El Eibar ridiculiza al Valencia, que mira otra vez al abismo

Un soberbio Eibar arrolló al Valencia y dio una lección en Mestalla. Marcaron Sergi Enrich en dos ocasiones, Adrián y Dani García, autor este último de una fabulosa volea.

Conrado Valle
As
El Eibar caricaturizó al Valencia. Lo hizo añicos. En verdad como otros rivales esta temporada. Pero con el añadido de que esta vez fue con Voro en el banquillo. Ya no queda efecto ni remiendos. Mendilibar quemó la receta de su colega y les recordó a los blanquinegros lo lejos que aún les queda el final de Liga. De nuevo miran al pozo, dónde su fútbol les sitúa. Fue un Valencia sin orden ni intensidad. Lo contrario que el Eibar, que ganó por primera vez en Mestalla con honores y un golazo.


De Parejo se dirá esto, aquello o lo otro. Pero sin él el Valencia fue incapaz de dar tres pases seguidos. Sin noticias de Mina, Suárez y Medrán. Zaza fue un islote a cuya cabeza solo en una ocasión encontró Gayà. Sin embargo Escalante y Dani García camparon por Mestalla como Bolt por unas Olimpiadas. Ellos, Adrián, Pedro León y Enrich. Todo balón dividido se lo llevaban. Todo lo bueno que se vio lo hicieron los de Mendilibar.

De Escalante nació el gol de Sergi Enrich y también el penalti que acabó por ponerle la puntilla al Valencia. Porque llegar al descanso con 0-1 hubiera sido hasta un alivio para los blanquinegros y sin embargo la primera parte acabó con penalti, expulsión y gol de Adrián.
Cayó en la provocación Carlos Soler, que en cinco segundos recibió golpes por partida doble: primero un manotazo de Escalante y después, por devolvérselo y verlo el árbitro, guantazo en forma de roja de Munuera Montero.

Voro liberó a Cancelo de los pitos de la grada y apostó por Orellana a ver si el chileno armaba el taco en su debut. Pero, amigo, ese cuento a otro equipo. No a este Eibar de Mendilibar. Los vascos salieron tras el descanso como antes de marcharse. Más metidos, más centrados, más precisos. El golazo de Dani García no hizo más que refrendar la superioridad en el partido de unos y el cuarto de Sergi Enrich el ridículo de temporada de los otros. De no ser por el amarillo chillón de su equipación y un tardío remate de Orellana, Yoel hubiera vuelto por Mestalla de incógnito.

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