Las palabras que provocaron la pelea
Entrá y leé por qué se agarraron a piñas Insaurralde y Silva, con un diálogo que empezó por lo futbolístico pero terminó a las manos.
Juan Szeinfeld @juanszeinfeld
Olé
Un diálogo como cualquier otro, como los hay por cientos en cada cancha de country club, en cada picado de barrio, en cada solteros contra casados de un domingo por la mañana. Lo insólito aquí es que dos jugadores profesionales, formando parte del mismo equipo, hayan terminado a las trompadas por dos frases subidas de tono, es cierto, pero que en el contexto dialéctico del fútbol cotidiano son casi como una oración de Borges en El Aleph.
-Jonathan, vení para acá...
-No, tenemos que achicar más adelante.
-¡Jony, no salgas tanto, te dije que te quedes al lado mío!
-¿No ves que nos piden que presionemos? ¡No me rompas más las pelotas!
La frase remate de Jonathan Silva fue acompañada, quizá, por algún otro insulto que terminó de descarrilar el carácter siempre volátil de Juan Manuel Insaurralde. Para que se entienda la escena: el lateral quería salir más lejos para presionar, mientras el Chaco -típica petición del marcador central veterano- le pedía que se quedara defendiendo. Pero el conflicto explotó e inmediatamente después, un remolino de trompadas, la mayoría de Insaurralde, rompieron en mil cristales la práctica de Boca, en una semana que el club no necesitaba, precisamente, un escándalo más.
A las trompadas en Boca
Insaurralde y Jonathan Silva se agarraron a las piñas en medio de la práctica de Boca. Guillermo se calentó y los echó. Mirá el video. (fuente TyC Sports)
Y ahí se trenzaron, nomás, con el héroe Federico Carrizo jugándose la ropa para intentar separar (una voz autorizada evalúa que, si no era por Pachi, Insaurralde y Silva se hubieran dado de lleno...). Y cuando la trifulca se empezaba a apagar, el que hizo erupción fue el volcán Guillerrmo, que apenas vio la escena de box salió despedido, en un pique explosivo típico de su época dorada de wing derecho. “¡Se van los dos afuera! ¿Qué mierda se creen que están haciendo acá? ¡Los dos afuera, los dos a la mierda y si quieren no vengan más! ¿Qué mierda se creen que están haciendo acá? ¡La puta madre! ¡La puta madre! ¡Váyanse los dos!”. El toque gracioso del momento lo dio el profe Valdecantos, quien intentó advertir a Barros Schelotto: “Cuidado, que están las cámaras”, le sugirió. “¡Qué se vayan a la concha de su hermana!”, remató el mellizo.
Y ahí se fueron los dos púgiles frustrados. Para evitar que la pelea siguiera en el vestuario, los acompañaron Valdecantos y los kinesiólogos. Silva estaba más caliente, porque había sido agredido y quería revancha. Estaba dispuesto a seguir la pelea, pero enseguida se encontró con un Insaurralde que aceptó su error. Lo hizo delante del profe y del mismo Silva. “Me equivoqué yo, ya está”, admitió.
Enseguida, después de la práctica, el cuerpo técnico vio el video de la pelea. Claramente, identificaron a Insaurralde como el agresor, pero a ambos les adjudican la responsabilidad de entender que eso no puede pasar en un club como Boca. Sobre todo en el caso del chaqueño, que ya pasa los 30 años. En el club algunos ya le habían observado actitudes fuera de lugar, como su pelea con Sebastián Driussi, un pibe, en el último superclásico de verano.
Claramente, la calentura inicial de los mellizos fue aplacándose. Se movieron muy bien al exigirles a los jugadores que dieran la cara en una conferencia de prensa (ver aparte). Y muy bien le vino a los hermanos que la dirigencia, rápidamente, saliera a comunicar que habrá sanciones económicas para ambos (ver página 6). Los Schelotto quieren evaluar bien la situación para que, deportivamente, también haya alguna medida, lo más justa posible, hecho que nunca es fácil de establecer. Por lo pronto, ambos iban a ser titulares el sábado en el amistoso contra Tigre. En estas horas hay serias dudas de que eso ocurra. En lo inmediato, si Silva había emparejado mucho su disputa con Fabra, esto le hará perder unos casilleros. Lo mismo para el chaqueño en la zaga, en un momento, además, en el que la puja con Tobio, Vergini y Magallán está más abierta que nunca. Claramente, se metieron en la pelea equivocada...
Juan Szeinfeld @juanszeinfeld
Olé
Un diálogo como cualquier otro, como los hay por cientos en cada cancha de country club, en cada picado de barrio, en cada solteros contra casados de un domingo por la mañana. Lo insólito aquí es que dos jugadores profesionales, formando parte del mismo equipo, hayan terminado a las trompadas por dos frases subidas de tono, es cierto, pero que en el contexto dialéctico del fútbol cotidiano son casi como una oración de Borges en El Aleph.
-Jonathan, vení para acá...
-No, tenemos que achicar más adelante.
-¡Jony, no salgas tanto, te dije que te quedes al lado mío!
-¿No ves que nos piden que presionemos? ¡No me rompas más las pelotas!
La frase remate de Jonathan Silva fue acompañada, quizá, por algún otro insulto que terminó de descarrilar el carácter siempre volátil de Juan Manuel Insaurralde. Para que se entienda la escena: el lateral quería salir más lejos para presionar, mientras el Chaco -típica petición del marcador central veterano- le pedía que se quedara defendiendo. Pero el conflicto explotó e inmediatamente después, un remolino de trompadas, la mayoría de Insaurralde, rompieron en mil cristales la práctica de Boca, en una semana que el club no necesitaba, precisamente, un escándalo más.
A las trompadas en Boca
Insaurralde y Jonathan Silva se agarraron a las piñas en medio de la práctica de Boca. Guillermo se calentó y los echó. Mirá el video. (fuente TyC Sports)
Y ahí se trenzaron, nomás, con el héroe Federico Carrizo jugándose la ropa para intentar separar (una voz autorizada evalúa que, si no era por Pachi, Insaurralde y Silva se hubieran dado de lleno...). Y cuando la trifulca se empezaba a apagar, el que hizo erupción fue el volcán Guillerrmo, que apenas vio la escena de box salió despedido, en un pique explosivo típico de su época dorada de wing derecho. “¡Se van los dos afuera! ¿Qué mierda se creen que están haciendo acá? ¡Los dos afuera, los dos a la mierda y si quieren no vengan más! ¿Qué mierda se creen que están haciendo acá? ¡La puta madre! ¡La puta madre! ¡Váyanse los dos!”. El toque gracioso del momento lo dio el profe Valdecantos, quien intentó advertir a Barros Schelotto: “Cuidado, que están las cámaras”, le sugirió. “¡Qué se vayan a la concha de su hermana!”, remató el mellizo.
Y ahí se fueron los dos púgiles frustrados. Para evitar que la pelea siguiera en el vestuario, los acompañaron Valdecantos y los kinesiólogos. Silva estaba más caliente, porque había sido agredido y quería revancha. Estaba dispuesto a seguir la pelea, pero enseguida se encontró con un Insaurralde que aceptó su error. Lo hizo delante del profe y del mismo Silva. “Me equivoqué yo, ya está”, admitió.
Enseguida, después de la práctica, el cuerpo técnico vio el video de la pelea. Claramente, identificaron a Insaurralde como el agresor, pero a ambos les adjudican la responsabilidad de entender que eso no puede pasar en un club como Boca. Sobre todo en el caso del chaqueño, que ya pasa los 30 años. En el club algunos ya le habían observado actitudes fuera de lugar, como su pelea con Sebastián Driussi, un pibe, en el último superclásico de verano.
Claramente, la calentura inicial de los mellizos fue aplacándose. Se movieron muy bien al exigirles a los jugadores que dieran la cara en una conferencia de prensa (ver aparte). Y muy bien le vino a los hermanos que la dirigencia, rápidamente, saliera a comunicar que habrá sanciones económicas para ambos (ver página 6). Los Schelotto quieren evaluar bien la situación para que, deportivamente, también haya alguna medida, lo más justa posible, hecho que nunca es fácil de establecer. Por lo pronto, ambos iban a ser titulares el sábado en el amistoso contra Tigre. En estas horas hay serias dudas de que eso ocurra. En lo inmediato, si Silva había emparejado mucho su disputa con Fabra, esto le hará perder unos casilleros. Lo mismo para el chaqueño en la zaga, en un momento, además, en el que la puja con Tobio, Vergini y Magallán está más abierta que nunca. Claramente, se metieron en la pelea equivocada...