Italia se consagra como principal vía de entrada de migrantes en la UE

El 60% de los arribados a las costas italianas se desplazan por motivos económicos

Lucía Abellán
Bruselas, El País
Italia ha relevado a Grecia como gran foco de entradas de migrantes -y en mucha menor medida de refugiados- en la UE. La llamada ruta del Mediterráneo central registró 181.459 llegadas en 2016, un número ligeramente superior al contabilizado en Grecia, según datos presentados este miércoles por Frontex. La agencia europea de fronteras destaca el cambio del perfil de los arribados a Europa. Frente al gran volumen de demandantes de asilo identificados en Grecia, un 60% de quienes desembarcan en las costas italianas lo hacen por motivos económicos. “Hay un gran número de migrantes del África occidental que aguardan en Libia [para desplazarse a Europa]”, ha avanzado el director de Frontex, Fabrice Leggeri, que vaticina cifras similares este año.


El acuerdo migratorio firmado entre Turquía y la UE en marzo de 2016 redujo prácticamente a cero las llegadas a las costas griegas desde abril. Eso ha provocado un descenso total (considerando todas las fronteras exteriores comunitarias) del 72%, con un vuelco en las nacionalidades que llaman a las puertas europeas. Ahora solo un 17% son sirios (aunque en 2016 siguieron siendo el grupo identificado más numeroso). Pese a la caída en picado, los 511.371 migrantes registrados en todo el club comunitario representan un número “significativamente superior a la de cualquier año entre 2010 y 2014”, cuando las cifras empezaron a crecer por el impacto de las primaveras árabes.

El negocio de las mafias que transportan a los migrantes ha cambiado su modo de operar en los últimos dos años. Frente al modelo anterior de barcos relativamente grandes y con combustible suficiente para arribar a Italia, los traficantes emplean ahora barcazas pequeñas y rudimentarias, con una media de 160 personas cada una y con escaso combustible. “Nuestros barcos actúan prácticamente en Libia”, advirtió el director de Frontex. Leggeri defendió mantener “un justo equilibrio” entre salvar vidas y alimentar el negocio de los traficantes, que obtiene pingües beneficios al dar por hecho el salvamento que realizan las diferentes misiones de la UE e italianas desplegadas en la zona, así como la cooperación al rescate de algunas ONG. Y apostilló: “A lo mejor tenemos que reconsiderar ese equilibrio”, aunque la prioridad sigue siendo evitar muertes en el Mediterráneo.

Con esa elevada proporción de migrantes sin derecho a asilo, las expulsiones adquieren mayor relevancia. Pero las dificultades para ejecutarlas son ingentes. En primer lugar, las autoridades nacionales expiden pocas órdenes de retorno porque “sus capacidades son limitadas”, según Leggeri. Y de las que emiten, una buena parte quedan sin aplicar. Los datos de Frontex indican que la UE logró el año pasado deportar a un 58% de los migrantes con orden de expulsión. Pero la letra pequeña alerta de que los datos son incompletos. Eurostat, la agencia estadística de la UE, que emplea otra metodología para el recuento, apunta a una tasa de devoluciones del 39% en 2015 (para el mismo año Frontex calculaba un 61%).
Acelerar las expulsiones

Ante ese perfil del migrante cada vez más alejado del demandante de asilo clásico, la Comisión Europea trabaja en un plan para acelerar estos retornos, de procedimiento muy complejo porque requieren la identificación completa de la persona y el consentimiento del Estado al que se la deporta.

Sin abandonar esta vía, a largo plazo Bruselas solo confía en pactar con los países de origen -principalmente con los africanos- para que frenen los tránsitos a cambio de dinero para el desarrollo y de algunas oportunidades de migración legal. “Tenemos que inspirarnos en el modelo español”, pidió el director de Frontex, en referencia a la cooperación que inició el Gobierno de Zapatero con los países del vecindario sur para cerrar la crisis de llegadas a España en 2006. El Ejecutivo de Mariano Rajoy ha mantenido esa estrategia.

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