar en el país (dos de los doce periodistas españoles que trabajan en Turquía tampoco la han recibido).
Otra cuestión candente es la misión en la base de Incirlik (sur de Turquía), desde la que la aviación alemana participa en las labores de la coalición contra el Estado Islámico en Siria. Berlín ha pedido a Turquía la ampliación de la misión, pero Ankara por el momento no ha dado una respuesta positiva y, de hecho, ha bloqueado varias visitas germanas a la base.
Turquía, por su parte, exige de Alemania una serie de compromisos que la canciller alemana no está dispuesta a asumir, y sobre los que tampoco tiene el control total ya que competen en parte al ámbito de la Justicia. Ankara pretende de Berlín una mayor cooperación contra las actividades de grupos que considera “terroristas”, entre ellos el grupo armado kurdo PKK –que también Alemania califica como tal- y la cofradía de Fethullah Gülen, a la que se acusa de orquestar el golpe de Estado.
Las autoridades turcas se quejan de la falta de respuesta alemana a la hora de proceder con la “extradición de terroristas” ya que en la última década, los tribunales alemanes solo han concedido tres de las 136 peticiones de extradición y han fallado en contra de 110 (a nivel europeo, solo once personas han sido entregadas a Turquía de las 399 sobre las que se cursó una demanda de extradición en el mismo periodo). El Gobierno alemán se encuentra en una posición delicada ya que, por un lado, habla públicamente de “estrechar lazos” con Turquía en “la lucha conjunta contra el terrorismo”, pero por otro lado se enfrenta a numerosas peticiones de asilo de quienes han escapado del estado euroasiático por miedo a represalias: el último caso en conocerse ha sido precisamente el de cerca de 40 militares turcos que han pedido protección a Alemania temerosos de que, en caso de regresar a su país, se les encause por golpismo.
Andrés Mourenza
Estambul, El País
La canciller alemana, Angela Merkel, expresó este jueves ante el presidente Recep Tayyip Erdogan su preocupación por el estado de los derechos y las libertades en Turquía y subrayó la necesidad de que el país, candidato a la entrada en la Unión Europea desde 2005, asegure la “separación de poderes”. Pese a los profundos lazos económicos que unen a los dos estados, las relaciones entre el Gobierno de Ankara y el de Berlín llevan varios años deteriorándose, especialmente a raíz de que Alemania haya servido de refugio a un creciente número de disidentes turcos a los que el Ejecutivo islamista acusa de “terroristas” y “golpistas”.
La reunión se preveía tensa debido a las cuestiones que separan a ambos líderes y de ese modo debió transcurrir a juzgar por el gesto serio y cansado con el que ambos mandatarios se dirigieron a la prensa, así como por la disputa que surgió durante su comparecencia a raíz del uso por parte de Merkel de la expresión “terrorismo islamista”. Erdogan la juzgó “inaceptable” pues señala a todo los seguidores de una religión que identificó con la “paz”, pero la jefa del Gobierno alemán incidió en que hay una diferencia sustancial entre los términos “islámico” e “islamista”. Pese a todo, Merkel agradeció poder tratar con Erdogan temas “polémicos”.
La dependencia mutua obliga a que ambos gobiernos se entiendan. Merkel desea que el periodo hasta las elecciones generales del próximo septiembre transcurra sin sorpresas, pero Erdogan tendría la capacidad de aguárselo, no solo a causa de la influencia que puede ejercer en los en torno a tres millones de ciudadanos de origen turco que residen en Alemania sino por sus constantes amenazas de romper el pacto antimigratorio firmado el pasado año con Bruselas, que ha servido para reducir considerablemente el número de refugiados que llegan hasta el corazón de Europa. “La cuestión de los refugiados es muy importante para Turquía, la UE y Alemania”, afirmó Merkel, instando a Turquía a respetar un acuerdo que va en “interés mutuo”. Pero sobre todo va en interés de la formación democristiana de la canciller, ya que uno de sus principales adversarios, la derecha populista de Alternativa por Alemania (AfD), ha agitado con profusión el fantasma de las migraciones para incrementar sus votos.
En Ankara, Merkel se refirió también a la fallida asonada militar de julio del año pasado y a la represión sin precedentes que después se desató contra la oposición. “Durante el golpe vimos como el pueblo turco se mantuvo del lado de la democracia. Y por ello es importante que la libertad de opinión y la libertad de prensa sean respetadas”, dijo la canciller, que también subrayó la importancia de que el castigo contra los culpables se ejerza con proporcionalidad. Hasta el momento, más de 40.000 personas han sido detenidas en conexión con el fracasado complot golpista.
Además, pidió que se garantice “la separación de poderes” ante las denuncias de la oposición turca de que la reforma constitucional que se votará en referéndum en los próximos meses servirá para que el presidente concentre en sus manos todo el poder del Estado; acusación que Erdogan rechazó por “no contener la más mínima parte de verdad”.
Merkel expresa su preocupación por la libertad de prensa en una tensa reunión con Erdogan
En su reunión con Erdogan, Merkel también sacó a colación la cuestión de las acreditaciones de la prensa extranjera residente en Turquía, un tema que, admitió, observa “con preocupación”. Según un periodista alemán consultado por este diario, a una decena de corresponsales alemanes aún no se les ha entregado la acreditación que anualmente expide el Gobierno turco y que es necesaria para trabajar en el país (dos de los doce periodistas españoles que trabajan en Turquía tampoco la han recibido).
Otra cuestión candente es la misión en la base de Incirlik (sur de Turquía), desde la que la aviación alemana participa en las labores de la coalición contra el Estado Islámico en Siria. Berlín ha pedido a Turquía la ampliación de la misión, pero Ankara por el momento no ha dado una respuesta positiva y, de hecho, ha bloqueado varias visitas germanas a la base.
Turquía, por su parte, exige de Alemania una serie de compromisos que la canciller alemana no está dispuesta a asumir, y sobre los que tampoco tiene el control total ya que competen en parte al ámbito de la Justicia. Ankara pretende de Berlín una mayor cooperación contra las actividades de grupos que considera “terroristas”, entre ellos el grupo armado kurdo PKK –que también Alemania califica como tal- y la cofradía de Fethullah Gülen, a la que se acusa de orquestar el golpe de Estado.
Las autoridades turcas se quejan de la falta de respuesta alemana a la hora de proceder con la “extradición de terroristas” ya que en la última década, los tribunales alemanes solo han concedido tres de las 136 peticiones de extradición y han fallado en contra de 110 (a nivel europeo, solo once personas han sido entregadas a Turquía de las 399 sobre las que se cursó una demanda de extradición en el mismo periodo). El Gobierno alemán se encuentra en una posición delicada ya que, por un lado, habla públicamente de “estrechar lazos” con Turquía en “la lucha conjunta contra el terrorismo”, pero por otro lado se enfrenta a numerosas peticiones de asilo de quienes han escapado del estado euroasiático por miedo a represalias: el último caso en conocerse ha sido precisamente el de cerca de 40 militares turcos que han pedido protección a Alemania temerosos de que, en caso de regresar a su país, se les encause por golpismo.