Dimite la estrella de Breitbart, el medio ultra que apoya a Trump, tras defender la pederastia
El incendiario Milo Yiannopoulos fue condenado incluso por sus aliados conservadores
Jan Martínez Ahrens
Washington, El País
Milo Yiannopoulos desata un incendio a cada paso que da. Católico, homosexual, poeta fracasado y ultraderechista impenitente, este provocador nato es una de las estrellas de Breitbart, el estridente medio que dirigía Steve Bannon antes de ocupar el puesto de estratega jefe de Donald Trump. Desde esa atalaya extremista, que apoyó los postulados más explosivos del republicano, Milo Yiannopoulos alcanzó una notoriedad que ahora se le ha vuelto en contra. Dueño de un humor patibulario, a sus 33 años ha cruzado un límite que difícilmente podrá superar: en unas entrevistas grabadas en vídeo ha defendido la pederastia e incluso ha bromeado con ella.
El resultado ha sido fulminante. La Conferencia de Acción Política Conservadora, el sancta sanctorum de la derecha estadounidense, le ha retirado la invitación a participar en su gran acto del miércoles. La editorial Simon & Schuster ha cancelado la publicación de su autobiografía (Dangerous), por la que había pagado un anticipo de 250.000 dólares. Y sus propios colegas de Breitbart, posiblemente asombrados por las dimensiones del incendio, pidieron su dimisión como editor del medio. Un paso que finalmente Yiannopoulos dio hoy por la mañana.
"Breitbart me apoyó cuando otros no lo hacían. Me permitieron llevar mis ideas libertarias y conservadoras a comunidades que de otro modo no las hubiesen conocido. Son un factor significativo de mi éxito. Cometería un error si mis palabras distrajesen del importante trabajo de mis colegas, por eso hoy dimito de Breitbart. La decisión es solo mía", anunció.
Dimisión de Yiannopoulos.
El escándalo no es algo nuevo para Milo Yiannopoulos. Defensor de que los homosexuales “vuelvan al armario” e islamófobo rabioso, sus charlas han sido a menudo suspendidas por la negativa de los invitados a sentarse junto a una carga de nitroglicerina semejante. Twitter, tras amonestarle por sus comentarios racistas sobre la matanza de Orlando, le ha retirado la cuenta de forma permanente debido a sus ataques racistas a la actriz Leslie Jones. Y a principios de mes, un grupo de estudiantes de la Universidad de California en Berkeley (San Francisco) impidió con violencia una charla suya.
La protesta alcanzó tal resonancia que el propio Trump, ya presidente, tuiteó amenazas a favor de Milo Yiannopoulos. “La Universidad de Berkeley no permite la libertad de expresión y practica la violencia sobre personas inocentes con un punto de vista diferente. ¿Retirada de fondos federales?”.
Esta vez, Trump ha preferido callar. El misil lanzado contra el provocador ha sido bien elegido. Sus palabras pertenecen a unas entrevistas hechas hace más de un año y fácilmente rastreables en la web. Habían pasado inadvertidas hasta que este domingo cuentas conservadoras como The Reagan Battalion, empezaron a airearlas. El efecto fue demoledor.
En las grabaciones, el editor de Breitbart dice, entre otras cosas: “La atracción sexual hacia alguien con 13 años, que es sexualmente maduro, no es pedofilia”. Y recordando los abusos sexuales que sufrió de niño a manos de un cura: “No daría tan buen sexo oral si no fuera por el padre Michael”.
Las disculpas ofrecidas por Yannopoulos no han servido para apagar el fuego. Nadie se ha tomado en serio su argumento de que se trataba de un destilado de su “habitual mezcla de sarcasmo británico, provocación y humor negro”.
Los grandes medios estadounidenses han aprovechado la ocasión para ajustar cuentas con quien nunca ha dejado de hacerlo con los más débiles. Su caso ha sido aireado por doquier y sus colegas conservadores le han dado la espalda. Para muchos republicanos las estridencias de la era Trump empiezan a ser excesivas.
Jan Martínez Ahrens
Washington, El País
Milo Yiannopoulos desata un incendio a cada paso que da. Católico, homosexual, poeta fracasado y ultraderechista impenitente, este provocador nato es una de las estrellas de Breitbart, el estridente medio que dirigía Steve Bannon antes de ocupar el puesto de estratega jefe de Donald Trump. Desde esa atalaya extremista, que apoyó los postulados más explosivos del republicano, Milo Yiannopoulos alcanzó una notoriedad que ahora se le ha vuelto en contra. Dueño de un humor patibulario, a sus 33 años ha cruzado un límite que difícilmente podrá superar: en unas entrevistas grabadas en vídeo ha defendido la pederastia e incluso ha bromeado con ella.
El resultado ha sido fulminante. La Conferencia de Acción Política Conservadora, el sancta sanctorum de la derecha estadounidense, le ha retirado la invitación a participar en su gran acto del miércoles. La editorial Simon & Schuster ha cancelado la publicación de su autobiografía (Dangerous), por la que había pagado un anticipo de 250.000 dólares. Y sus propios colegas de Breitbart, posiblemente asombrados por las dimensiones del incendio, pidieron su dimisión como editor del medio. Un paso que finalmente Yiannopoulos dio hoy por la mañana.
"Breitbart me apoyó cuando otros no lo hacían. Me permitieron llevar mis ideas libertarias y conservadoras a comunidades que de otro modo no las hubiesen conocido. Son un factor significativo de mi éxito. Cometería un error si mis palabras distrajesen del importante trabajo de mis colegas, por eso hoy dimito de Breitbart. La decisión es solo mía", anunció.
Dimisión de Yiannopoulos.
El escándalo no es algo nuevo para Milo Yiannopoulos. Defensor de que los homosexuales “vuelvan al armario” e islamófobo rabioso, sus charlas han sido a menudo suspendidas por la negativa de los invitados a sentarse junto a una carga de nitroglicerina semejante. Twitter, tras amonestarle por sus comentarios racistas sobre la matanza de Orlando, le ha retirado la cuenta de forma permanente debido a sus ataques racistas a la actriz Leslie Jones. Y a principios de mes, un grupo de estudiantes de la Universidad de California en Berkeley (San Francisco) impidió con violencia una charla suya.
La protesta alcanzó tal resonancia que el propio Trump, ya presidente, tuiteó amenazas a favor de Milo Yiannopoulos. “La Universidad de Berkeley no permite la libertad de expresión y practica la violencia sobre personas inocentes con un punto de vista diferente. ¿Retirada de fondos federales?”.
Esta vez, Trump ha preferido callar. El misil lanzado contra el provocador ha sido bien elegido. Sus palabras pertenecen a unas entrevistas hechas hace más de un año y fácilmente rastreables en la web. Habían pasado inadvertidas hasta que este domingo cuentas conservadoras como The Reagan Battalion, empezaron a airearlas. El efecto fue demoledor.
En las grabaciones, el editor de Breitbart dice, entre otras cosas: “La atracción sexual hacia alguien con 13 años, que es sexualmente maduro, no es pedofilia”. Y recordando los abusos sexuales que sufrió de niño a manos de un cura: “No daría tan buen sexo oral si no fuera por el padre Michael”.
Las disculpas ofrecidas por Yannopoulos no han servido para apagar el fuego. Nadie se ha tomado en serio su argumento de que se trataba de un destilado de su “habitual mezcla de sarcasmo británico, provocación y humor negro”.
Los grandes medios estadounidenses han aprovechado la ocasión para ajustar cuentas con quien nunca ha dejado de hacerlo con los más débiles. Su caso ha sido aireado por doquier y sus colegas conservadores le han dado la espalda. Para muchos republicanos las estridencias de la era Trump empiezan a ser excesivas.