El nuevo Ferrari asusta a Vettel
Franco
As
Dentro de seis días hará 21 años de la primera vez que Michael Schumacher se subió a un Ferrari de Fórmula 1. En aquella jornada en Fiorano, el alemán se fue con una sonrisa en el corazón y una gran preocupación en la mente. “Era un desastre, un pedazo de basura, de verdad que lo era”, dijo entonces Edie Irvine, su compañero de entonces. Pero en 1996 el Kaiser ganó tres carreras y llevó a su equipo al segundo puesto en constructores.
Después de la época de Fernando Alonso en Ferrari, cuando estuvieron a punto de recuperar su mejor versión gracias al talento y el coraje del español, en Maranello echaron mano de Baby Schumi. Y Sebastian Vettel prácticamente repitió la primera temporada de su mentor en el equipo italiano. Pero la prueba real era en la segunda. Y ahí se ha visto que el tetracampeón no es igual que Michael o al menos no ha hecho las cosas de la misma manera. Porque en 1997, más allá de su descalificación en la última carrera, luchó por el título hasta el final, logró cinco victorias y ocho podios para quedarse con 78 puntos por los 81 de Villeneuve. Muy distinto es lo que ha pasado en 2016 con el equipo rojo. Han regresado al tercer puesto en constructores superados de manera clara por Mercedes y Red Bull. Y Vettel en ningún momento ha luchado por las victorias, cuarto en el campeonato a 173 puntos de su compatriota Rosberg.
En el tercero y el cuarto Michael se vio superado por los McLaren de Mika Hakkinen, pero logró ocho victorias a pesar del terrible accidente que sufrió en 1999 en Silverstone y que le dejó fuera seis carreras. En 2000 inició la mejor era de Ferrari en su historia y que solo Renault y el joven Alonso fueron capaces de cerrar.
¿Por qué Schumacher tuvo el éxito que se le negó a Alonso y no parece ser posible con Vettel? Sobre todo y ante todo porque ya estaba Jen Todt y además se llevó con él a Byrne y Ros Brawn. ¿Imaginan que hubiera pasado si Seb hubiera fichado con Horner y Newey en el paquete? Porque además, según nuestras fuentes, tampoco la temporada 2017 tiene pinta de ser la de Ferrari. A Vettel ya le han enseñado el coche y no parece muy feliz con lo que ve, aunque no llega al punto de hablar con Irvine del monoplaza. De hecho ha mostrado su disgusto y se prepara para una temporada compleja, aunque realmente hasta que los coches no se pongan en marcha en Australia no se conocerá la realidad absoluta de la competitividad de cada uno.
Una opinión similar anticipa Gerhard Berger. “La realidad es que están en una espiral descendente. Ferrari tuvo algún éxito en 2015 y asumieron que era todo un logro, pero ahora están muy lejos de Mercedes y Red Bull, en cierto modo están de vuelta a la época en la que piloté para ellos”, explica el austriaco que estuvo de 1993 a 1995, justo hasta que llegó Schumacher.
“Vettel subestimó lo que Michael hizo en ese momento, Schumacher se fue a Ferrari sí, pero con la gente de Benetton en su equipaje. Cuando llegó, Ferrari estaba en el estado de hoy. Sebastian debería haber dado el paso a Ferrari sólo si hubiera podido, como Michael lo hizo llevar a ciertas figuras clave de Red Bull con él”, se reafirma Berger. Que, coincidiendo con nuestras fuentes, no augura un gran año a la Scuderia: “No veo que habrá mucho cambio en Ferrari en 2017 y entonces Vettel tendrá que tomar una decisión sobre su futuro”. Si Vettel se fuera no habría aceptado el reto de su ídolo de niñez, ni siquiera habría aguantado lo que Alonso que se fue antes de iniciar un sexto año sin título. Los datos y las sensaciones del nuevo Ferrari no son buenas, pero esto es F1… ¿darán la sorpresa y Vettel dejará de ser Baby Schumi… o dejará de merecer el apelativo? Esto es Ferrari, donde todo puede pasar, lo peor, sin duda, pero también lo mejor.
As
Dentro de seis días hará 21 años de la primera vez que Michael Schumacher se subió a un Ferrari de Fórmula 1. En aquella jornada en Fiorano, el alemán se fue con una sonrisa en el corazón y una gran preocupación en la mente. “Era un desastre, un pedazo de basura, de verdad que lo era”, dijo entonces Edie Irvine, su compañero de entonces. Pero en 1996 el Kaiser ganó tres carreras y llevó a su equipo al segundo puesto en constructores.
Después de la época de Fernando Alonso en Ferrari, cuando estuvieron a punto de recuperar su mejor versión gracias al talento y el coraje del español, en Maranello echaron mano de Baby Schumi. Y Sebastian Vettel prácticamente repitió la primera temporada de su mentor en el equipo italiano. Pero la prueba real era en la segunda. Y ahí se ha visto que el tetracampeón no es igual que Michael o al menos no ha hecho las cosas de la misma manera. Porque en 1997, más allá de su descalificación en la última carrera, luchó por el título hasta el final, logró cinco victorias y ocho podios para quedarse con 78 puntos por los 81 de Villeneuve. Muy distinto es lo que ha pasado en 2016 con el equipo rojo. Han regresado al tercer puesto en constructores superados de manera clara por Mercedes y Red Bull. Y Vettel en ningún momento ha luchado por las victorias, cuarto en el campeonato a 173 puntos de su compatriota Rosberg.
En el tercero y el cuarto Michael se vio superado por los McLaren de Mika Hakkinen, pero logró ocho victorias a pesar del terrible accidente que sufrió en 1999 en Silverstone y que le dejó fuera seis carreras. En 2000 inició la mejor era de Ferrari en su historia y que solo Renault y el joven Alonso fueron capaces de cerrar.
¿Por qué Schumacher tuvo el éxito que se le negó a Alonso y no parece ser posible con Vettel? Sobre todo y ante todo porque ya estaba Jen Todt y además se llevó con él a Byrne y Ros Brawn. ¿Imaginan que hubiera pasado si Seb hubiera fichado con Horner y Newey en el paquete? Porque además, según nuestras fuentes, tampoco la temporada 2017 tiene pinta de ser la de Ferrari. A Vettel ya le han enseñado el coche y no parece muy feliz con lo que ve, aunque no llega al punto de hablar con Irvine del monoplaza. De hecho ha mostrado su disgusto y se prepara para una temporada compleja, aunque realmente hasta que los coches no se pongan en marcha en Australia no se conocerá la realidad absoluta de la competitividad de cada uno.
Una opinión similar anticipa Gerhard Berger. “La realidad es que están en una espiral descendente. Ferrari tuvo algún éxito en 2015 y asumieron que era todo un logro, pero ahora están muy lejos de Mercedes y Red Bull, en cierto modo están de vuelta a la época en la que piloté para ellos”, explica el austriaco que estuvo de 1993 a 1995, justo hasta que llegó Schumacher.
“Vettel subestimó lo que Michael hizo en ese momento, Schumacher se fue a Ferrari sí, pero con la gente de Benetton en su equipaje. Cuando llegó, Ferrari estaba en el estado de hoy. Sebastian debería haber dado el paso a Ferrari sólo si hubiera podido, como Michael lo hizo llevar a ciertas figuras clave de Red Bull con él”, se reafirma Berger. Que, coincidiendo con nuestras fuentes, no augura un gran año a la Scuderia: “No veo que habrá mucho cambio en Ferrari en 2017 y entonces Vettel tendrá que tomar una decisión sobre su futuro”. Si Vettel se fuera no habría aceptado el reto de su ídolo de niñez, ni siquiera habría aguantado lo que Alonso que se fue antes de iniciar un sexto año sin título. Los datos y las sensaciones del nuevo Ferrari no son buenas, pero esto es F1… ¿darán la sorpresa y Vettel dejará de ser Baby Schumi… o dejará de merecer el apelativo? Esto es Ferrari, donde todo puede pasar, lo peor, sin duda, pero también lo mejor.