Correa asume una segunda vuelta y advierte: “Si gana la oposición, tendré que regresar”
El presidente de Ecuador cree que su candidato afronta una "pelea con la derecha del mundo"
Francesco Manetto
Soraya Constante
Quito, El País
Rafael Correa advirtió este miércoles de que en caso de que gane la oposición en la segunda vuelta de las presidenciales en Ecuador no tendría inconveniente en regresar a la primera línea de la política. El mandatario en funciones asegura que tiene previsto dejar el país e instalarse en Bélgica tras una década en el poder. Pero dejó claro que no descarta volver si los electores no avalan finalmente, en la próxima votación que se celebraría el 2 de abril, el proyecto de su candidato, Lenín Moreno. Lo haría, dijo, para “no perder lo logrado”.
“Si gana la oposición probablemente tendré que regresar más pronto y estar en el momento histórico que se requiere”, afirmó Correa. El padre de la llamada “revolución ciudadana”, que mantuvo un encuentro con corresponsales de prensa extranjera en el palacio presidencial en Quito, admitió que, según sus cálculos, con más del 98,5% de los votos escrutados, los ecuatorianos tendrán que volver a las urnas. Y ante ese escenario quiso lanzar algunos mensajes. En primer lugar, se mostró convencido de que su sucesor se impondrá finalmente frente al conservador Guillermo Lasso, que busca ahora capitalizar el voto de los demás líderes de la oposición y ya ha logrado el respaldo de Cynthia Viteri, candidata del Partido Social Cristiano. “Nosotros estamos felices de haber ganados con más de un millón [de votos], si ellos están felices por haber logrado una segunda vuelta, allá ellos. Los volveremos a derrotar en abril”, mantuvo.
En segundo lugar, se empleó en descalificar al principal adversario de Moreno, candidato del Movimiento CREO y expresidente del Banco de Guayaquil. “Hoy ha venido una nueva derecha, cavernaria, totalmente entregada al norte”, opinó. En ese contexto, llegó a comparar la próxima contienda electoral con “la batalla de Stalingrado”. “Vamos a pelear contra la derecha del mundo”, prosiguió. “Va a haber centenas de millones de dólares”, lanzó en referencia a los intereses en juego y al respaldo internacional de la oposición, “pero ya nos ha tocado enfrentarnos a esta clase de escenarios y hemos vencido”.
En tercer lugar, concedió que una victoria de la oposición precipitaría su regreso. “En un año me podrían tener de nuevo aquí”, ha contestado al ser preguntado sobre esa hipótesis. También se ha referido Correa una figura jurídica recogida en la Constitución ecuatoriana y conocida como la “muerte cruzada”, que otorga facultades al Ejecutivo de para disolver al legislativo. Si gobierna Lasso, tendría que hacerlo un Parlamento en el que, probablemente, el partido oficialista perdería poder pero conservaría la mayoría absoluta. Esta circunstancia puede abocar a un bloqueo. En caso de elecciones anticipadas, por tanto, dejó la puerta abierta a su vuelta.
¿Por qué dio un paso atrás el líder del Movimiento Alianza PAÍS? Lo hizo tras el desgaste de los últimos años y la recesión que en 2016 golpeó Ecuador, pero el presidente saliente lo negó, enmarcó esa decisión en una reflexión sobre su vida personal y encuadró el frenazo de su formación en una coyuntura histórica. Son tiempos difíciles para los buenos progresistas. Son momentos duros, pero tampoco son momentos terribles”, razonó. “Mi intención después de entregar el mandato es irme a vivir unos años a Bélgica”, el país de origen de su esposa. “Es muy desagradable no tener vida privada, los insultos, las amenazas… a la gente decente nos molesta”, aseguró. Aseguró que le debe a su familia “unos años de paz y tranquilidad”.
A pesar de sus advertencias, rechazó estar detrás de las decisiones de su antiguo vicepresidente, una figura con menor popularidad y proyección. “Otra campaña sucia es: ‘Lenín en la Presidencia, Correa en el poder”, afirmó. El mandatario, con un carácter distinto y mucho más explosivo que el del candidato de Alianza PAÍS, vino a reconocer que Ecuador encara un cambio al menos en la forma de hacer política. Eso se notó ya, según los analistas, durante una campaña electoral de perfil bajo, en la que Moreno trató de construir un perfil propio y marcó distancias con el legado de Correa. El presidente en funciones afirmó: “También creo que se requiere un cambio de estilo en la conducción, con la revolución ciudadana, pero que no polarice tanto por su forma de ser”. “Yo creo que se necesita una persona que polarice menos y esa persona, la adecuada, es Lenín Moreno”, agregó, antes de agitar el espantajo de una dura confrontación con los partidos de la oposición: “Pero si perdemos continuará la polarización”.
Francesco Manetto
Soraya Constante
Quito, El País
Rafael Correa advirtió este miércoles de que en caso de que gane la oposición en la segunda vuelta de las presidenciales en Ecuador no tendría inconveniente en regresar a la primera línea de la política. El mandatario en funciones asegura que tiene previsto dejar el país e instalarse en Bélgica tras una década en el poder. Pero dejó claro que no descarta volver si los electores no avalan finalmente, en la próxima votación que se celebraría el 2 de abril, el proyecto de su candidato, Lenín Moreno. Lo haría, dijo, para “no perder lo logrado”.
“Si gana la oposición probablemente tendré que regresar más pronto y estar en el momento histórico que se requiere”, afirmó Correa. El padre de la llamada “revolución ciudadana”, que mantuvo un encuentro con corresponsales de prensa extranjera en el palacio presidencial en Quito, admitió que, según sus cálculos, con más del 98,5% de los votos escrutados, los ecuatorianos tendrán que volver a las urnas. Y ante ese escenario quiso lanzar algunos mensajes. En primer lugar, se mostró convencido de que su sucesor se impondrá finalmente frente al conservador Guillermo Lasso, que busca ahora capitalizar el voto de los demás líderes de la oposición y ya ha logrado el respaldo de Cynthia Viteri, candidata del Partido Social Cristiano. “Nosotros estamos felices de haber ganados con más de un millón [de votos], si ellos están felices por haber logrado una segunda vuelta, allá ellos. Los volveremos a derrotar en abril”, mantuvo.
En segundo lugar, se empleó en descalificar al principal adversario de Moreno, candidato del Movimiento CREO y expresidente del Banco de Guayaquil. “Hoy ha venido una nueva derecha, cavernaria, totalmente entregada al norte”, opinó. En ese contexto, llegó a comparar la próxima contienda electoral con “la batalla de Stalingrado”. “Vamos a pelear contra la derecha del mundo”, prosiguió. “Va a haber centenas de millones de dólares”, lanzó en referencia a los intereses en juego y al respaldo internacional de la oposición, “pero ya nos ha tocado enfrentarnos a esta clase de escenarios y hemos vencido”.
En tercer lugar, concedió que una victoria de la oposición precipitaría su regreso. “En un año me podrían tener de nuevo aquí”, ha contestado al ser preguntado sobre esa hipótesis. También se ha referido Correa una figura jurídica recogida en la Constitución ecuatoriana y conocida como la “muerte cruzada”, que otorga facultades al Ejecutivo de para disolver al legislativo. Si gobierna Lasso, tendría que hacerlo un Parlamento en el que, probablemente, el partido oficialista perdería poder pero conservaría la mayoría absoluta. Esta circunstancia puede abocar a un bloqueo. En caso de elecciones anticipadas, por tanto, dejó la puerta abierta a su vuelta.
¿Por qué dio un paso atrás el líder del Movimiento Alianza PAÍS? Lo hizo tras el desgaste de los últimos años y la recesión que en 2016 golpeó Ecuador, pero el presidente saliente lo negó, enmarcó esa decisión en una reflexión sobre su vida personal y encuadró el frenazo de su formación en una coyuntura histórica. Son tiempos difíciles para los buenos progresistas. Son momentos duros, pero tampoco son momentos terribles”, razonó. “Mi intención después de entregar el mandato es irme a vivir unos años a Bélgica”, el país de origen de su esposa. “Es muy desagradable no tener vida privada, los insultos, las amenazas… a la gente decente nos molesta”, aseguró. Aseguró que le debe a su familia “unos años de paz y tranquilidad”.
A pesar de sus advertencias, rechazó estar detrás de las decisiones de su antiguo vicepresidente, una figura con menor popularidad y proyección. “Otra campaña sucia es: ‘Lenín en la Presidencia, Correa en el poder”, afirmó. El mandatario, con un carácter distinto y mucho más explosivo que el del candidato de Alianza PAÍS, vino a reconocer que Ecuador encara un cambio al menos en la forma de hacer política. Eso se notó ya, según los analistas, durante una campaña electoral de perfil bajo, en la que Moreno trató de construir un perfil propio y marcó distancias con el legado de Correa. El presidente en funciones afirmó: “También creo que se requiere un cambio de estilo en la conducción, con la revolución ciudadana, pero que no polarice tanto por su forma de ser”. “Yo creo que se necesita una persona que polarice menos y esa persona, la adecuada, es Lenín Moreno”, agregó, antes de agitar el espantajo de una dura confrontación con los partidos de la oposición: “Pero si perdemos continuará la polarización”.